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El Gobierno urge a Iberia para que convenza al Sepla antes de que IAG se arrepienta del pacto
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SE HA SALVADO LA SEMANA SANTA PERO EL CONFLICTO SIGUE ABIERTO

El Gobierno urge a Iberia para que convenza al Sepla antes de que IAG se arrepienta del pacto

Despejado el horizonte laboral de Semana Santa tras la desconvocatoria de la huelga, el conflicto de Iberia se prolonga callada y silenciosamente con dos grandes asignaturas

Foto: El Gobierno urge a Iberia para que convenza al Sepla antes de que IAG se arrepienta del pacto
El Gobierno urge a Iberia para que convenza al Sepla antes de que IAG se arrepienta del pacto

Despejado el horizonte laboral de Semana Santa tras la desconvocatoria de la huelga, el conflicto de Iberia se prolonga callada y silenciosamente con dos grandes asignaturas pendientes de negociación. De un lado, la discusión sobre los niveles de productividad que implican a todos los colectivos de la aerolínea. De otra parte, y tal vez más acuciante, la necesidad de llegar a un acuerdo con el Sepla para que los pilotos no queden marginados de un marco de relaciones laborales que puede nacer cojo y sin garantía alguna de asegurar la paz social que necesita la compañía.

No es oro todo lo que reluce tras la exitosa mediación de Gregorio Tudela. Si el sindicato de pilotos se resiste a firmar el pacto, como es el caso, el programa de reestructuración planteado por la compañía se verá gravemente mermado. De entrada, los excedentes tendrán que reducirse aún más porque de los 3.141 trabajadores incluidos en el expediente de regulación un total de 258 son pilotos. Iberia no podrá despedir a este grupo desde el momento en que los intereses del Sepla se cobijan a buen recaudo bajo el paraguas del laudo dictado por Jaime Montalvo en el anterior conflicto sobre Iberia Express.

Tanto el Ministerio de Fomento en calidad de organismo regulador como también el Ministerio de Empleo como autoridad laboral han mantenido contactos informales con todos los agentes involucrados en el conflicto para buscar una salida que garantice la incorporación del Sepla a la propuesta del mediador. Hasta la fecha, las presiones se han demostrado infructuosas y si alguien no lo remedia en los próximos días, la dirección del sindicato de pilotos expondrá su más rotundo rechazo al acuerdo en la asamblea que tiene convocada con sus trabajadores para el próximo 3 de abril. 

El Sepla considera que la oferta de la aerolínea no satisface los mínimos aceptados por el resto de colectivos. La indemnización máxima que propone Iberia para los pilotos no llega a 16 días por año trabajado y además tampoco se garantizan listas voluntarias para acogerse a las bajas previstas en el expediente. Bajo estas condiciones se antoja todavía más complicado abordar una negociación que recorte los insostenibles derechos adquiridos de los pilotos en busca de una mejora de la productividad en toda la compañía. La propuesta del mediador exige una reducción de las tripulaciones, además de un incremento en el número de días de ocupación y del límite de horas de vuelo, así como la reducción de los tiempos de escala.

La posibilidad de lograr un consenso unánime sobre estas materias se antoja una quimera dado el plazo mínimo de un mes establecido en la propuesta de Tudela. En caso contrario, el mediador propuso una reducción salarial del 4% adicional al 14% que se ha fijado para los pilotos y tripulantes de cabina y al 7% que van a sufrir el resto del personal de tierra.

Solución cogida con alfileres

El acuerdo firmado en presencia de Ana Pastor el pasado día 13 ha servido para alejar los nubarrones que se cernían de cara a la campaña turística de Semana Santa pero fuentes oficiales admiten que la solución “está cogida realmente con alfileres” y, lo que es peor, puede dar motivos de nuevos sobresaltos si la plana mayor de International Airlines Group (IAG) encuentra motivos para arrepentirse de su posición colaboracionista. En realidad, la casa matriz de Iberia aceptó el plan del mediador a rastras y después de comprobar que los consejeros españoles, sabiamente respaldados por el Gobierno, se habían hecho fuertes en los puestos de mando del propio holding corporativo.

El consejero delegado de IAG, Willie Walsh, se mantiene muy escéptico sobre la eficacia de un acuerdo que cuesta 500 millones de euros al grupo sin garantizar tampoco las ‘líneas rojas’ dibujadas originalmente en el Plan de Transformación de la antigua compañía española de bandera. Sin el respaldo declarado de los pilotos es muy difícil que Iberia pueda desarrollar su filial ‘low cost’ e integrar con plena eficacia las operaciones de Vueling, tal y como pretende IAG. En otras palabras, el primer ejecutivo de Londres tiene renovados argumentos para cargarse de razón, pasar al ataque con la petición de nuevos ajustes y abrir de nuevo en canal un conflicto que, de momento, está cerrado en falso.

Despejado el horizonte laboral de Semana Santa tras la desconvocatoria de la huelga, el conflicto de Iberia se prolonga callada y silenciosamente con dos grandes asignaturas pendientes de negociación. De un lado, la discusión sobre los niveles de productividad que implican a todos los colectivos de la aerolínea. De otra parte, y tal vez más acuciante, la necesidad de llegar a un acuerdo con el Sepla para que los pilotos no queden marginados de un marco de relaciones laborales que puede nacer cojo y sin garantía alguna de asegurar la paz social que necesita la compañía.

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