Así fue la final del Mundial de 2010 en Sudáfrica que coronó a España como campeona del mundo

Pase el tiempo que pase, a ningún amante del fútbol se le puede olvidar el Mundial de Sudáfrica 2010 en el que se coronó la Selección española. La primera Copa del Mundo celebrada en el continente africano supuso la primera estrella en el palmarés de España después de superar a Holanda en la prórroga.

Del Bosque reunió a un grupo de jugadores que difícilmente va a poder compararse con ninguna otra generación de futbolistas en España. Era un conjunto formado por verdaderas estrellas de primer nivel en sus equipos, con una colección de talento que hacía que el resto del planeta mirara a aquella Selección con una sensación de resquemor asumiendo que esos eran los mejores.

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J. de Paz Fernández

Con un once que aún hoy en día todo español se sabe de carrerilla, y un banquillo en el que se sentaban nombres que serían indiscutibles en cualquier otra selección, España llegó a Sudáfrica con la vitola de ser la gran favorita tras deslumbrar dos años antes en la Eurocopa que ganaron de la mano de Luis Aragonés. En esa final fue Torres el que dio el título con una memorable definición picando la pelota ante Lehmann.

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La Selección española comenzó la fase de grupos de 2010 con el varapalo que supuso caer ante Suiza, pero no tardó en reponerse venciendo a Honduras y Chile para sellar su presencia en los octavos de final. Sufriendo, y mucho, ante Portugal y Paraguay, España se plantó en las semifinales donde esperaba Alemania.

Cabezazo de Puyol mediante, los germanos hincaron la rodilla como dos años antes en la Euro. La Selección, con Del Bosque a los mandos, se clasificó para la primera gran final de un Mundial a lo largo de su historia.

Era el 11 de julio de 2010 y España ya había hecho historia metiéndose por primera vez en el duelo por el título de una Copa del Mundo. Enfrente estaba Holanda y su ilusión por lograr a la tercera un Mundial. Antes se le había resistido a la Naranja Mecánica de Cruyff en Alemania 74 ante los anfitriones, y en Argentina 78, también ante la selección local de Mario Kempes.

Bert Van Marwijk, seleccionador holandés, tenía la lección bien aprendida: no dejar jugar a España. Y para ello no escatimó en que sus jugadores emplearan la dureza, con Van Bommel y De Jong por delante de la defensa como principales encargados de frenar a los españoles fuera como fuera. La patada en el pecho de este último a Xabi Alonso, como el incomprensible arbitraje de Howard Webb, son también historia de los Mundiales.

Los minutos pasaban sobre el césped del Soccer City de Johannesburgo con más tensión que ocasiones mientras las características vuvuzelas ponían la ambientación de la final. Sergio Ramos y David Villa gozaron de las mejores oportunidades españolas de la primera mitad. Una no tan recordada devolución de la pelota que se le complicó a Casillas y una fantástica intervención de Iker a Robben al borde del descanso fue lo más destacado de Holanda.

El susto mayúsculo de la final esperaba a la vuelta de la esquina tras la reanudación. España contuvo la respiración unos segundos, esos que tardó Robben en acercarse a Iker con el balón controlado antes de que su disparo se topara con el pie salvador de Casillas. Villa, con un tiro tras un rechace que obligó a lucirse a Stekelenburg, y Ramos, con un testarazo que echó arriba con todo a favor, precedieron otro sobresalto con los mismos protagonistas que el anteror.

Esta vez a Robben se le fue larga tras deshacerse en carrera de Puyol y Casillas pudo blocar la pelota antes de que hubiera finalización. Así se llegó a la prórroga, que fue un auténtico tobogán en plena tensión. Después de no pitarle un claro penalti a favor a Cesc, el propio Fábregas perdonó ante el portero poco antes de que Jesús Navas hiciera cantar el gol tras mandar un balón que pegó en un holandés al lateral de la red. En la seguna parte llegó, por fin, la justicia divina en forma de segunda amarilla para Heitinga.

Con España ya a la desesprada para tratar de evitar los penaltis llegó la jugada que todo aficionado español se sabe de memoria: el gol de Iniesta. Navas cruzó el campo, el propio Iniesta dejó de tacón para Fábregas y este se la devolvió al de Los Palacios, que abrió a banda para Fernando Torres.

El Niño la puso al corazón del área, Van der Vaart despejó mal, el rechace lo recogió Cesc, habilitó a Iniesta, y el de Fuentealbilla empaló la pelota tras quedársele botando. Gol de Iniesta y España campeona del Mundial. Un hito que forma parte de los anales del fútbol y, por supuesto, de los libros de historia del deporte español.