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El diésel se abarata menos en España que en Francia pese a aplicar una subvención mayor
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LA BONIFICACIÓN SE COME LA BAJADA

El diésel se abarata menos en España que en Francia pese a aplicar una subvención mayor

Los conductores españoles pagan 23 céntimos menos por el gasóleo que antes de la rebaja de 20 céntimos, mientras que los franceses se ahorran 30 céntimos con una bonificación de 18

Foto: Un repostaje de gasóleo. (EFE/EPA/Rob Engelaar)
Un repostaje de gasóleo. (EFE/EPA/Rob Engelaar)
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España replicó el modelo francés de descuentos a los combustibles, pero la jugada no le ha salido tan bien como a su vecino. Al menos en lo que se refiere al diésel. El carburante usado por la mayoría de los conductores se abarató 0,228 euros de media desde la entrada en vigor de la rebaja del Gobierno, apenas tres céntimos más que los estipulados en el real decreto de medidas para hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra. En el mismo periodo, el descenso al norte de los Pirineos rozó los 30 céntimos.

Los datos muestran una gran paradoja: donde se ha aprobado una bonificación mayor, la caída de los precios ha sido menor. En España, el Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez estipuló una subvención de 20 céntimos, que se descuentan sobre el montante final del combustible. En Francia, en cambio, la rebaja es de solo 15 céntimos, pero excluye el IVA, por lo que asciende a 18 en la mayor parte del país, donde se aplica un impuesto del 20% (en los territorios de ultramar, por ejemplo, no existe carga impositiva, por lo que se reduce a 15 céntimos).

Las últimas cifras del 'Boletín petrolero' de la Unión Europea dan alas a la desconfianza de los ciudadanos y las asociaciones de consumidores, que temían que las petroleras aprovechasen la medida para aumentar sus márgenes. Aunque estas lo niegan y el Ejecutivo y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia no han encontrado indicios de que sea así, existe un hecho cierto: el mismo descenso del barril de petróleo se ha notado menos en los precios de los carburantes de las gasolineras españolas que en los de otros países de Europa. Y Francia es el mejor espejo en que mirarse.

El Gobierno de Emmanuel Macron empezó a aplicar la bonificación al mismo tiempo que el de Pedro Sánchez: el pasado 1 de abril. Para hacer el cálculo, se ha escogido la media ponderada de la semana anterior a su entrada en vigor (del 22 al 28 de marzo) y la de la primera semana completa de la rebaja (del 5 al 11 de abril). En ese periodo, el diésel cayó siete céntimos más en Francia que en España, pese a que el descuento del país galo es dos céntimos menor. En el aire flota una pregunta: ¿adónde van los nueve céntimos de diferencia?

Más allá de las particularidades de ambos mercados, se pueden buscar varias explicaciones. La primera, y más intuitiva, apunta a una característica de la medida española que está ausente en la francesa: mientras al norte de los Pirineos toda la subvención corre a cargo del Estado, al sur las grandes petroleras (Repsol, Cepsa y BP) tienen que aportar una cuarta parte de la misma (cinco céntimos).

Foto: A partir de este viernes, el litro de carburante tendrá un descuento de 20 céntimos. (EFE/Miguel Oses)

Otra posible causa podría ser el 'timing' de ambas medidas. Mientras que el Ejecutivo de Macron anunció la suya el pasado 12 de marzo, el de Sánchez esperó hasta el 28. En ese lapso de tiempo, existiría la posibilidad de que las gasolineras francesas y españolas actuasen de manera diferente, con subidas o bajadas preventivas antes de hacer frente a la nueva situación (todas las grandes del mercado nacional anunciaron descuentos adicionales, es una intensa guerra comercial). Sin embargo, no ha sido así. Si se coge como referencia la semana anterior al anuncio francés (del 1 al 7 de marzo), los precios en París cayeron seis céntimos, el doble que en Madrid.

La evolución de Francia es más parecida a la de los principales países europeos que la de España. En ambos casos, el abaratamiento es muy superior a la media, pero si se descuentan las rebajas del Estado, se sitúa por debajo. En otras palabras: el gasóleo se hubiera abaratado igual sin bonificaciones. De hecho, los otros 25 Estados miembros no las introdujeron durante este tiempo, y muchos de ellos han tomado otro tipo de medidas, como las rebajas fiscales, aunque en la mayor parte de los casos todavía no han entrado en vigor.

Los descuentos no consiguen sumarse automáticamente al abaratamiento 'natural' de los combustibles

Entre el 28 de marzo y el 11 de abril, el diésel se abarató unos 15 céntimos en la Unión Europea y más de 17 en la eurozona. Parece poco comparado con los casi 23 céntimos de España, pero es seis veces más que en nuestro país si se elimina el dopaje de las medidas del Gobierno. Francia, en cambio, se queda mucho más cerca: el gasóleo costaría 12 céntimos aunque el Elíseo no hubiera puesto en marcha el descuento. Es un dato peor que el de Alemania, donde se depreció 18 céntimos, pero mejor que el de Italia, donde solo bajó 10.

En la gasolina se mantiene la disparidad entre el bloque hispanofrancés y el resto, pero se reducen las diferencias entre los vecinos a ambos lados de los Pirineos. El segundo carburante más utilizado se abarató en España 0,212 euros desde el inicio de la medida, cerca de dos céntimos menos que en Francia (-0,228 euros). La diferencia es casi lo misma que la que existe entre las subvenciones de ambos países, pero en beneficio del país que menos bonifica el combustible. En el resto de Europa, la súper 95 se depreció la mitad, pero si se elimina el efecto de las bonificaciones, lo hizo cinco veces más.

Tanto al norte como al sur de la frontera, los datos ponen de manifiesto que los descuentos no consiguen sumarse automáticamente al abaratamiento 'natural' de los combustibles provocado por la caída del precio del petróleo. De hecho, la subvención se come la mayor parte de la bajada. Es imposible saber qué hubiera ocurrido sin ella, pero lo cierto es que en Francia está resultando, de momento, más efectiva que en España. También es cierto que el país galo jugaba con un mayor margen, al partir de unos precios superiores. España sigue siendo uno de los Estados europeos con los combustibles más baratos, porque los grava con menos impuestos. Los problemas absolutos siempre tienen una gravedad relativa.

España replicó el modelo francés de descuentos a los combustibles, pero la jugada no le ha salido tan bien como a su vecino. Al menos en lo que se refiere al diésel. El carburante usado por la mayoría de los conductores se abarató 0,228 euros de media desde la entrada en vigor de la rebaja del Gobierno, apenas tres céntimos más que los estipulados en el real decreto de medidas para hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra. En el mismo periodo, el descenso al norte de los Pirineos rozó los 30 céntimos.

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