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"¿Yo suplente? Lo cago a trompadas". Por qué Messi no igualará a Maradona aunque gane el Mundial de Qatar
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"¿Yo suplente? Lo cago a trompadas". Por qué Messi no igualará a Maradona aunque gane el Mundial de Qatar

Es una mera cuestión histórica y sentimental. La Pulga necesitaría ganar una Copa del Mundo y ser un icono social, como hizo el Pelusa. Lo primero es posible; lo segundo, no

Foto: Messi y Maradona juntos, cuando Diego era seleccionador de Argentina. (Reuters/Enrique Marcarian)
Messi y Maradona juntos, cuando Diego era seleccionador de Argentina. (Reuters/Enrique Marcarian)
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Leo Messi saldó hace un año la cuenta pendiente que tenía con Argentina. Después de tres finales perdidas, dos de América y una del mundo, no había manera de que llevara a su selección a la gloria. Los fantasmas del pasado siempre presentes. Y la sombra de Diego Maradona más alargada que nunca. Pero la Pulga ganó en Maracaná la Copa América y cumplió uno de los sueños de su vida. Una victoria que no lo coloca en el mismo peldaño del olimpo que ocupa el Pelusa.

La figura de Maradona ha ganado aún más fuerza desde su deceso, aunque Diego ya tuvo la condición de mito a lo largo de su vida. La consiguió en un partido. O en diez minutos. Claro, fue contra Inglaterra (2-1) en México 86. Ese tiempo fue el que necesitó para combinar el gol más villano de la historia y el más majestuoso.

placeholder Messi, desesperado durante el partido frente a Arabia Saudí. (EFE/Yoan Valat)
Messi, desesperado durante el partido frente a Arabia Saudí. (EFE/Yoan Valat)

A los argentinos casi no les importa lo que ocurrió después, porque sienten que ahí fue cuando ganaron el Mundial. Una vez preguntaron por la calle contra quién fue la final y muchos decían contra Inglaterra. Realmente, fue el partido de cuartos. Y todavía tuvieron que ganar a Bélgica y Alemania para llevarse la Copa del Mundo.

Con una guerra por medio

Messi no es Maradona por una cuestión de identidad. Aunque siempre haya reivindicado su argentinidad, nunca ha demostrado su patriotismo de la manera que lo hizo su homólogo. En el 86, la derrota en la Guerra de las Malvinas aún estaba muy reciente. Y los argentinos vieron en el triunfo sobre el campo la venganza por lo ocurrido en el conflicto bélico.

"Para mí, ir al Mundial es como para un chico ir a Disney". Era el torneo predilecto de Maradona, que nunca tuvo problemas en dejar a sus equipos a un lado para hacer una preparación exclusiva de cara al torneo. Tanto para el 86 como para el 90, se puso a punto junto a su preparador físico personal, Fernando Signorini, y al doctor Antonio dal Monte. La selección, para él, estaba por encima de todo. Hechos como este lo demuestran.

1985. Las ligas no se interrumpían cuando había parón por selecciones, por eso los equipos no estaban obligados a ceder a sus jugadores. Habían pasado dos años desde que Carlos Bilardo nombró capitán de la selección a Maradona, que no había estrenado el brazalete. La Serie A estaba decidida y él pidió viajar a Buenos Aires para jugar. La respuesta, tanto de su club como de la Federación Italiana, fue negativa. Algunos equipos, que se jugaban el descenso, justificaron que no era lo mismo que sus rivales directos se enfrentaran a un Nápoles sin Diego.

placeholder Maradona siempre puso a Argentina por encima de todo. (Reuters/Vincent West)
Maradona siempre puso a Argentina por encima de todo. (Reuters/Vincent West)

El tobillo en Italia 90

Diego sacó a gala su locuacidad para maldecir a los estamentos y a los clubes. Pero cumplió. Con ambos, claro. Con el Nápoles y con Argentina. Durante 15 días, realizó el siguiente itinerario dos o tres veces por semana: de Nápoles a Roma, luego a Buenos Aires y viceversa. Un gesto de amor por la albiceleste, cuando cobraban 25 dólares de dietas diarios, que los aficionas nunca olvidaron.

Su condición de mito se elevó aún más en Italia 90. Diego era la bandera del sur, ese que había osado desafiar al opulento norte. Nápoles era una ciudad despreciada y sin lugar en el tablero futbolístico italiano hasta que llegó Maradona. Él se encargó de que también pelearan por los títulos. Y eso enfureció a los aficionados de Milán, Turín o Roma, que los llamaban terrone para despreciarlos.

El primer partido frente a Camerún en Italia 90 fue en Milán. Además de dejarle el tobillo como una pelota, Maradona sufrió por el trato de los aficionados hacia Argentina. "Por primera vez, los italianos de Milán dejaron de ser racistas y apoyaron a los africanos". Una persona normal apenas podía caminar con el pie en semejante estado, pero Diego no quería oír ni hablar de quedarse fuera de los partidos.

placeholder Maradona, tras perder la final de Italia 90. (Imago)
Maradona, tras perder la final de Italia 90. (Imago)

Argentina pasó como una de los mejores terceras y fue emparejada con Brasil en octavos, cuando Diego peor tenía el tobillo. En la previa del encuentro, el doctor iba a infiltrarlo, como tantas otras veces hizo. Pero la aguja no entraba. Bilardo, que pasaba por allí, le dijo: "No te preocupes, Diego. Vas al banquillo". "Usted me manda al banco y yo lo cago a trompadas". La historia tuvo final feliz, porque Maradona se las ingenió para deshacerse de cuatro brasileños y dejar solo a Claudio Caniggia, que marcó y clasificó a cuartos a su equipo. Un partido, por cierto, que merecieron ganar sus vecinos.

Messi, aunque gane el Mundial, le faltarían demasiados condicionantes para acercarse a su ídolo. Además, cargar sus momentos en la selección de tintes épicos. Como ese tobillo que tuvo Diego, el "hijos de puta" a las cámaras en la final de 1990, o la división de Italia en las semifinales en Nápoles… Solo por eso Leo nunca será Maradona.

Leo Messi saldó hace un año la cuenta pendiente que tenía con Argentina. Después de tres finales perdidas, dos de América y una del mundo, no había manera de que llevara a su selección a la gloria. Los fantasmas del pasado siempre presentes. Y la sombra de Diego Maradona más alargada que nunca. Pero la Pulga ganó en Maracaná la Copa América y cumplió uno de los sueños de su vida. Una victoria que no lo coloca en el mismo peldaño del olimpo que ocupa el Pelusa.

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