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El ministro Soria se sube al carro del 4G móvil de la mano de Yoigo y Orange
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LAS NUEVAS INVERSIONES DE LAS TELECOS JUSTIFICAN EL DIVIDENDO DIGITAL DEL GOBIERNO

El ministro Soria se sube al carro del 4G móvil de la mano de Yoigo y Orange

Nunca es tarde si la dicha es buena, pero lo cierto es que España va a ser uno de los últimos países de la zona euro,

Foto: El ministro Soria se sube al carro del 4G móvil de la mano de Yoigo y Orange
El ministro Soria se sube al carro del 4G móvil de la mano de Yoigo y Orange

Nunca es tarde si la dicha es buena, pero lo cierto es que España va a ser uno de los últimos países de la zona euro, incluso por detrás de Portugal, en incorporarse a la nueva era de la telefonía móvil 4G. El retraso es un efecto más de esa crisis financiera que ha derribado las expectativas de inversión de las grandes compañías incumbentes. Por fortuna, y como está visto que no hay bien que por mal no venga, los llamados operadores alternativos se han adelantado a coger el testigo de los avances tecnológicos para ganar cuota a marchas forzadas dentro del gran hipermercado de las telecomunicaciones.

Tras un año amargo de largo batallar con las grandes empresas del país, José Manuel Soria podrá degustar en los próximos días un dulce que, aunque pequeño en su tamaño, es muy grande en su significación. El Ministerio de Industria ha estado demasiado ocupado tejiendo y destejiendo esa multimillonaria red de subvenciones que sólo en el sector energético ha encallado con un déficit de tarifa de casi 30.000 millones de euros. Pero ahora, por fin, los presuntos responsables de la política industrial están en condiciones de sacar pecho y hacer honor a esta noble función, descuidada como un destartalado patito feo dentro del modelo de crecimiento económico protagonizado por España en los últimos años.

Aunque resulta extraño la pole position de tan fascinante carrera, esta ha sido ocupada por los últimos operadores del mercado que ahora se disponen a ser los primeros en la implantación de la denominada tecnología LTE (Long Term Evolution). Yoigo, la antigua Xfera vitaminada por Telia Sonera, seguida inmediatamente después por Orange, con el músculo financiero e industrial de France Telecom, han anunciado al secretario de Estado de Telecomunicaciones, Víctor Calvo-Sotelo, su propósito de lanzar dos redes paralelas que supondrán la introducción de la cuarta generación de telefonía móvil en España este mismo verano.

La presentación en sociedad de la buena nueva está prevista para dentro de una semana, con motivo de la visita a Madrid de Tero Kivisaari, presidente del área de Movilidad Empresarial de Telia Sonera y uno de los principales artífices en el giro que la multinacional nórdica acaba de dar en España tras la decisión de suspender la venta de Yoigo. El cuarto operador telefónico ha permanecido un año en cuarentena a partir de una estrategia de desinversión justificada principalmente en criterios de riesgo país. El tiempo ha jugado en contra de la operación y el Ministerio de Industria se ha encargado de dar la puntilla a los eventuales compradores advirtiendo de los compromisos financieros que implicaba la adquisición de una entidad concesionaria del Estado español. 

Inversión de 100 millones y creación de 1.000 puestos de trabajo

El Gobierno se ha salido con la suya, que no era otra que asegurar la competencia abierta en un mercado donde la desaparición del farolillo rojo amenazaba con encender las alarmas de un oligopolio irreversible. No en vano, Yoigo ha alcanzado un 7% de cuota de mercado con una política comercial agresiva que trata de hacer virtud de la necesidad aprovechando la ocasión que brinda la crisis. El mensaje ha sido perfectamente entendido por la casa matriz, y Telia Sonera ha divisado una ventana de oportunidad para meterse hasta la cocina del 4G dentro de una apuesta que juega fuerte con las expectativas de recuperación en España.

El Ministerio de Industria va a desplegar la alfombra roja a la multinacional escandinava, cuyo proyecto supone la inversión de 100 millones de euros y la creación de 1.000 puestos de trabajo adicionales a los 3.500 que aporta Yoigo a la industria de telecomunicaciones. La hoja de ruta compromete la instalación inmediata de 400 estaciones que posteriormente se ampliarán a 2.500 antes de finales de año. El objetivo es completar una red de 5.000 estaciones que permita la cobertura del servicio a pleno nivel nacional. Orange prevé también dotar una red con 750 emplazamientos iniciales que deberán estar operativos en septiembre.

De la mano de ambas compañías, el Gobierno se sube al carro de una tecnología que quintuplica la velocidad de acceso a internet, superando de largo al célebre ADSL e igualando las prestaciones de la fibra óptica. El vídeo entrará de lleno en el móvil, aparte de otras muchas aplicaciones de datos que justifican plenamente la reordenación del espectro radioeléctrico acordada por el Consejo de Ministros hace menos de un mes.

El Ministerio de Industria ha encontrado en la nueva tecnología un extraordinario argumento que le permite legitimar el llamado dividendo digital como punta de lanza para que todas las operadoras de 'telecos' puedan desplegar sus respectivas redes de LTE. Las frecuencias más eficientes de 800 megahercios que ahora se emplean para la TDT serán transferidas dentro de un año a Telefónica y compañía. Yoigo y Orange, cuya menor dimensión en España les permite disponer de una infraestructura no ocupada, han ganado tiempo al tiempo para tomar la delantera antes de que los gigantes del sector se sumen, como no puede ser de otra manera, a la gran revolución del 4G en España.

Nunca es tarde si la dicha es buena, pero lo cierto es que España va a ser uno de los últimos países de la zona euro, incluso por detrás de Portugal, en incorporarse a la nueva era de la telefonía móvil 4G. El retraso es un efecto más de esa crisis financiera que ha derribado las expectativas de inversión de las grandes compañías incumbentes. Por fortuna, y como está visto que no hay bien que por mal no venga, los llamados operadores alternativos se han adelantado a coger el testigo de los avances tecnológicos para ganar cuota a marchas forzadas dentro del gran hipermercado de las telecomunicaciones.

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