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El dilema irresoluble de la izquierda llega a las casas de apuestas: "Hay empleos en juego"
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UGT REVIENTA EL FRENTE COMÚN

El dilema irresoluble de la izquierda llega a las casas de apuestas: "Hay empleos en juego"

UGT se alinea con la industria del juego para "proteger" miles de puestos de trabajo por la "demonización" del sector. Pero algunos en la izquierda lo ven como una traición a las clases obreras

Foto: Una manifestación en 2019 contra la proliferación de las casas de apuestas. (EFE)
Una manifestación en 2019 contra la proliferación de las casas de apuestas. (EFE)

La industria del juego lo describió como un día "histórico", UGT como algo "normal" y otros sectores de la izquierda como una traición a las clases más humildes. El sindicato de trabajadores firmó la semana pasada un documento con los principales actores del sector para proteger miles de empleos ante la "demonización" de las casas de apuestas por parte de partidos políticos y gobiernos. Este gesto vuelve a poner de relieve una vieja e irresoluble fractura en la izquierda española, donde ante un tema conflictivo unos apuestan por defender como sea los puestos de trabajo mientras que otros prefieren mantenerse fiel a sus ideas y proteger al consumidor.

El sector, que ha recalcado que el acuerdo no tiene "precedentes" en la historia, ha conseguido sumar un importante apoyo con UGT en un momento en el que algunas administraciones intentan endurecer las regulaciones de los salones de juego, como por ejemplo distanciando las casas de apuestas de los colegios a 700 metros en Valencia. Este tipo de medidas, advierten desde el sindicato, podría suponer un buen mordisco a los 260.000 empleos directos e indirectos del sector -incluyendo Loterías y Apuestas del Estado y la ONCE-.

"Algunas decisiones adoptadas desde el poder público no han sido objeto de contraste empírico y puede afectar al desarrollo de un negocio que representa el 0,38% del PIB, 326 millones de euros en cotizaciones sociales y unos impuestos de 1.789 millones de euros", afirmaba el comunicado, titulado 'Acuerdo estatal por el empleo en el sector del juego', firmado por dos portavoces de UGT y cuatro representantes de la industria. Al acto también acudieron los diputados regionales socialistas Fernando Fernández Lara, concejal por Alcalá, y Diego Cruz Torrijos, Secretario Segundo de la Asamblea de Madrid, quien celebró el consenso en "una época de tanto ruido".

Foto: Exterior de una casa de apuestas. (Javier Corbacho)

Para otros sectores más a la izquierda del PSOE, sin embargo, no son buenas noticias. El ministro de Consumo Alberto Garzón ha tratado de endurecer las regulaciones a la industria del juego, reduciendo la publicidad de las apuestas deportivas en televisión y radio y prohibiendo a los futbolistas y equipos de fútbol lucir anuncios de este sector a partir de septiembre -La Liga ha recurrido esta normativa-. En septiembre de 2020, la diputada nacional de Podemos Lucía Muñoz cargó duramente contra estos negocios en la tribuna del Congreso: "Cada vez que echas una moneda a la ruleta, hay un cerdo capitalista multimillonario riéndose en tu cara porque [...] la banca siempre gana y tú siempre pierdes".

“Nuestra prioridad fundamental es proteger a las víctimas de ludopatía, a los que acaban arruinados por engancharse al juego, a los menores… y luego van los trabajadores”, explica Rubén Sánchez, portavoz de FACUA. Sánchez compara la actual situación de las casas de apuestas y el peligro de los puestos de trabajo con la prohibición del Gobierno a las visitas a domicilio de comerciales del sector energético, que afectó a más de 5.000 comerciales en España. "Se tuvo que destruir empleo, porque había comerciales realizando visitas a puerta fría en toda España, dedicándose por orden de las contratas a engañar a la gente. Y se prohíben esas visitas porque se estaban produciendo fraudes clarísimos", afirma.

El dilema de la izquierda: caso Arabia Saudí

Esta división entre un sector de la izquierda que prefiere proteger los puestos de trabajo tras una crisis económica sin precedentes en España y la posición tradicional de políticos o asociaciones que quieren mantenerse fiel a sus ideas pese a las consecuencias colaterales no es nueva. Guarda algunas similitudes en su día con la defensa de los mineros -pese a que desde un punto de vista ecológico estaban en contra del uso del carbón- o con la industria armamentística. En 2018, Kichi, el alcalde de Cádiz, defendió la fabricación y venta de corbetas a Arabia Saudí, pese a que Podemos, su partido, había hecho campaña contra el envío de armas a Riad por su involucración en la guerra de Yemen.

"En Arabia Saudí los derechos humanos no son respetados y estoy en contra de eso, pero mientras, ¿qué comemos?", se preguntaba Kichi ante las críticas de Greenpeace, Amnistía Internacional o incluso algunos sectores de su propio partido. El encargo de Riad a Navantia, la constructora naval, iba a crear 6.000 puestos de trabajo indirectos y directos en la región.

Desde UGT, sin embargo, rechazan la dicotomía entre tener que elegir entre empleos o proteger a los consumidores y ser fiel a tus ideas. Defienden una suerte de tercera vía. "Se pueden hacer muchas comparaciones, porque por esa misma regla de tres es como decir que como tengo colesterol no pueden abrir las carnicerías", afirma Miguel Ángel Rodríguez, Secretario Estatal de Juego de UGT, quien facilitó el acuerdo entre el sindicato de trabajadores y la industria del azar.

Desde UGT insistieron durante el evento que no hay "colectivos sociales en peligro por el juego”

En el propio documento y en las declaraciones posteriores a la firma, los representantes del sindicato aseguraron que el sector del juego “está sufriendo una demonización” ya que la opinión pública está vertiendo una “idea perversa” sobre su trabajo. “No es verdad que haya colectivos sociales en peligro por el juego”, afirmó el propio Rodríguez durante el evento, según recoge la crónica de Azarplus.

Foto: (Foto: EFE)

Él insiste en que la firma de este documento no cambia la postura de UGT, pero sí reconoce que la unión es un acto simbólico porque había en juego muchos puestos de trabajo. "Nosotros siempre hemos defendido el juego regulado y la organización del sector a través de licencias y el control del Estado, pero es que la nueva planificación arrasa con las casas de apuestas y los salones del juego. Si hay juego regulado no hay juego ilegal", insiste Rodríguez, quien lleva afiliado en el sindicato desde los años 90.

Desde el sector aseguran que el ataque de algunas administraciones contra ellos es “inédito en la democracia española” porque se están sacando leyes con carácter retroactivo que afectan a locales de juego —no solo casas de apuestas, sino también casinos o bingos— que ya tienen licencia. "Estamos totalmente de acuerdo en defender el juego seguro y responsable, pero hay que compaginarlo y buscar un equilibrio con el derecho al trabajo, no hace falta despedir a miles de personas", explica en conversación telefónica Alejandro Landaluce, director de CeJuego (Consejo Empresarial del Juego), que representa en torno al 70% del sector privado en España.

Pero Facua insiste en que, en este caso, hay que ponderar intereses. "Si hay que acabar cerrando casas de apuestas porque no dan tanto dinero por la regulación de sus horarios o que sean menos atractivas por la imagen que se está generando a nivel social, esos trabajadores deberán buscarse otros empleos en la hostelería", asegura Sánchez, quien insiste en que los mayores perjudicados son las personas de bajo nivel económico que gastan su dinero en las casas de apuestas.

Fuego cruzado a los trabajadores

Además de CeJuego, en el acto previo a la firma también participaron ANESAR (Asociación Española de Empresarios de Salones de Juego y Recreativos), CEJ (Confederación Española de Organizaciones de Empresarios del Juego del Bingo) y FEJBA (La Federación de Empresas de Juego del Bingo). El secretario técnico de este último, Jesús Serrano, aseguró que hay una “pandemia mediática” contra su sector y el acuerdo servirá para recibir “esa vacuna que tanto necesitamos”.

Foto: Astilleros de Navantia en la localidad gaditana de San Fernando. (EFE)

"Las medidas que se han implantado en algunos sitios en España, como en Valencia, son demagógicas", continúa Landaluce. "Para proteger a menores o gente con problemas con el juego no tienes por qué poner distancias. ¿O acaso ponemos distancia entre los bares y las iglesias? ¿O con los colegios? Son medidas de otro siglo. Y, si las ponen, que no las pongan para locales que ya están abiertos".

Entre medias del fuego cruzado entre partidos políticos de izquierdas, el sector del juego y la UGT quedan los camareros y técnicos de sala de las casas de apuestas, quienes apenas por un sueldo de 1.000 euros sufren una creciente animadversión por parte de la sociedad.

"A mí me han criticado, me han dicho el típico comentario de "yo no trabajaría nunca ahí" y demás, pero yo les contestaba: ¿Critico yo tu trabajo?", explica Teresa, una joven que, al acabar la carrera y encontrarse sin trabajo, aceptó un empleo en una casa de apuestas de Madrid. "Al final te tienes que buscar la vida, trabajas por dinero, no por gusto... y quien diga lo contrario está mintiendo".

La industria del juego lo describió como un día "histórico", UGT como algo "normal" y otros sectores de la izquierda como una traición a las clases más humildes. El sindicato de trabajadores firmó la semana pasada un documento con los principales actores del sector para proteger miles de empleos ante la "demonización" de las casas de apuestas por parte de partidos políticos y gobiernos. Este gesto vuelve a poner de relieve una vieja e irresoluble fractura en la izquierda española, donde ante un tema conflictivo unos apuestan por defender como sea los puestos de trabajo mientras que otros prefieren mantenerse fiel a sus ideas y proteger al consumidor.

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