Joan Mir y su inesperada oportunidad de oro para asaltar el trono mundial

“No esperaba este potencial en la temporada. Esperaba luchar al principio y luego conseguir algunos podios, pero todo este éxito y esta consistencia, no lo esperaba”. Si le llegan a decir a Joan Mir que a falta de dos carreras lideraría la clasificación y tendría en su mano ser campeón del mundo, está claro que no se lo creería, pero esta es la realidad y el piloto más regular del año se ha ganado a pulso esta oportunidad.

Este domingo Joan Mir puede incluir su nombre en la historia junto a los grandes campeones del mundo de MotoGP. Y en un escenario ideal, en el mítico circuito valenciano de Cheste. El mallorquín tiene en su mano el mundial y podría aprovechar la primera de las dos bolas de partido que tiene para levantar el soñado título que ha dejado sin dueño Marc Márquez y sumarse así a la lista española junto al de Cervera, Álex Crivillé y Jorge Lorenzo.

Las cuentas y su primer logro

Con 37 puntos de ventaja y 50 en juego, Mir tiene relativamente sencillo proclamarse campeón, bien este fin de semana, bien el siguiente: le vale con acabar delante de Álex Rins, Fabio Quartararo y Maverick Viñales. En resultados, si sube al podio será campeón sí o sí. Un logro que ha firmado en siete de las últimas nueve carreras. Y en el caso de que no lo consiga, le valdrá ser top siete siempre y cuando ni Álex Rins ni Fabio Quartararo ni Maverick Viñales logren la victoria. Estar en ese top no parece tarea difícil para Mir después del crecimiento de Suzuki y su pilotaje durante toda la temporada, así que solo un contratiempo en su moto o una caída complicaría el mundial. Pero el mallorquín ya ha sacado la calculadora y el riesgo que correrá será mínimo. "No es que tenga prisa por cerrarlo, pero si podemos hacerlo este fin de semana, mejor".

El primer contratiempo y que más preocupaba a Mir fue superado con éxito. La temida PCR. "Este fin de semana lo tenemos salvado, pero la situación desgasta mucho mentalmente, porque es una presión constante y no nos basta la de jugarte un título", reconocía Mir: "Es casi como una clasificación pues todos sabemos lo que me estoy jugando mismo y ver que la PCR es negativa es muy importante. Por eso cada vez intento ser un poquito más responsable y minimizar riesgos".

Por ahora Mir se mantiene tranquilo, ya que sabe que las probabilidades de salir campeón son muy altas. “Me siento muy bien, honestamente. Es un fin de semana especial para tener la primera bola de partido, así que significa que hemos hecho un gran trabajo durante la temporada ”, dijo. “Tenemos una buena ventaja en los puntos pero todavía no está hecho, todavía queda mucho trabajo por hacer aquí en la segunda carrera. Seguro que los pilotos mejorarán su rendimiento porque es el segundo fin de semana en la misma pista y mucha gente mejorará. Espero mejorar también, creo que tenemos un poco de margen”, explicaba.

¿Un justo campeón?

Sin duda este año ha sido un mundial inesperado después de como empezó. Sin el claro dominador de la década, Marc Márquez, y con un Fabio Quartararo venido a menos tras apuntar a gran favorito después de sus dos triunfos en Jerez, el campeonato quedó completamente abierto e igualado. Con el último triunfo de Mir se igualó el récord de 2016 de ganadores distintos en un año con nueve. Muestra clara de que el campeón del mundo no lo decidirían las victorias sino una palabra, regularidad.

Esta palabra es la que mejor puede definir el año de Joan Mir. Después de un inicio complicado en las tres primeras carreras con dos ceros en su casillero. Tanto él como la Suzuki empezaron a entonarse y desde la cuarta carrera hasta la duodécima solo se ha bajado del podio en dos ocasiones. Un cuarto puesto en la segunda prueba de Austria y un undécimo en Francia con condiciones de mojado y perjudicado por una caída de Valentino Rossi. Ahí lo tuvo claro. “Una mala carrera está permitida, pero no se puede repetir”. En condiciones normales no ha fallado como si han hecho prácticamente todos sus rivales. El mejor puesto de Quartararo en los últimos cuatro grandes premios ha sido un octavo y en el caso de Viñales, no se sube al podio desde su triunfo en Italia hace seis carreras.

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Tan solo Álex Rins ha sido capaz de seguirle el ritmo, curiosamente la otra Suzuki. Al catalán, al igual que Mir, le pesó el inicio del mundial, pero Rins por lo menos tenía una excusa grande para la falta de resultados. Se perdió el Gran Premio de España después de sufrir una espeluznante caída en la curva 11 del Circuito de Jerez en clasificación que le provocó una fractura-luxación del hombro derecho. Una lesión que también le pasó factura en la segunda carrera en Andalucía. Si físicamente hubiese estado a la altura podríamos estar hablando de otro campeón. Su caída en Francia cuando luchaba por el triunfo también mermó sus posibilidades. Aún así, su mundial está siendo para enmarcar gracias también a una Suzuki infalible.

Si bien la consistencia de Mir y su velocidad vertiginosa en 2020 se han destacado como las armas clave de su arsenal, pero el crédito también se lo tiene que apuntar Suzuki, que ha convertido la GSX-RR en una máquina que no tiene debilidades perceptibles. Un manejo ágil y confiable sin fallos y un motor, que antes era una debilidad del paquete, y ahora se mantiene el ritmo de los mejores en las rectas. Por ello es considerada la máquina más completa de la parrilla. “No es el trabajo de este año, es el trabajo de los años y la moto está mejorando cada vez más, esto significa que el trabajo fue súper bueno.", comentó. "Una MotoGP competitiva no se hace en un año, significa mucho esfuerzo y trabajo, al final en mi caso no esperaba este potencial de la moto a principios de año. Me sentí muy bien y en las pruebas de pretemporada pude ver el rendimiento, pero estos resultados son súper buenos y consistentes", finalizó.