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Carlos Sainz ya tiene testigo en Toyota: un piloto de cristal llamado Latvala
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el fabricante nipón ha vuelto a ganar

Carlos Sainz ya tiene testigo en Toyota: un piloto de cristal llamado Latvala

Toyota ha vuelto a ganar en el Mundial de Rallies tras dos décadas de ausencia con Jari Matti Latvala, uno de los pilotos de mayor talento pero con una personalidad atípica

Foto: Latvala, por los aires en el pasado Rally de Suecia.
Latvala, por los aires en el pasado Rally de Suecia.

Tommi Makkinen comenzó a saltar como un niño cuando su piloto, Jari Matti Latvala, coronó el podio del Rallye de Sueciaen Torsby, el pasado domingo. En 1998, el propio Makkinen habia sido llamado con toda urgencia para no subir al avión que le devolvía casa cuando el Toyota de Carlos Sainz y Luis Moya se rompió a pocos metros de la meta en aquel infausto rallie de Gran Bretaña. Hoy, es Makkinen quien dirige el retorno del fabricante nipón al Mundial de Rallies.

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Iniciada en los setenta, Toyota terminó su andadura en el Mundial en 1999, para volver a arrancar en 2017. Sainz y Moya lograron los dos primeros títulos (del total de cuatro de Pilotos y tres Constructores para la marca), con sesenta victorias. La reciente de Latvala recoge el testigo de aquella herencia, casi dos décadas después.

Sin embargo, para el piloto finlandés el sabor fue más dulce si cabe. Uno de más queridos y de mayor talento natural del Mundial, vivía a final de 2016 el peor momento de su carrera y sin equipo ante la repentina retirada de Volkswagen. La vida se ha dado la vuelta en el transcurso de un par de meses para Latvala.

La falta de instinto asesino

“No es alguien que tenga demasiada confianza en sí mismo, se distrae fácilmente por algunos factores. Quizás sus habilidades mentales, su capacidad para concentrarse, no son su punto fuerte”. Sebastian Ogier, pluricampeón del mundo y compañero de Latvala durante cuatro años, dibujaba el mejor retrato del finlandés. Lástima, porque añadía que “desde que llegó al Mundial en 2007 era que más cerca estaba de Sebastian Loeb en ritmo. Si se hiciera más regular, sería un rival muy peligroso”. Lo clavaba.

Latvala ha vivido en una auténtica montaña en la élite de los rallies. De tan asombrosa velocidad como capacidad para cometer los errores más absurdos, bromeaba al respecto tras su brillante victoria en Suecia. "Pienso demasiado, pero cuando dejo de pensar soy capaz de lograr buena actuación". También lo clavó.

Latvala cavó el agujero más profundo de su carrera en 2016. El crédito de su velocidad natural se agotaba tras numerosos accidentes y salidas de pista incomprensibles. Normalmente, el talento potencia la autoestima, pero no ha sido el caso del finlandés. Sensible, dubitativo, extremadamente cordial, parece faltarle el instinto asesino de los ganadores natos. Hasta comienzos de 2016, Ogier acumulaba 25 victorias durante por las 8 de Latvala, y había ganado 136 tramos más, tres títulos incluidos. El tema no pudo empezar peor en el Rallye de Montecarlo.

"Llora si una mosca se estrella contra el parabrisas"

El finlandés se salió de la pista, llevándose por delante un fotógrafo cuando intentó volver a ella. No paró. Fue multado y recibió una suspensión cautelar. Se reforzaba la percepción de su habilidad para dispararse en el pie en cualquier momento. “Estoy seguro que no le había visto. Jari Matti no es el tipo de persona que no para se da cuenta de que ha pillado a alguien. Es un chico que llora si una mosca se pega contra su parabrisas”, le defendía Jost Capito, responsable de Volkswagen con un matiz que resaltaba la personalidad de Latvala.

El resto de la temporada acabó en una sima. Su confianza de cristal acabó de romperse y entró en la peor de las espirales tras una avería mecánica en Alemania. Vivía obsesionado con su compañero, Sebastian Ogier, hasta el punto de que decidió imitar su estilo de pilotaje y reglajes. “Comencé a preguntarme ¿Cómo tengo que pilotar?", llegó a confesar, después de reconocer el error estratégico de vivir obsesionado con el piloto francés.

Al final terminó sexto en la clasificación mientras que Ogier lograba su cuarto título. Firmó la peor temporada de su carrera. Hundido anímicamente, aún estaba por recibir el último golpe en la cresta. Ante la sorpresa general, Volkswagen se retiraba del Mundial y todos sus pilotos se quedaron al aire. ¿Quién repescaría a un Latvala en su peor momento y con Ogier en el mercado? Durante un mes, su carrera parecía haber terminado en el Mundial.

Makkinen sabía lo que hacía

Pero Tommi Makkinen creía en su compatriota. Tanto, que pasó al puesto de tercer piloto a una de las jóvenes esperanzas finlandesas, Esapekka Lappi. El jefe, cocinero antes que fraile y cuatro veces campeón del mundo, se veía identificado en la experiencia de Latvala de 2016. “Me ocurrió igual en 2002 cuando estaba en Subaru, empecé ganando, pero cuando me dí cuenta que no tenía opciones al título dejé de encontrar la motivación para volver a lograr resultados. Entiendo perfectamente lo que le ocurrió el pasado año”. Para Makkinen, la experiencia técnica con Volkswagen también era un factor clave para contratarle. Acertó en su apuesta.

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Latvala cogió el coche dos semanas de homologar definitivamente al nuevo Yaris, protagonista del retorno de Toyota al Mundial. El finlandés pidió los cambios necesarios para su estilo de pilotaje y el equipo le escuchó. Latvala se ha encontrado con un jefe que antes fue piloto, y entiende su mentalidad. Segundo en Montecarlo, con su victoria en Suecia ese piloto defenestrado a finales de 2016 es hoy el líder del Mundial de Rallies.

Toyota vuelve a recordar los tiempos legendarios de Carlos Sainz, Didier Auriol y Juha Kankkunen. No solo Makkinen saltaba de alegría en el podio de Torsby. Porque no hubo absolutamente nadie que no se alegrara con la victoria de Jari Matti Latvala.

Tommi Makkinen comenzó a saltar como un niño cuando su piloto, Jari Matti Latvala, coronó el podio del Rallye de Sueciaen Torsby, el pasado domingo. En 1998, el propio Makkinen habia sido llamado con toda urgencia para no subir al avión que le devolvía casa cuando el Toyota de Carlos Sainz y Luis Moya se rompió a pocos metros de la meta en aquel infausto rallie de Gran Bretaña. Hoy, es Makkinen quien dirige el retorno del fabricante nipón al Mundial de Rallies.

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