Moncloa toma las riendas de la reforma laboral en detrimento de Corbacho

El diálogo social está atascado. Casi un año después de que sindicatos, patronal y Gobierno se conjuraran  para impulsar un nuevo modelo productivo basado en la competitividad y el empleo, los encuentros no han dado fruto alguno. Pero ahora, el presidente del Gobierno ha decidido tomar una participación más activa en todo el proceso de negociación. Hasta el punto de que el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Javier Vallés, se ha convertido en el interlocutor principal de los agentes sociales.

El ‘sacrificado’ ha sido el ministro Corbacho, que ha perdido peso en las negociaciones. Aunque altos cargos de Trabajo acuden a las reuniones, es Moncloa quien en realidad lleva el peso en los contactos ‘informales’ que se han celebrado hasta ahora. Y es que, según algunos expertos laborales, da la impresión de que Zapatero está convencido ahora de que el diálogo social no puede acabar en un fiasco. También los sindicatos y los empresarios son conscientes de que la opinión pública no entendería que, con más de cuatro millones de parados, unos y otros no se pongan de acuerdo, y de ahí que ahora se busque seriamente un pacto, aunque sea de mínimos.

Por el momento, sin embargo, el Gobierno no ha entregado a los agentes sociales una propuesta concreta sobre qué hacer para relanzar el empleo, probablemente como consecuencia de las elecciones al Parlamento Europeo. El Gobierno ha aplazado hasta pasado el 7-J cualquier encuentro con contenido real, pero a partir de esa fecha se supone que se acelerarán los contactos.

El Gobierno, en cualquier caso, ha achicado tanto el campo de juego que no tiene apenas margen de maniobra para actuar. Después de que Zapatero dijera que no tomaría ninguna medida laboral al margen de los agentes sociales, éstos tienen ‘bola negra’ para actuar, en palabras de un experimentado experto laboral, ya que cualquier de las dos partes puede frenar una propuesta gubernamental. Es decir, que tienen prácticamente derecho de veto, y sin plazo alguno, ya que desde Moncloa no se ha puesto ningún límite temporal a esta situación.

Reforma laboral

El único margen que tiene el Gobierno es, por lo tanto, acordar algo con los sindicatos y luego, posteriormente, llevarlo a la mesa de negociación para que lo acepte la CEOE. Pero hay que tener en cuenta que el documento presentado hace una semana por UGT y CCOO no se hace mención alguna a la necesidad de impulsar una reforma laboral, sin duda el asunto más reclamado por los empresarios. Hasta el punto de algunos economistas y expertos laborales vinculados a los sindicatos están impulsando un documento que niega, precisamente, que la actual legislación laboral sea culpable de que el desempleo haya escalado hasta el 17% de la población activa.

En ese manifiesto, que se presentará en las próximas semanas en Madrid, se defiende que “no es promoviendo el despido sin causa ni control judicial, como se avanza hacia un mercado laboral en el contexto de un nuevo modelo económico más productivo”. Igualmente, se argumenta que “la pretendida simplificación en el régimen de la contratación terminaría haciendo aflorar su verdadero propósito: la simplificación del régimen de despido”. En su opinión, “ya no habría, salvo en limitadísimas ocasiones, despidos procedentes ni improcedentes; el resultado sería la precariedad generalizada de los trabajadores y el abaratamiento del despido”.

El manifiesto viene a ser la respuesta que da el entorno sindical al documento firmado hace algunas semanas por un centenar de expertos reclamando una reforma laboral. Su objetivo es, en cualquier caso, abrir el debate desde una perspectiva ideológica más amplia.