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La difícil vuelta a la pista de Rafa Nadal o cómo se sacudió el polvo en su debut en París
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Nunca ha ganado este Masters

La difícil vuelta a la pista de Rafa Nadal o cómo se sacudió el polvo en su debut en París

El balear se impuso en dos sufridos sets al francés Mannarino (5-7 y 4-6). Le espera Wawrinka en octavos, ganador de Grand Slam. Rafa volvió a la competición tras el US Open y después de su boda

Foto: Rafa Nadal celebra su pase a octavos con el público presente en la pista central del Masters de París. (Reuters)
Rafa Nadal celebra su pase a octavos con el público presente en la pista central del Masters de París. (Reuters)

A Rafa Nadal el parón de más de un mes no parece haberle afectado demasiado. En este tiempo ha tenido su particular luna de miel y la boda en Sa Fortalesa con su novia de toda la vida (ahora mujer), Xisca Perelló. Una pausa más que merecida y justificada para el deportista balear tras conquistar el US Open, último Grand Slam del curso, en una batalla titánica contra Daniil Medvedev (eliminado ahora), el pasado septiembre. Rafa decidió darse un más que merecido respiro para refrescar cuerpo y mente.

Cierto es que en este impás ha coquetado con la Laver Cup, de la cual se tuvo que retirar por molestias en la muñeca, y también protagonizó una exhibición la semana pasada contra Djokovic en Kazajistán, pero nada serio. Lo de este miércoles, sin embargo, era la vuelta oficial a la competición en un torneo que siempre se le ha resistido: el Masters 1000 de París. Bien por lesiones, por las fechas de celebración - siempre a final de temporada, cuando a Nadal el físico tradicionalmente le ha lastrado- o porque simplemente las condiciones de superficie dura bajo techo no son de su agrado, nunca lo ha ganado. Llegó una vez a la final hace más de diez años, contra Nalbaldian en 2007, y la perdió.

Rafa, que curiosamente ha levantado en la capital francesa 12 veces Roland Garros, tiene una espina clavada con este torneo y quiere deshacerse de ella. Como en Miami o Shangai, los otros Masters que nunca ha conquistado. Adrian Mannarino, tenista local invitado por la organización, era su primera piedra en el camino y el español ha solventado el examen no con un tenis solidísimo, pero suficiente. Lo importante para Rafa, sacudirse el polvo tras más de 30 días de inactividad. Nadal avanzó a la ronda de octavos tras acabar con su oponente en dos sets (5-7, 4-6) por segunda vez en su carrera (la anterior fue en Pekín 2016) y se enfrentará ahora a Wawrinka, que eliminó en el turno anterior a Cilic, palabras mayores. No tiene un cuadro ni mucho menos fácil por delante. El mallorquín no puede tardar en afinar.

placeholder Rafa Nadal conecta su drive en un momento del partido contra el francés Mannarino. (EFE)
Rafa Nadal conecta su drive en un momento del partido contra el francés Mannarino. (EFE)

Intriga hasta el final

8 aces en cuatro turnos de servicio le endosó Mannarino en el primer set, que vendió cara su piel. Muy regular el francés en ese aspecto del juego, pues Nadal apenas le encontró fisuras. El futuro número uno del mundo (lo será pase lo que pase el lunes) no estuvo especialmente ágil de pies. Apenas hubo peloteos de verdadero poso. El partido desde el punto de vista del espectáculo no ofreció demasiado. A Nadal le costó encontrar por donde atacar a un rival que tenía las ideas bastante claras. El tenis de ambos, lento, sin demasiada chispa. A los dos les mantuvo en el partido la seguridad en el servicio. Rafa pudo romperle por vez primera en el noveno juego, llegó a disponer de bola de set, pero tuvo que esperar al décimo primero. Ahí el balear dio un paso hacia delante y se adjudicó la primera manga con mucho sufrimiento gracias en parte a los errores no forzados del francés, al que le entró cierto vértigo a la hora de partido y no pudo levantar un 0-40 en contra. Rafa respiraba.

Mannarino, al igual que en el primer parcial, combinaba buenos 'drive' invertidos con su zurda con otros golpeos directamente a la red. Nadal siguió buscándole las cosquillas por esa zona con cortados que le complicaban la vida al galo, que en ocasiones se veía incapaz de enganchar bien esas bolas a la altura de las rodillas. Al mismo tiempo, Rafa subió su porcentaje de primeros para intentar exponerse el menor tiempo posible en la pista. Pero el guion del duelo siguió siendo el mismo: Rafa buscaba encadenar buenos restos que le acercaran al 'break'. No obstante, era difícil hacerlo mejor que Mannarino, que sin nada que perder y con un punto de descaro ocupó mucha pista e hizo bien todo lo que estuvo en su mano para que la contienda cayera de su lado.

Nadal tuvo que aguardar a los instante finales para encontrar de nuevo la solución. Dos errores no forzados del francés le pusieron con dos bolas de partido. Rafa no le dejó pasar ni una a Mannarino y le rompió el saque para desbloquear el lío, despejar las incógnitas y adjudicarse una victoria muy complicada. Wawrinka, número 16 de la ATP y ganador de tres Grand Slam, le espera en la siguiente ronda. Viene recuperándose de unos años difíciles y tiene opciones de meterse en el Torneo de Maestros. La emoción, servida.

A Rafa Nadal el parón de más de un mes no parece haberle afectado demasiado. En este tiempo ha tenido su particular luna de miel y la boda en Sa Fortalesa con su novia de toda la vida (ahora mujer), Xisca Perelló. Una pausa más que merecida y justificada para el deportista balear tras conquistar el US Open, último Grand Slam del curso, en una batalla titánica contra Daniil Medvedev (eliminado ahora), el pasado septiembre. Rafa decidió darse un más que merecido respiro para refrescar cuerpo y mente.

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