El líder del 'lobby' empresarial soberanista llama traidores a la Generalitat y a Waterloo

El Centre Català de Negocis (CCN) es el 'lobby' que representa a los pequeños empresarios que desde hace años apostaron de manera firme por el independentismo. De allí salió Joan Canadell, que fundó esta entidad y ahora ha llegado a presidir la Cámara de Comercio de Barcelona. Pues bien, en un giro inesperado de los acontecimientos, el actual presidente del CCN, Albert Pont, ha acusado de traidores a toda la clase política soberanista, tanto a los que ocupan la Generalitat como a los que están en la cárcel o los que han optado por huir al extranjero. “Algún día sabremos si nuestras autoridades huían de la Justicia española o de nosotros mismos, si se entregaban para ser juzgados o bien para ponerse bajo la protección del Estado ante un pueblo que acababa de partirse la cara por ellos y que no hubiera perdonado una traición semejante. No deben temer el juicio de la Justicia española, sino el juicio de la historia”, ha sentenciado Pont.

Eso, y mucho más, lo ha puesto negro sobre blanco un Albert Pont que destila hartazgo y tristeza por la situación y por la imposibilidad de que el proceso independentista catalán salga adelante a medio plazo. Lo ha manifestado en una carta colgada en la página web del CCN y que se titula, con mucha ironía 'Consell per la República, L’outsider', en una obvia burla al artefacto montado por Carles Puigdemont en Waterloo.

Albert Pont llegó a la presidencia del CCN en 2013. Gestiona un 'family office' ubicado en Masnou, donde se encuentra parte de la fortuna de su familia, denominado The Black Swan Family Office. Como escritor, fue autor de un panfleto de cierto éxito en el mundo independentista titulado 'Delenda est Hispania', en 2012, una obra prologada por el sociólogo Salvador Cardús que daba argumentos a favor de la independencia de Cataluña y contemplaba la disolución del Estado español.

Al final de su mandato, Pont ha lanzado una carga de profundidad contra toda la clase política soberanista y luego se ha ido de vacaciones. Para Pont, “el ‘procesismo’ busca nuestro agotamiento" a través de un mecanismo perverso, ya que "hace tiempo que todo gira insoportablemente en torno a los presos, los exiliados y las luchas de poder” en lugar de concretar nada, y concluye que "si de verdad los queremos proteger de sus propios verdugos, más valdría dejarles dar un paso al lado". Según este líder empresarial, "nada de lo que se pueda decidir desde el exilio o la cárcel nos acercará a la independencia" y aboga por un relevo de la plana mayor soberanista. Nadie se ha atrevido a tanto. Ni el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, cuando desde la cárcel en enero de 2019 pidió para el movimiento “nuevos liderazgos porque no se puede gobernar ni desde la cárcel ni desde la prisión”.

Mentiras y faroles

La visión de los 'hechos de octubre' de 2017 que ofrece Albert Pont pone los pelos de punta. “Tuvimos la oportunidad de advertir a los altos cargos de la Generalitat sobre la imprudencia y el grave error que sería ir de farol, hasta que el farol se nos hizo tan evidente que el corazón se nos encogió ante la rotundidad de la mentira que se estaba articulando”, denuncia el presidente del CCN desde su convencido independentismo. “Años después, supimos que todo respondía a una voluntad manipuladora para generar confianza hacia nuestros representantes e instituciones, para permitirles vendernos con éxito un relato que nunca se cumpliría”, sentencia este empresario y escritor. Pont utiliza la expresión 'farol', la misma que hizo popular la 'exconsellera' de Ensenyament Clara Ponsatí.

“Ni había estructuras de estado ni la mínima intención de hacer efectiva la declaración de independencia”, asegura el presidente de un organismo que siempre ha defendido que Cataluña sea independiente. Y lo mismo piensa de los actuales representantes electos en el Parlament. Además confiesa que advirtieron a la Generalitat que se produciría una fuga de empresas parecida a la que había tenido lugar en Quebec.

Impostura de los partidos

Sobre el momento político actual, Pont apunta que “hoy comenzamos a sospechar que la aparente falta de unidad política [de los partidos independentistas] solo es eso: una burda apariencia, una tergiversación de la realidad”, que califica de “burdo ‘ball de bastons’, una misma coreografía que nos impide avanzar”. Un excusa, en esencia, para aplazar de manera indefinida la ruptura con el Estado español.

Por eso, el CCN “ha dejado de exigir la unidad a los partidos políticos porque al hacerlo podíamos acabar alimentando una falsedad, mientras que sin querer desviaríamos la atención de la opinión pública de lo que realmente nos puede hacer avanzar hacia la independencia”.

Albert Pont incluso afirma que si el CCN ganó las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona, fue porque los políticos no creían en la victoria

Frente a la hipocresía de la clase política, Albert Pont contrapone las acciones del CCN. Así, recuerda que ha sido el CCN el único organismo que en estos años ha conseguido un éxito para el independentismo al ganar por una holgada mayoría absoluta la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona, y aventura: “Quizá ganamos tan cómodamente porque los partidos soberanistas no creyeron que nuestra victoria fuese posible”.

Este brutal distanciamiento del CCN de los mandatarios catalanes coincide con el de otras entidades del entorno separatista. Así, la ANC también ha marcado distancias con los partidos políticos. Desde la periferia de la Generalitat, las voces discrepantes cada vez son más. Y la sensación de estancamiento del movimiento político, más evidente, por mucho que haya nuevas proclamas como el 'ho tornarem a fer' de Jordi Cuixart.