Menos xenofobia y chinos de oro: radiografía de los emprendedores inmigrantes

"A ver qué va a hacer este negro con mi móvil". Berlin se ha topado con miradas recelosas y comentarios así desde que regenta un local de envío de remesas y reparación de teléfonos en Madrid. Algunos clientes se muestran reacios a entrar en la tienda de este camerunés, si bien las actitudes xenófobas ya no son tan frecuentes como lo eran en los primeros años de crisis. Así lo sugieren los autores de 'Emprendedores inmigrantes y el éxito de la industria de remesas en Europa', un estudio elaborado por el Instituto de Empresa (IE) en colaboración con la compañía de envío de dinero Ria Money Transfer.

El racismo se empezó a notar con más intensidad entre 2008 y 2010, años críticos para la economía española. Muchos españoles no tenían ningún inconveniente en culpar al inmigrante de la falta de empleo. "Siempre hay que buscar un chivo expiatorio, y esta vez les tocó a ellos", sostiene Sebastian Plubins, director general de Ria Money Transfer para la zona EMEA & South Asia, en declaraciones a El Confidencial. Así, explica que el rechazo al extranjero no procedía (ni procede) solo de los ciudadanos. "Los policías les paran en el metro y les piden su DNI sin motivo alguno".

Aunque la recuperación económica en absoluto ha erradicado la xenofobia, sí ha aliviado un poco la situación. Ninguno de los encuestados en España (aparte de Berlin) ha incidido en este aspecto, lo que no significa que el problema haya dejado de existir. "Los latinoamericanos suelen ser mejor recibidos, pero los musulmanes no suelen decir lo mismo. Hay un pico de quejas entre las personas nacidas en Pakistán", explica Plubins.

Ahorrar y crecer, objetivo de los chinos

Los autores del informe han analizado la situación de un grupo de inmigrantes de 14 países que han montado un pequeño negocio de envío de remesas en España, modelo que suelen combinar con otros productos o servicios, como peluquería en el caso de los nigerianos, locutorio para los latinos o verdulería para los paquistaníes. La mayoría de los emprendedores proceden de Pakistán (662), seguidos de Marruecos (429) y Colombia (182), si bien uno de los aspectos más llamativos tiene que ver con la nula presencia de los chinos en el estudio.

"A los chinos les va bien. Su misión es acumular dinero desde que llegan para poder emprender al cabo de dos o tres años. Ellos no envían dinero a su país, ahorran", invierten y crecen en España para que más adelante sus familiares puedan venir y sumarse al negocio, justifica Plubins. "Es supercomplicado acceder a este mercado como investigadores", añade por su parte Julio de Castro, director académico del programa de doctorado del IE y autor principal del estudio.

No obstante, los últimos datos del Banco Mundial no casan con esta idea. Los chinos son la tercera nacionalidad que más dinero manda a su país de origen desde España, con 1.065 millones de euros en 2014, por detrás de Francia (2.566) y Marruecos (1.581). En cualquier caso, desde el Instituto de Empresa precisan que este colectivo suele tener "otro modelo de envío".

La edad, el sexo, la experiencia previa como autónomos, la profesión de los padres o el hecho de estar nacionalizado o no son algunos de los factores que influyen en el rendimiento de los emprendedores. "Al nacionalizarse, los inmigrantes tienen acceso a redes y un menor riesgo tanto para ellos mismos como para su negocio", detalla el estudio. Los beneficios económicos también aumentan con los años de vida, pues las personas mayores de 50 suelen tener más dinero en la hucha que los jóvenes.

¿Y el idioma? Los autores explican que tuvieron que realizar algunas entrevistas en inglés porque los encuestados no hablaban español. "Cuanto mayor es la diferencia lingüística entre los países de acogida y origen, menor es el rendimiento económico, porque este factor limita su adaptación al nuevo ambiente y reduce las oportunidades", concluye el informe.

Pero la conclusión más difícil de entender tiene que ver con otro factor: cuanto menor es la tolerancia de la población hacia los inmigrantes, mayores son los beneficios que estos registran en su negocio. "No estamos seguros de cuáles son los motivos. Quizás es porque la posibilidad de empleo alternativo se reduce, lo cual hace que los emprendedores se esfuercen más y estén dispuestos a asumir más riesgos. Esto se traduce en mayores rendimientos", reza el estudio.

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De la misma manera, los inmigrantes procedentes de países más pobres obtienen más rentabilidad en su negocio. Esto puede deberse a que están más motivados, dadas las mejores condiciones de vida, tienen menos que perder o están más dispuestos a poner toda la carne en el asador, explican los autores. El gasto social del país de acogida también influye en positivo.

Solo un 24% montó un negocio por necesidad. "Su perfil no se corresponde con la creencia de que emprenden ante la ausencia de alternativas"

Las quejas más frecuentes de los emprendedores extranjeros no distan demasiado de las de los españoles. Demasiadas trabas, falta de apoyo por parte de las instituciones, mucho papeleo, pocos incentivos para montar un negocio, enorme peso de los impuestos... Aun así, el 74% de los encuestados se lanzó a la piscina porque vio una oportunidad, y no porque necesitase reinventarse para poder comer. "Su perfil es completamente diferente a la creencia de que son personas con un nivel muy bajo de educación que se meten en un negocio ante la ausencia de alternativas".

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Ellas rinden más y consiguen mejores resultados. Aunque solo representan el 27,6% de la muestra, los investigadores han detectado que el rendimiento de las mujeres inmigrantes es mayor al de los hombres, algo que vinculan a un nivel de profesionalidad superior. Otra posibilidad es que sean mejores en el trato y la interacción con el cliente o más conservadoras respecto al riesgo.