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Rafa Nadal y su queja contra las cámaras en Roland Garros: "Casi me abren la cabeza"
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HA CHOCADO DOS VECES YA CONTRA ELLAS

Rafa Nadal y su queja contra las cámaras en Roland Garros: "Casi me abren la cabeza"

El tenista español está jugando un gran tenis, pero algo le tiene preocupado en París: la cercanía de las cámaras de TV, con las que ha tenido dos incidentes en la presente edición

Foto: Nadal, en el momento de tocar el cable de la 'spider cam' tras ganar a Lóndero. (Reuters)
Nadal, en el momento de tocar el cable de la 'spider cam' tras ganar a Lóndero. (Reuters)

Rafa Nadal ya está en cuartos de final de Roland Garros. En lo que va de torneo, el tenista balear está haciendo un gran tenis: después de cuatro partidos, solo ha perdido un set y, lo más importante, es que la bola le está corriendo, especialmente en los golpes que está pegando más profundos. París es su segunda casa, donde busca su décimo segundo título en una pista que le encanta... pero sobre la que este año tiene una queja: las cámaras.

De sobra es conocido que el tenista español es uno de los jugadores más metódicos del circuito: sentarse el segundo, colocar las botellas en la misma posición, limpiar las líneas de tierra, secarse el sudor antes de cada saque... en el fondo, rutinas que le permiten mantener la concentración para estar solo centrado en la siguiente bola. Pero, sin embargo, este año hay un elemento que se está inmiscuyendo en su tranquilidad e, incluso, en su seguridad.

Foto: Rafa Nadal ante Yannick Hanfmann, este miércoles. (EFE)

Y es que Nadal ya lleva dos percances consecutivos con las cámaras de Roland Garros, algo que le ha hecho quejarse amargamente en rueda de prensa. El tenista ha puesto el grito en el cielo e incluso ha hecho un llamamiento público para que no se pierda de vista que lo más importante deben de ser los jugadores, especialmente cuando su integridad física se pone en juego. Solo en cuatro partidos, Nadal ya ha impactado contra dos cámaras.

Su primer golpe con una de ellas tuvo lugar en su debut en la presente edición del torneo galo: en el primer partido contra el alemán Yannick Hanfmann, Nadal saltaba a la pista cuando, de repente, se topó con algo que no debía de estar ahí: concentrado, pisaba la tierra batida con la mirada baja cuando, de repente, su cabeza impactó contra una cámara que colgaba de la parte alta. El golpe fue realmente duro, pero por fortuna no tuvo consecuencias.

Se trató de un error puntual de la organización al que no prestó demasiada atención, hasta que en el encuentro contra el argentino Juan Ignacio Lóndero volvió a suceder algo parecido. Nada más ganar el partido, Nadal levantaba los brazos al cielo en señal de victoria, momento en el que su rictus cambió después de que sus extremidades impactarán contra el cable que sujeta la 'spider cam' y que, esta, casi rozara su cabeza para tomar un plano del ganador.

"Demasiado cerca el cable, de la cámara, la he visto muy cerca de mi cara, demasiado. Y ya el otro día la cámara de entrada a la central se giró y me dio un golpe en la cabeza. He entrado mil veces en esta pista y esa cámara no se movía. No me abren la cabeza de milagro, aunque tengo una pequeña raja", confesaba en rueda de prensa. Nadal, ciertamente dolido, no entendía que los aparatos televisivos pudieran llegar a poner en peligro a los jugadores.

Por ello, no dudó en pedir públicamente que se tome más conciencia de estas situaciones por parte de la organización: "Hay tantos artilugios que algún día puede ocurrir alguna desgracia. No hay ninguna necesidad de que esté tan cerca", afirmaba. El español, que está jugando a buen nivel en este comienzo de torneo, busca seguir quemando etapas en busca de un nuevo título, del que le separan solo tres partidos. Eso sí, espera que con las cámaras más lejos de su cabeza.

Rafa Nadal ya está en cuartos de final de Roland Garros. En lo que va de torneo, el tenista balear está haciendo un gran tenis: después de cuatro partidos, solo ha perdido un set y, lo más importante, es que la bola le está corriendo, especialmente en los golpes que está pegando más profundos. París es su segunda casa, donde busca su décimo segundo título en una pista que le encanta... pero sobre la que este año tiene una queja: las cámaras.

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