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La reforma laboral 'pactada' agoniza por falta de dinero para bonificar empleo fijo
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PESIMISMO ENTRE SINDICATOS Y PATRONAL

La reforma laboral 'pactada' agoniza por falta de dinero para bonificar empleo fijo

La reforma laboral agoniza. Por el momento, ni sindicatos ni empresarios quieren hablar en público de fracaso, pero en privado tienen el convencimiento de que el largo

Foto: La reforma laboral 'pactada' agoniza por falta de dinero para bonificar empleo fijo
La reforma laboral 'pactada' agoniza por falta de dinero para bonificar empleo fijo

La reforma laboral agoniza. Por el momento, ni sindicatos ni empresarios quieren hablar en público de fracaso, pero en privado tienen el convencimiento de que el largo alumbramiento no acabará con final feliz. O dicho en otros términos. Todo indica que el Gobierno se verá finalmente obligado a hacer lo que ha negado en innumerables ocasiones: una reforma laboral al margen de los agentes sociales, en particular sin el respaldo explícito de los sindicatos. Como ayer, de hecho, sugirió el propio Zapatero.

 

“A día de hoy seguimos negociando”, decía ayer a últimas horas de la tarde un dirigente sindical a El Confidencial. Pero sólo “a día de hoy”, lo que significa que en cualquier momento se pueden interrumpir los contactos. Aunque esta vez con carácter definitivo. La opinión de los empresarios es también matizada. CEOE continúa negociando con UGT y CCOO, pero en esta ocasión juegan a su favor los nuevos tiempos que soplan desde Moncloa. La patronal tiene la esperanza puesta en que el Gobierno legisle unilateralmente. Considera que de esta manera  se podrían traspasar algunas de las líneas rojas que han puesto los sindicatos en la negociación, y que tienen que ver con la generalización del uso del contrato indefinido con 33 días de indemnización por año trabajado, frente a los 45 del contrato fijo ordinario.

Los sindicatos aceptan ampliar el número de colectivos a los que se puede aplicar esta modalidad de contratación (creada en 1997), pero a cambio exigen recursos para incentivar y/o bonificar la conversión de puestos de trabajo temporales en fijos. El problema radica, sin embargo, en que en pleno tijeretazo al gasto público, ahora no hay dinero para esas políticas. Y sin dinero, eso sería tanto como aceptar una rebaja del despido sin contrapartidas, por lo que sindicatos no están dispuestos a pasar por ahí. Según algunas estimaciones, de los aproximadamente 2.600 millones de euros presupuestados este año por el Gobierno para programas de bonificaciones se han gastado ya más de 2.400 millones, lo que significa que sólo con recursos adicionales se puede favorecer la conversión de empleo eventual en indefinido.

Reformas sólo coyunturales

En un contexto de fuerte ajuste del gasto público no parece posible salvar este escollo, y de ahí que el pesimismo se haya instalado en las filas sindicales, que hasta ahora han defendido la necesidad de hacer reformas laborales vinculadas a la coyuntura económica, pero sin movimientos estructurales que signifiquen una pérdida de derechos para los trabajadores.

“Las cosas están muy mal”, dijo otro sindicalista a este diario. Las centrales, en cualquier caso, no parecen dispuestas a ‘echarse al monte’ en caso de que el Gobierno -presionado por Bruselas- se vea obligado a legislar unilateralmente. Claro está, salvo que en la propuesta se incluya  alguna reforma de corte radical que arruine definitivamente el diálogo social. Y la generalización del contrato de 33 días no iría en esa dirección.

Los sindicatos están convencidos, como sucedió en 1994, que una reforma laboral ‘light’ puede ser bloqueada en la negociación colectiva, y de ahí que continúen apostando por una respuesta ‘moderada’ a las decisiones del Gobierno. Y en verdad la historia de las relaciones laborales en los últimos 30 años ha demostrado que una reforma laboral que nazca sin el acuerdo de patronal y sindicatos está condenada a tener efectos muy limitados. En convenio colectivo, por ejemplo, se puede impedir la generalización del contrato con despido más barato u otras reformas análogas. Lo mismo sucede con la movilidad interna dentro de las empresas, que está determinada por lo pactado en convenio.

Así las cosas, los próximos días son cruciales desde el punto de vista de la negociación, Toda vez que el Gobierno se ha comprometido ante Bruselas a sacar adelante una reforma laboral. El Ejecutivo ya admite sin tapujos que existe una estrecha relación entre reducción  del déficit público y mercado de trabajo, y de ahí que en esta ocasión no pueda jugar de nuevo con el tiempo, como ha venido haciendo desde hace prácticamente dos años.

La reforma laboral agoniza. Por el momento, ni sindicatos ni empresarios quieren hablar en público de fracaso, pero en privado tienen el convencimiento de que el largo alumbramiento no acabará con final feliz. O dicho en otros términos. Todo indica que el Gobierno se verá finalmente obligado a hacer lo que ha negado en innumerables ocasiones: una reforma laboral al margen de los agentes sociales, en particular sin el respaldo explícito de los sindicatos. Como ayer, de hecho, sugirió el propio Zapatero.

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