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Ideas descabelladas para conseguir un imposible: ganar a Nadal en tierra
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ya está en cuartos de final del godó

Ideas descabelladas para conseguir un imposible: ganar a Nadal en tierra

Rafa Nadal se deshizo con facilidad de Guillermo García López en Barcelona. Lo suyo empieza a ser una curiosidad global ¿existe algún método posible para hacerle daño en su superficie?

Foto: Nadal, en el Conde de Godó. (EFE)
Nadal, en el Conde de Godó. (EFE)

Guillermo García López, con todo lo trabajado, llegó a la misma conclusión de todos los demás: a Nadal no se le gana en tierra. Se está convirtiendo en una especie de enigma matemático imposible, de esos que se mueven de generación en generación hasta que un genio con ciertas rarezas, probablemente ruso, un día se levanta y le cuenta al mundo que no era tan difícil, que solo había que fijarse. En ese nivel está Rafa, en el de haberse convertido en un imposible para el resto de seres humanos.

Perderá algún día en tierra, perderá, porque siempre pasa. Llegará una lesión, aunque sea un resfriado, un rival que dé un nivel por encima de la media, una tormenta perfecta que consiga lo que hoy, francamente, parece que no es una posibilidad real. Nadal en Barcelona está haciendo, 'grosso modo' lo que hace en todos los torneos de tierra desde que es adolescente, arrasar, pasar por encima del resto sin piedad ninguna.

Foto: Djokovic, en un entrenamiento en Barcelona. (EFE)

Son 40 ya los sets que encadena ganados seguidos en tierra y, por si hay alguna duda, esto también es un récord histórico. En ninguno de esos parciales ha necesitado irse a siete juegos ganados o vencer en un 'tie break' porque siempre ha limitado los daños hasta que el rival consiguiese, como mucho, cuatro juegos con los que irse satisfecho. García López no llego a eso siquiera, logrando cuatro juegos... entre los dos sets. Y eso que maquilló al final, hubo un rato del partido en el que pareció que se iba a llevar el premio más gordo de la temporada. Lo salvó, pero poco más.

Tan difícil está la cosa con Rafa, tan imposible se lo está poniendo a los rivales, que se ha llegado a un punto en el que los expertos idean cosas locas para ver si así pueden proponer opciones diferentes ¿y eficaces? Simon Briggs, la voz autorizada del 'Telegraph' en este deporte, tiene un podcast en el que habla de estas cosas y la semana pasada propuso a los rivales una estrategia audaz y ciertamente rara: saquen a cuchara.

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GRAF3400. BARCELONA, 26 04 2018.- El tenista español Rafael Nadal durante el partido de octavos de final que juega contra su compatriota Guillermo García-López, en los octavos de final del Barcelona Open BancSabadell-Trofeo Conde de Godó. EFE Alejandro García

Como Michael Chang

Cualquier aficionado al tenis recuerda a Michael Chang desquiciando a Ivan Lendl con ese estilo. Un saque sin potencia, hecho solo para romper el ritmo del partido. En general se considera de mal gusto, en este mundo plagado de tradiciones y códigos se entiende que un servicio de ese estilo es poco más que una deslealtad. De hecho, Chang nunca gustó a sus compañeros, convencidos de que lo que le había hecho a un señor de las pistas como era el checo era algo inaceptable.

Los códigos, en todo caso, no están escritos, así que el que quiera atreverse a hacérselo a Nadal puede probarlo. Hay una explicación técnica que lleva a pensar que la sorpresa podría ser positiva para el que lo intente contra Rafa, y es que el español siempre recibe el saque del rival desde muy atrás, muy lejos de la línea de saque que marca el final de la pista. Rafa, que es muy buen restador, nunca intentó adelantarse tan pronto en el punto, por lo que siempre espera desde lejos lo que pueda ir pasando. Esa distancia es la que puede hacer un saque a cuchara algo efectivo, pues a Rafa le costaría llegar al resto y pondría en problemas su juego. Además, le obligaría a jugar en unos ritmos a los que no acostumbra porque nadie nunca hace algo así.

Lo pueden intentar, aunque tampoco será la solución. El efecto sorpresa duraría uno o dos puntos, mucho menos de lo necesario para ganar un juego de un partido de tenis, ya no decimos un set o un encuentro entero. Lo normal es que Nadal, con cierto enfado, recompusiese en pocos minutos la situación, diese un par de pasos adelante y se mantuviese impoluto como en el resto de su periplo por la arcilla europea.

La reiteración en la victoria de Nadal puede llevar a pensar que el mérito no es tanto. Cuando existe costumbre hay acomodo también. Pero nada de eso, lo que está haciendo Rafa es reinventar cada semana la historia del tenis, convertirse en un deportista intocable como pocos más lo han conseguido. Ganar a Nadal en tierra se ha convertido en el enigma definitivo del deporte. Nadie tiene muy claro quién, cuándo o cómo podrá lograrlo. Y sí, todos los partidos requieren ser jugados, pero es lógico asumir cada mañana que el desenlace probable no es otro que una victoria del número 1. No hay apuesta más sencilla.

Guillermo García López, con todo lo trabajado, llegó a la misma conclusión de todos los demás: a Nadal no se le gana en tierra. Se está convirtiendo en una especie de enigma matemático imposible, de esos que se mueven de generación en generación hasta que un genio con ciertas rarezas, probablemente ruso, un día se levanta y le cuenta al mundo que no era tan difícil, que solo había que fijarse. En ese nivel está Rafa, en el de haberse convertido en un imposible para el resto de seres humanos.

Rafa Nadal