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Carlos Alcaraz arrolla al cabeza de serie número 28 y pasa a la tercera ronda de Roland Garros
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Es la sensación del torneo con 18 años

Carlos Alcaraz arrolla al cabeza de serie número 28 y pasa a la tercera ronda de Roland Garros

El jugador murciano pasa por encima de un 'top-30' y desespera a Nikoloz Basilashvili en dos horas de juego. Las gradas premian la potencia y las demostraciones constantes de carácter de la gran promesa del tenis español

Foto: Alcaraz, en Roland Garros. (EFE)
Alcaraz, en Roland Garros. (EFE)

Hablando consigo mismo sin parar, celebrando cada punto con el puño y con el público, Carlos Alcaraz Garfia, el prodigio de El Palmar (Murcia), trituró este jueves por la tarde al georgiano Nikoloz Basilashvili, cabeza de serie número 28 de Roland Garros, en sólo dos horas: 6-4, 6-2 y 6.4. Sin haber pasado apuros, Alcaraz sigue franqueando barreras: ya está en tercera ronda, donde se enfrentará al alemán Jan-Lennard Struff (42 mundial), y sigue maravillando al circuito de la ATP.

El talentoso pero irregular Basilashvili, número 31 del escalafón mundial, terminó el partido desorientado y exasperado por la tremenda superioridad del español, rapidísimo de piernas, con una bola muy fuerte y muy alta, repleto de confianza y muy atractivo para las gradas, a las que levantó varias veces con actitud de estrella del rock, como si estuviese acostumbrado a lidiar con masas desde hace años. Un joven de 18 años arrollador, con un saque versátil y decisivo (diez ‘aces’), que pasó por encima de un cabeza de serie con una comodidad casi insultante.

Hay una estampa que define el encuentro: el último juego del segundo ‘set’ lo ganó Alcaraz en blanco, y cerrándolo con un ‘ace’. Tres minutos después, el murciano regresaba a la pista corriendo, casi voraz frente al aturdido georgiano. En una hora y veinte minutos, se había puesto 2 ‘sets’ y 3-1 a favor. Fue la tercera, sin embargo, la manga menos diáfana (interrumpido casi diez minutos por asistencia médica a un Basilashvili que buscaba romper la tendencia de cualquier forma). El georgiano recortó la diferencia y con 3-2 tuvo Alcaraz algunas dudas, con varias ventajas del georgiano sobre su servicio, pero el murciano salvó todas y acabó ganando el juego con una combinación de fuerza física, talento y control mental.

Foto: Carlos Alcaraz, en el Mutua Madrid Open. (Reuters)

Tras el 4-3 fue cuando Bashilashvili pidió la asistencia. A su vuelta a las pistas, el graderío le arropó (buscando lógicamente la continuación del duelo) y logró un ‘break’ para igualar a cuatro. Fueron también algunos minutos de tensión para Alcaraz, que soportó el trance y le devolvió la rotura en el siguiente juego para colocarse 5-4 y servicio a favor. La gente había fluctuado definitivamente y apoyaba ahora al georgiano, pero el español seguía pegando raquetazos y gritando de euforia y tensión. Cuando se cumplían casi dos horas de partido (interrupción incluida), Alcaraz ya era el jugador más joven en colarse en tercera ronda de un ‘Grand Slam’ desde que lo hiciese un tal Rafa Nadal en Australia en 2004. (Y en Roland Garros, desde Andrei Medvedev en 1992).

Un partido para derribar cualquier sospecha de exageración patriótica en la expectación que desprende el chaval que fue elegido Joven Revelación del Año 2020 en la ATP por sus propios compañeros, y que se convierte (con permiso de Naomi Osaka) en la mayor sensación –por el momento– de este Roland Garros 2021.

Hablando consigo mismo sin parar, celebrando cada punto con el puño y con el público, Carlos Alcaraz Garfia, el prodigio de El Palmar (Murcia), trituró este jueves por la tarde al georgiano Nikoloz Basilashvili, cabeza de serie número 28 de Roland Garros, en sólo dos horas: 6-4, 6-2 y 6.4. Sin haber pasado apuros, Alcaraz sigue franqueando barreras: ya está en tercera ronda, donde se enfrentará al alemán Jan-Lennard Struff (42 mundial), y sigue maravillando al circuito de la ATP.

El talentoso pero irregular Basilashvili, número 31 del escalafón mundial, terminó el partido desorientado y exasperado por la tremenda superioridad del español, rapidísimo de piernas, con una bola muy fuerte y muy alta, repleto de confianza y muy atractivo para las gradas, a las que levantó varias veces con actitud de estrella del rock, como si estuviese acostumbrado a lidiar con masas desde hace años. Un joven de 18 años arrollador, con un saque versátil y decisivo (diez ‘aces’), que pasó por encima de un cabeza de serie con una comodidad casi insultante.

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