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CCOO e Izquierda Unida quieren acabar con la hegemonía de Moral Santín en Caja Madrid
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CCOO e Izquierda Unida quieren acabar con la hegemonía de Moral Santín en Caja Madrid

Cuando José Antonio Moral Santín entró en 1995 en el consejo de administración de Caja Madrid  no existía Internet. Al menos como un fenómeno de masas.

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CCOO e Izquierda Unida quieren acabar con la hegemonía de Moral Santín en Caja Madrid

Cuando José Antonio Moral Santín entró en 1995 en el consejo de administración de Caja Madrid  no existía Internet. Al menos como un fenómeno de masas. José María Aznar todavía no había aterrizado en el Palacio de la Moncloa y José Luis Rodríguez Zapatero era un oscuro diputado de la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso de los Diputados. Pero como en el cuento de Augusto Monterroso, Moral Santín ya estaba allí. Representando a una Izquierda Unida de Madrid que ya no existe,  y cuyos dirigentes de hoy no saben cómo desprenderse de él. Tampoco en CCOO de Madrid quieren saber nada de su presencia en la caja de ahorros. En ambos casos, por la misma razón. Simplemente porque no se sienten representados.

Se da por descontando, sin embargo, que el actual vicepresidente de la cuarta entidad financiera de este país seguirá en su puesto una vez que se desbloquee, finalmente, el proceso electoral. ¿Gracias a quién? Pues al apoyo de la Federación de Banca de CCOO (Comfia) y, por supuesto, al respaldo del Partido Popular, mayoritario en la asamblea general y gran aliado de Moral Santín durante años.

¿Y por qué IU y CCOO de Madrid recelan de Moral Santín? La gota que ha colmado el vaso ha sido su nombramiento como futuro director de la versión española de la London School of Economics (LSE), la escuela de negocios británica famosa por inspirar la tercera Vía de Tony Blair.  Lo que ha llamado la atención de sus antiguos compañeros no es que haya sido catapultado a un puesto de tanto prestigio académico (al fin y al cabo es catedrático de Economía Aplicada), sino el hecho de que quienes financian el proyecto son, precisamente, dos entidades en las que Moral Santín tiene mando en plaza. “No es ético ni estético”, dice un dirigente de Izquierda Unida que prefiere guardar el anonimato.

El antiguo militante del PCPE (el partido prosoviético que creó el dirigente comunista Ignacio Gallego para desmarcarse del eurocomunismo de Santiago Carrillo) es, como se ha dicho, vicepresidente de Caja Madrid, pero también vocal de la Comisión de Propuestas de la Obra Social. Y no sólo eso. Es también consejero de Mapfre, la otra entidad que financia el proyecto (el ayuntamiento de Majadahonda ha puestos gratis los terrenos).

Moral Santín, en calidad de presidente del consejo de administración del Centro Internacional de Estudios Económicos y Sociales (Ciees), ya se ha presentado en público como cerebro del proyecto, lo cual ha encendido las alarmas en IU, donde no se entiende por razones ideológicas la presencia de un  dirigente de Izquierda Unida en la dirección de la LSE. Máxime cuando la coalición ha mostrado su oposición al Plan Bolonia por lo que supone de privatización de la universidad pública, y lo que va a ofrecer la nueva escuela de negocios son, precisamente, cursos de posgrado a precios prohibitivos, aunque haya una política de becas.

Un equilibrista político

La presencia de Moral Santìn -que no se baja del coche oficial desde hace 20 años (antes fue presidente de Telemadrid- ha suscitado ya pequeñas revueltas en Izquierda Unida. Algunos afiliados han pedido explicaciones a sus dirigentes madrileños porque consideran que el vicepresidente de Caja Madrid lleva demasiado tiempo jugando al equilibrio político en beneficio propio, no en beneficio de la coalición. Es decir, estamos ante una especie de 'hombre corcho' que siempre flota.

Moral Santín, sin embargo, se siente fuerte y ha logrado que ni CCOO ni IU-Madrid le retiren formalmente su apoyo. Fundamentalmente por una razón. La política de alianzas en Caja Madrid es tan frágil que ambas organizaciones temen que si cuestionan su presencia en los órganos de gobierno de la caja, la izquierda acabe por perder un representante, y ante esta posibilidad prefieren hacer mutis por el foro. Y es que Moral Santín aparece ante muchos como un auténtico equilibrista. Si durante años fue el mayor apoyo de Miguel Blesa frente a Esperanza Aguirre, en el momento en el que la presidenta de la Comunidad de Madrid cambió los Estatutos para mover la silla del presidente de Caja Madrid, Santín cambió de bando, y eso precipitó los acontecimientos. Tras el nuevo pacto con Aguirre, se aseguraba continuar en los órganos de dirección de la caja.

Moral Santín, por lo tanto, aparece como pieza clave en el puzle que está intentando construir Rodrigo Rato en los órganos de dirección de Caja Madrid. Si se cae de la lista el actual vicepresidente de la caja, el juego de equilibrios puede venirse abajo.

La situación es tan inusual que hace algunos meses Moral Santín cenó en petit comité con la dirección de IU para conocer si seguían apoyándole, pero de ahí no salió, según fuentes solventes, ni un sí ni un no. A pesar de eso, el vicepresidente de Caja Madrid logró su objetivo. Ser incluido en el Pacto de Estabilidad que firmaron inicialmente el Partido Popular, Comfia e IU, abierto posteriormente a otras formaciones. Lo curioso del caso es que Moral Santín se ha ido alejando progresivamente de la dirección de IU, y ya ni siquiera cuenta con el respaldo político de Ángel Pérez, el portavoz de la coalición en Madrid y uno de los hombres fuertes de la organización. Como dice un dirigente de IU, lo curioso es que quien le respalda ahora realmente es el Partido Popular.

Se cuenta que en una ocasión un dirigente de CCOO le preguntó a Ignacio González, el vicepresidente de la Comunidad Madrid, que por cuánto salía Moral Santín al año con tanto consejo de administración. ¿Por 50 millones de pesetas?, le preguntó el interesado. Se dice que el número dos de Aguirre le miró con cara de sorpresa y con un gesto facial le vino a decir que esa era una cantidad casi ridícula. Además de sus puestos en Caja Madrid y Mapfre, Moral Santín es consejero de Cibeles (la Corporación industrial de la entidad), y vocal de Altea Banco y de la Corporación Financiera de Caja Madrid. Como vicepresidente de la entidad representa a las corporaciones municipales, pese a que nunca ha formado parte de ningún ayuntamiento.

Cuando José Antonio Moral Santín entró en 1995 en el consejo de administración de Caja Madrid  no existía Internet. Al menos como un fenómeno de masas. José María Aznar todavía no había aterrizado en el Palacio de la Moncloa y José Luis Rodríguez Zapatero era un oscuro diputado de la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso de los Diputados. Pero como en el cuento de Augusto Monterroso, Moral Santín ya estaba allí. Representando a una Izquierda Unida de Madrid que ya no existe,  y cuyos dirigentes de hoy no saben cómo desprenderse de él. Tampoco en CCOO de Madrid quieren saber nada de su presencia en la caja de ahorros. En ambos casos, por la misma razón. Simplemente porque no se sienten representados.

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