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Un grito que hizo historia en Wimbledon: cuando la rabia de Carlos Alcaraz superó a sus nervios
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JUGARÁ EN SEMIS CON MEDVEDEV

Un grito que hizo historia en Wimbledon: cuando la rabia de Carlos Alcaraz superó a sus nervios

Carlitos consiguió el pase a las semifinales del torneo londinense tras ganar a Rune en tres sets. Su grito al lograr el primero construyó una victoria en la que disfrutó como si fuera un niño

Foto: Alcaraz logró el pase a las semifinales de Wimbledon. (Reuters/Hannah Mckay)
Alcaraz logró el pase a las semifinales de Wimbledon. (Reuters/Hannah Mckay)

"Sinceramente, esto es increíble para mí. Un sueño desde que empecé a jugar al tenis". Así resumió Alcaraz su victoria en los cuartos de final de Wimbledon ante Rune (7-6, 6-4, 6-4). Y se convirtió a sus 20 años en el tenista más joven de la historia en conseguir el pase a las semifinales del torneo. El grito de rabia al terminar el primer set fue clave. Se quitó la tensión y se divirtió como nunca. Era mucho más que un punto o un set. Era demostrar que ante Rune, un rival ante el que se le espera una rivalidad para la próxima década, Alcaraz podía e iba a convertirse en semifinalista.

Ya advirtió Sinner, ostentador de ese récord de precocidad desde el día anterior, que le duraría poco. Carlitos es el rey juvenil del tenis y está en el camino de su segundo Grand Slam. Pero todavía le quedan dos huesos duros de roer, Medvedev en las semifinales y la hipotética final frente a Djokovic.

Foto: Carlos Alcaraz, en el partido ante Rune. (Reuters/Hannah Mckay)

No solo está en juego el sueño de Alcaraz, sino la dinastía histórica del tenis. Si Djokovic consigue su octavo Wimbledon, además de igualar a Roger Federer como el más ganador en la hierba de Londres, establecería una distancia insalvable con Rafa Nadal, al que aún le quedará una bala más en Roland Garros. Ese pequeño favor de Carlitos no solo lo impulsaría en la carrera por consagrarse como el mejor tenista del momento, también mantendría abierto el debate sobre quién es el mejor tenista de la historia.

Un duelo de carácter en semifinales

Si la historia del tenis se queda al margen, se confirmó que Alcaraz ganó mucha confianza en Queen’s y que ha llegado lanzado a Londres. Por seguir la analogía con Nadal, hay que recordar que Rafa ganó su primer Wimbledon con 22 años frente al monarca de la hierba de ese momento, Federer. Y Carlitos, aunque recién cumplida la veintena, tendría que hacerlo frente a Djokovic. La adaptación a la hierba ya no es un problema, porque su bagaje no admite discusión. No busquen otros razonamientos más allá del devenir del tiempo. El murciano no falla porque ya lo hizo en el pasado, por más que el hombre sea el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

No importó que Alcaraz y Rune se conocieran desde muy jóvenes. "En la pista no hay amigos", declaró, entre risas, ante las preguntas oficiales de Wimbledon. En las semifinales competirá frente a un tenista con carácter. Carlitos no carece precisamente de personalidad, porque la mostró como no se recuerda en los cuartos. Ese grito al concluir el primer set, además de la mirada intimidante al rival, cimentaron un triunfo que lo coloca a solo dos partidos del que sería tal vez el éxito más grande de su meteórica carrera.

Roland Garros y Wimbledon son los dos torneos que siempre ha soñado ganar, desde que era pequeño. En el primero, sus opciones hubieran sido mayores este año de no haberse lesionado en las semifinales frente a Djokovic. Pero eso es pasado. El deporte siempre da revancha y no es descabellado pensar que Carlitos tenga entre ceja y ceja una final frente a Novak. El campeón eterno frente al que se le acaba la etiqueta de aspirante.

El disfrute en la pista

La liberación de ganar el primer set no fue ningún trampantojo. Alcaraz gritó porque sintió que nadie, ni nada, lo iban a detener en el camino hacia las semifinales. Es posible que a Rune le ocurriera todo lo contrario. Vio a su amigo desposeído, con brillo en los ojos. Como si echara fuego. Siempre es difícil vencer a alguien talentoso, pero, si además se encuentra cómodo, no hay nada que hacer. De los malos gestos que, a veces, deja el danés en la pista no hubo rastro. Solo cordialidad y respeto. La de dos viejos amigos que, a sus 20 años, aspiran al gran trono del tenis mundial. De momento, el español va por delante.

Los dos últimos sets los disfrutó como un niño y quizá ahí radique su fuerza en esta edición. Tiene 20 años, pero en la pista se comporta como el crío que fue, y que en realidad uno nunca deja de ser. Fue Rilke el que escribió que la verdadera patria es la infancia. Y Alcaraz quiere hacerle el mejor homenaje levantando Wimbledon al cielo de Londres.

"Sinceramente, esto es increíble para mí. Un sueño desde que empecé a jugar al tenis". Así resumió Alcaraz su victoria en los cuartos de final de Wimbledon ante Rune (7-6, 6-4, 6-4). Y se convirtió a sus 20 años en el tenista más joven de la historia en conseguir el pase a las semifinales del torneo. El grito de rabia al terminar el primer set fue clave. Se quitó la tensión y se divirtió como nunca. Era mucho más que un punto o un set. Era demostrar que ante Rune, un rival ante el que se le espera una rivalidad para la próxima década, Alcaraz podía e iba a convertirse en semifinalista.

Carlos Alcaraz
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