"Mi actuación es muy pobre": una estatua de Djokovic que confirma el peor inicio de su carrera

Si una palabra define a Novak Djokovic esa es ganador. El serbio destaca por ser un guerrero, un muro en la pista, uno de esos jugadores a los que es muy difícil verlos perder por su capacidad para entender el juego. No solo cuenta con unas capacidades atléticas únicas, sino que también puede presumir de una calidad y una manera de entender el tenis solo al alcance de deportistas superlativos. Pero algo le pasa: en los últimos partidos, su rendimiento ha caído en picado.

Una de las grandes sorpresas de Indian Wells llegó este martes, cuando el serbio caía eliminado del torneo ante un absoluto desconocido. El italiano Luca Nardi, 123º del mundo, desmontaba al número uno del mundo para conseguir la victoria más importante de su carrera. Y, por si fuera poco, sumía a Nole en una racha que pocas veces ha visto en toda su carrera. De hecho, ya es el peor comienzo desde que pisara una pista de la ATP de tenis allá por 2003.

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Rubén Rodríguez

Las declaraciones de Djokovic al término del partido con Nardi mostraban una evidencia clara: no encuentra su punto de juego. No se trata de ganar o vencer, sino de algo que va un poco más allá pues, por primera vez en mucho tiempo, se ve a Nole sin herramientas para afrontar momentos claves del partido. Se enfada, baja los brazos, no encuentra soluciones a los problemas que se le plantean y termina entrando en un bloqueo al que pocas veces nos tiene acostumbrados.

"Mi actuación ha sido muy pobre. He cometido terribles errores no forzados y he jugado muy defensivo. La derrota es algo a lo que no estoy acostumbrado. En la mayor parte de mi carrera, empezaba el año con algún Grand Slam y el título en Dubai, o en cualquier otro torneo. Pero esta vez no está siendo así. Espero romper pronto esta dinámica negativa. En mis últimos tres o cuatro torneos, no he estado ni tan siquiera cerca de mi nivel". Duras palabras del serbio.

Pero una jugada fue el claro ejemplo de lo que le está sucediendo en pista. Djokovic había perdido el primer set y, en el segundo, había reaccionado con una rotura tempranera. Fue entonces cuando se encontró con una bola de break en contra que resolvió de la peor manera posible: haciendo la estatua después de dar por hecho que su saque no había entrado. Cuando se dio cuenta de que el punto valía, Nardi ya le recortaba distancias en el marcador. Su enfado era evidente.

"Ha golpeado la bola y se ha parado. Él se ha parado", le espetaba al juez de silla. "Que se haya parado no implica que el punto se haya acabado", le replicaba, ante la cara de incredulidad del serbio. Era la perfecta representación de que lo que le lleva pasando a Nole desde que ha comenzado la temporada: no encuentra su mejor tenis y, cuando parece que empieza a remontar, algo aparece en el camino que le hace volver a tropezar y regresar al punto de partida.

A estas alturas, solo tres veces en su carrera, en 2006, 2018 y 2022, no había levantado un título... pero, este año, con un elemento extra: es la primera vez en la que se le ve con tantas dudas en la pista. En otras ocasiones, no había conseguido derrotar a jugadores dentro del top 10, había sufrido lesiones o había sido derrotado en partidos muy igualados, pero lo que pocas veces se había visto era un tropiezo tan sonado ante un jugador de ránking tan bajo y dejando tan mala imagen.

Esa estatua del segundo set, en la que ni tan siquiera peleó por la bola, es el epítome perfecto de los problemas que está teniendo Djokovic. Así, es difícil de entender que un guerrero como Nole no pelee, se deje llevar y termine por ser eliminado de Indian Wells casi sin competir. Queda mucha temporada por delante y el margen de mejora es amplio, pero su autocrítica abre las puertas de la duda: "Mi actuación ha sido muy pobre". Solo de él depende remontar el vuelo lo antes posible.