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Sudáfrica '10: el Mundial de Iniesta
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Sudáfrica '10: el Mundial de Iniesta

España jamás olvidará el Mundial de 2010. El combinado nacional, condenado a caer a las primeras de cambio en la fase final de los campeonatos de

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España jamás olvidará el Mundial de 2010. El combinado nacional, condenado a caer a las primeras de cambio en la fase final de los campeonatos de manera tradicional, conseguía romper esta maldita racha en una Copa del Mundo de la mejor manera posible. El equipo entrenado por Vicente del Bosque llegaba a Sudáfrica en plena cresta de la ola, después de su triunfo en la Eurocopa de 2008, y su gran fútbol le iba a permitir levantar por primera vez en su historia el título de campeón. España siempre recordará la imagen de su capitán, Iker Casillas, levantando la copa de campeón del mundo al cielo de Johhanesburgo, convirtiéndose en el primer equipo europeo capaz de ganar un Mundial lejos del ‘viejo continente’.

Sudáfrica se iba a convertir en el torneo con mayor número de selecciones peleando por clasificarse al torneo, con 204 equipos luchando por estar en la fase final, superando los registros del Mundial de Alemania. Pero, además, el país africano iba a destacar por el increíble gasto económico en el que se iba a embarcar para poder crear unas instalaciones dignas del campeonato, diseñando desde cero siete de los diez estadios del torneo. Además, varias selecciones iba a volver al torneo tras años de ausencia: Corea del Norte (1966), Honduras (1982), Nueva Zelanda (1982), Argelia (1986), Grecia (1994) y Chile (1998), además de contar con dos equipos que nunca habían jugado un Mundial, como Eslovaquia y Serbia.

En lo deportivo, las dos grandes decepciones del torneo iban a ser Francia e Italia, las dos finalistas del anterior campeonato, que no sólo no iban a pasar la fase de grupos, sino que además iban a acabar últimos, con un juego decepcionante. Y, lo cierto, es que España tampoco comenzó demasiado bien. El combinado español, en principio gran favorito su grupo, iba a caer en su debut ante Suiza (0-1), en un choque en el que España iba a ser incapaz de perforar las redes helvéticas, a pesar del dominio insultante del conjunto nacional. Pero la Selección se iba a rehacer firmando un fútbol espectacular.

Primero, tras ganar a Honduras (2-0) para, después, hacer lo propio ante Chile (2-1) para meterse como primera de grupo. Ya en la segunda fase, España era consciente de que había llegado el momento de la verdad, y la Roja no falló. En octavos, un gran partido de la Selección se iba a coronar con un único gol de Villa para eliminar a Portugal. España se había metido a cuartos, barrera histórica del combinado nacional, donde se mediría a Paraguay, a priori un equipo inferior, pero ante el que podía influir la barrera psicológica de los jugadores. Aquel partido, sin duda, iba a marcar el devenir de la Selección en el campeonato, en uno de los encuentros más locos del torneo.

Tras una primera parte sin ocasiones, los segundos cuarenta y cinco minutos iban a ser locos. Habían transcurrido escasos minutos tras la reanudación cuando Piqué cometía un claro penalti sobre Cardozo. El delantero del Benfica iba a ser el encargado de ejecutar la pena máxima, pero Casillas iba a adivinar la trayectoria, salvando el gol con una espectacular estirada. Sólo escasos segundos después, Villa iba a ser derribado en el área paraguaya, pitando el colegiado un nuevo penalti. Xabi Alonso iba a meterlo, pero el árbitro le obligaba a repetirlo después de que varios jugadores invadieran el área. En su segundo disparo, Justo Villar iba a detenerlo. Cuando el partido tocaba a su fin, iba a llegar el gol del triunfo: en una gran contra, Pedro iba a estrellar el balón en el palo, y el rechace le caía a Villa y, tras pegar en los dos palos, se colaban en la portería para dar la clasificación a España.

España se había clasificado a semifinales, donde otros favoritos no habían sido capaces de meterse como Brasil, tras perder 2-1 con Holanda, o Argentina, que cayó ante Alemania por 0 a 4. Precisamente el combinado germano iba a ser el rival de España en las semifinales, en un partido que se iba a resolver a balón parado. Los germanos llegaban al partido con una gran generación, que llegaba con ganas de vengarse de la victoria española en la final de la Eurocopa de 2008, pero el combinado nacional no le iba a dar opciones. En un partido controlado en todo momento por la Roja, el tanto de la victoria y, por tanto, el pase a la final, iba a llegar en una jugada de estrategia: Xavi puso un balón perfecto desde el córner para que Puyol, entrando con todo desde atrás, rematara con el alma para llevar a España al partido por el título.

Curiosamente, alcanzaban la final dos selecciones que no tenían hasta ese momento ningún Mundial en sus vitrinas, como eran España y Holanda. La final estuvo marcada por la dureza del combinado ‘oranje’, al que el colegiado Howard Webb le dejó hacer durante buena parte del partido. Para el recuerdo quedará la durísima entrada de Nigel de Jong sobre Xabi Alonso, que no se saldó con la expulsión que merecía. Durante los noventa minutos reglamentarios, ambos equipos mostraron el miedo a perder y, aunque España fue la que llevó el peso del partido, no gozó de demasiadas ocasiones. De hecho, el gran salvador fue Iker Casillas, en especial con su ya histórica parada a Robben: corría el minuto 62 de partido cuando el holandés se quedaba mano a mano ante el meta. El madridista no cayó ante el engaño de su rival, y con un pie espectacular salvaba un gol cantado, una intervención imposible de olvidar.

El partido llegaba a la prórroga con la misma tónica: España dominaba, pero no gozaba de demasiadas ocasiones. Pero entonces, la expulsión por doble amarilla de Heitinga iba a cambiar el partido. La Rojase iba a volvar sobre la meta holandesa, hasta que en el minuto 116 iba a llegar la locura: tras un rechace, Cesc iba a asistir a Iniesta que, con suma calma, iba a pegarla con el corazón para superar a Stekelenburg y anotar el gol que iba a dar a España su primer Mundial. Aunque Holanda lo intentó, el gol del azulgrana fue suficiente para lograr el título. La Selección había hecho historia en Johannesburgo: Casillas levantaba al cielo la Copa del Mundo, la primera para España, esa que Iniesta, el ‘héroe del Soccer City’, dedicó a su gran amigo Dani Jarque.

España jamás olvidará el Mundial de 2010. El combinado nacional, condenado a caer a las primeras de cambio en la fase final de los campeonatos de manera tradicional, conseguía romper esta maldita racha en una Copa del Mundo de la mejor manera posible. El equipo entrenado por Vicente del Bosque llegaba a Sudáfrica en plena cresta de la ola, después de su triunfo en la Eurocopa de 2008, y su gran fútbol le iba a permitir levantar por primera vez en su historia el título de campeón. España siempre recordará la imagen de su capitán, Iker Casillas, levantando la copa de campeón del mundo al cielo de Johhanesburgo, convirtiéndose en el primer equipo europeo capaz de ganar un Mundial lejos del ‘viejo continente’.

Andrés Iniesta