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De aquel gol de Etxeberria al neoesclavismo y los petrodólares: Qatar, a la conquista del fútbol
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Comienza el Mundial de Qatar

De aquel gol de Etxeberria al neoesclavismo y los petrodólares: Qatar, a la conquista del fútbol

El "poder blando" o las relaciones construidas con países como España son decisivas en la esfera futbolística para este gigante energético, señalado por saltarse los Derechos Humanos

Foto: Imagen de 2013, cuando Qatar comenzó sus preparativos. (EFE/EPA)
Imagen de 2013, cuando Qatar comenzó sus preparativos. (EFE/EPA)

Todo comenzó en el año 2010, cuando Joseph Blatter, presidente de la FIFA, anunció que un país de los que aún cuesta ubicar en el mapa, Qatar, organizaría el Mundial de Fútbol de 2022. Pero ¿y si todo empezó antes? Hay que retrotraerse unos años atrás. Si Messi consigue levantar la copa el próximo 18 de diciembre, no será el primer argentino que lo haga en suelo arábigo. En 1995, la selección albiceleste ya ganó el Mundial de Qatar. Pero fue en categoría Sub20, con los exmallorquinistas Ariel Ibagaza y Leonardo Biagini como estrellas en una selección que capitaneaba Juan Pedro Sorín. Han pasado más de cinco lustros, y un vistazo a la hemeroteca deja datos de lo más curiosos. España también participó en la primera gran cita deportiva de la historia qatarí y, de hecho, un jovencísimo Joseba Etxeberría fue el máximo goleador del torneo, donde también brillaron jugadores como Raúl González o Michel Salgado. La selección de Andoni Goicoetxea quedó cuarta tras ser goleada en semifinales por la campeona, pero cuajó una buena imagen.

La elección de Qatar como organizador de la cita de selecciones juveniles de 1995 fue azarosa: la inestabilidad interna en Nigeria, que había sido designada para albergar el torneo, obligó al organismo internacional a buscar un plan alternativo. Quince años después, la elección del país del golfo Pérsico para albergar la organización del evento que, con el permiso de los Juegos Olímpicos, más pasiones desata en el panorama deportivo global, fue bien distinta, ya que han disfrutado de una década para poner todo a punto. Desde aquella jornada de 2010, el nombre de Qatar ha aparecido en los medios de comunicación por muy diversas razones, y han sido reiteradas las veces en que lo ha hecho rodeado de polémica. Incluso, ha habido quienes han dudado de que el pequeño país asiático pudiera, finalmente, acoger el torneo planetario. La cercanía del inicio del Mundial ha incrementado el ruido.

Foto: Aficionados qataríes se hacen pasar por hinchas españoles. (Reuters/Suhaib Salem)

Son muchos los interrogantes que acompañan al territorio: sobre los desafíos y dificultades que ha tenido durante esta docena de años (especialmente en su propia región), lo que se puede esperar de la cita que arranca en unos días, sobre cómo el país gobernado por la dinastía Al Thani ha vendido la marca Qatar y cómo esta se ha colado en la realidad futbolística española o, en definitiva, su contexto social y político en la actualidad. El Confidencial ha querido despejar tantas equis, en clave deportiva, charlando con grandes conocedores del país como son los tocayos Ignacio Álvarez-Ossorio e Ignacio Gutiérrez de Terán, autores del excelente ensayo —recién publicado— Qatar. La perla del Golfo (Península, 2022). Además de acercar la historia y las señas de identidad de este pequeño país, dedican numerosas páginas a reflexionar sobre todo lo que rodea a la cita desde su nombramiento hasta la actualidad.

¿Ha peligrado el Mundial? Una década agitada en el Golfo

El aparente poderío de la candidatura norteamericana conllevaba que no muchos augurasen éxito a la federación qatarí cuando esta anunció su candidatura a albergar el Mundial de Fútbol de 2022. Su designación final fue un hito por numerosas razones. Era la primera vez que un país árabe organizaría este evento y, además, un lugar de escasas dimensiones, con una cantidad de población menor a los tres millones y con una tradición futbolística prácticamente escasa desde su independencia en 1971. ¿Estaba preparado el caudal de petrodólares para, prácticamente desde cero, construir numerosos estadios y montar la infraestructura necesaria? Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que la celebración del Mundial no ha llegado a peligrar severamente, pero que sí ha habido dos factores de riesgo. El primero de ellos, el incremento bestial de presupuesto, que se ha disparado hasta superar los doscientos mil millones, una cifra que califica de desorbitada. Recuerda que, hacia el ecuador de la pasada década, hubo un brusco parón en el precio del petróleo y el gas.

placeholder Las estrellas del Mundial. (Reuters/Niharika Kulkarni)
Las estrellas del Mundial. (Reuters/Niharika Kulkarni)

"Hubo rumores y pronósticos de que no llegarían a poder organizar el Mundial, que entrarían en bancarrota, como ha ocurrido a posteriori en algunos países que han albergado JJOO. Lo hubieran solucionado echando mano de forma abusiva de sus fondos soberanos, pero se sospechó de que afectaría al Mundial", evoca Gutiérrez de Terán, quien añade que, además, la pandemia fue otro punto de preocupación, aunque superado el anómalo 2020, la producción comenzó a crecer rápidamente, así como el consumo, y hoy en día se tienen unos precios que sirven de compensación con creces de todo lo que padeció el país en el año pandémico.

El segundo factor y más preocupante, el gran punto de tensión para la dinastía reinante de los Al Thani y la federación futbolística del país, llegó con el bloqueo impuesto por los países del Golfo: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y, sobre todo, el poderoso Arabia Saudí, pero también Egipto. Se trató de un bloqueo por tierra, mar y aire que dejó al reino qatarí como un paria en la región. Según Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid, el castigo y las sanciones se debían, en el fondo, a que los qataríes siempre estuvieron bajo la tutela de Arabia Saudí, el país hegemónico y más grande de la península arábiga, con más recursos y población, pero que desde 1995, con la llegada al poder del jeque Hamad al Thani y, sobre todo, con el paso de los años, el pequeño país se había emancipado de forma sucesiva del poder imantado de los saudíes.

Foto: Illie Oleart, en un fotograma de 'Qatar: el Mundial a sus pies'. (La Media Inglesa)

"Hamad optó por buscar una política exterior más autónoma, y esto fue lo que empezó a generar tensiones que fueron creciendo, sobre todo tras la Primavera Árabe y el papel tan activo que tuvo Al-Jazzera —canal qatarí— a favor de las movilizaciones populares, así como por el respaldo a los Hermanos Musulmanes, que casi fue el casus belli, tanto para Arabia Saudí como para Bahréin, Emiratos y Egipto, que tacharon a esa organización como terrorista. El bloqueo a Qatar era un intento de llamarles al orden y que renunciasen a las señas de identidad de su nueva política exterior y volviesen a la tutela saudí, algo a lo que no estaba dispuesto ni el anterior emir Hamad, que fue sustituido por su hijo en 2013, ni este último, Tamim bin Hamad Al Thani", añade.

El bloqueo fue una bomba para el Mundial, al que tan solo restaba un lustro cuando se impuso. Para Álvarez-Ossorio, hacer peligrar la cita era uno de los objetivos del reino saudí, pues pretendían torpedear las obras, que no llegasen a tiempo, y dejarles en evidencia ante la comunidad internacional. Además, añade la envidia que este torneo generaba en figuras tan relevantes como el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, pues Qatar era el primer país árabe en afrontar la organización del Mundial y, ni siquiera, países con mucha más tradición como Egipto lo habían logrado nunca. "Qatar salió relativamente indemne de las sanciones, aunque tocado en lo económico y en términos de reputación, pero no han cedido a las presiones de los vecinos, que siguen viendo a Qatar como un díscolo dentro del golfo", afirma el investigador.

placeholder Nasser Al-Khelaifi, una de las figuras de relevancia en el deporte de Qatar. (EFE/Mohammed Badra)
Nasser Al-Khelaifi, una de las figuras de relevancia en el deporte de Qatar. (EFE/Mohammed Badra)

La llegada a la Casa Blanca de Joe Biden acabó con el bloqueo a inicios del pasado año y, teóricamente, las relaciones se han normalizado mucho. "Biden se había mostrado muy crítico con Bin Salman por su responsabilidad en el asesinato de Khassoghi, aunque luego ha tenido que morderse la lengua y acercar posturas por el tema del petróleo y la crisis de Ucrania", añade Álvarez-Ossorio. Pese a todo, las desavenencias no han acabado. Baste pensar en que, probablemente, la polémica que más daño ha hecho a Qatar en la opinión pública occidental, la muerte de numerosísimos empleados llegados de, especialmente, otros países asiáticos para las obras del Mundial, derivadas del régimen de "neoesclavismo" al que se les ha sometido, han tenido como altavoz, según refiere el citado autor del libro, a Emiratos Árabes Unidos. Aunque la continua difusión de esta penosa y trágica realidad, también tratada por los autores en su ensayo, no parezca haber hecho peligrar la celebración final, sí que ha hecho que muchas selecciones se posicionen contra el evento y que numerosos aficionados hayan dado la espalda a seguir con pasión este vigésimo-segundo Mundial.

'Soft-power': de la comunicación al fútbol

La estrategia de Qatar del empleo del "poder blando" y del sportwashing, esto es, la apuesta por los deportes para limpiar una imagen que es muy negativa en la esfera internacional, tanto por la referida explotación de los derechos laborales de los trabajadores asiáticos como por la discriminación de los derechos de las mujeres o del colectivo LGTBI, es realmente recurrente en los países del Golfo. Como reconocen los autores, es una estrategia que, tristemente, les funciona a estos países donde los parámetros democráticos están completamente ausentes, y ese éxito se puede deber a la imagen positiva que tiene el deporte en la esfera internacional en la que se oculta una vulneración de derechos muy significativa. En el país que no ocupa, esto se engloba dentro de la estrategia conocida como Qatar National Vision 2030 y tiene, entre otros, dos polos muy poderosos: los medios de comunicación y la adquisición de clubes deportivos. Al-Jazzera es el más claro ejemplo del tremendo éxito a este respecto. Álvarez-Ossorio la define como la herramienta más rentable de la política exterior ejercida por el emir: "Se ha invertido mucho en lo deportivo desde los canales de televisión. Ha sido muy costoso, pero al mismo tiempo rentable, ya que se ha proyectado la narrativa qatarí a todo el mundo árabe, a los 22 países, ya que es el canal más visto del mundo árabe".

Foto: El estadio de Doha, Qatar. (Reuters/Carl Recine)

Al mismo tiempo, de este conglomerado de comunicaciones surgió BeIn Sports, cuya importancia en el tablero geopolítico, desde el deporte, también ha sido mayúscula, con una gran inmersión en numerosos países de Occidente. Pero Al-Jazzera también ha generado conflictos más allá de la región arábiga, en países como USA o Israel. Tal es la relevancia que la familia real ya no esconde que está detrás del control del poderoso canal, pues el director general es un miembro de la dinastía Al Thani que fue, como recuerda el experto, ministro de Comunicación del emirato. En el pasado se intentó vender que era una televisión independiente, pero, por si alguien tenía alguna duda, queda en evidencia con esta toma de control que nunca fue así.

En cuanto a la compra de equipos de fútbol, a nadie escapa que Nasser Al-Khelaïfi, hombre de confianza y gran amigo del emir Tamim, es el presidente del Paris Saint Germain, equipo que, desde la llegada del qatarí, no tiene problemas en gastar astronómicas sumas de dinero en cualquier escenario en que lo precise, ya sea para acometer un fichaje o para retener a alguna estrella. En España, el emirato está implicado en la gestión de la Cultural Leonesa, club de 1RFEF, con una experiencia experimental emanada de la Aspire Academy, donde se forman jugadores tanto españoles como qataríes. Pero todo aficionado al balompié no olvidará el nombre de Al-Thani ligado al Málaga Club de Fútbol. Sin duda, un fracaso que aún padece en sus debilitadas carnes el equipo costasoleño.

El recuerdo de Al-Thani en Málaga

José Manuel Rebollo ha sido aficionado al Málaga CF durante toda su vida. Ha disfrutado junto a su familia de épicos ascensos pero también de tristes descensos del cuadro blanquiazul, y lo ha vivido todo prácticamente en directo, pues la casa donde creció está a escasos metros del estadio de La Rosaleda. La adquisición de Abdullah ben Nasser Al Thani, —pariente del emir y miembro de la familia real—, del equipo de su infancia, se produjo en 2010, el mismo año en que Qatar era elegida la sede del Mundial. Todo pareció empezar bien, con un Málaga que, bajo la batuta de Manuel Pellegrini, se clasificaba, por primera vez y única en su historia, para la Champions League. El cuento de hadas era real, y el curso 2012-2013 empezó en el viejo continente de manera aplastante, venciendo a Anderlecht, Zenit de San Petersburgo y AC Milan en la fase de grupos, pasando a Octavos de Final. Inolvidable para la parroquia malacitana es el 1-0 en casa ante la escuadra de Silvio Berlusconi, con un tanto de Joaquín, mucho antes de que consiguiese la tarjeta Platino del Hormiguero, se convirtiese en protagonista de anuncios de televisión y presentase programas de entrevistas. En la ronda eliminatoria llegó el que es, quizás, la victoria más importante de la historia del Málaga CF: tras perder 1-0 en Oporto, el cuadro andaluz remontó en La Rosaleda con tantos de Isco y Roque Santa Cruz para pasar a Cuartos de Final. Uno de los robos más clamorosos que se recuerdan, en el Signal Iduna Park, evitó que el Málaga llegase a semifinales. Se habría enfrentado al Real Madrid de José Mourinho.

Como no puede ser de otra manera, Rebollo recuerda estos momentos con gran felicidad. Pero el sueño pronto se transformó en pesadilla, y reconoce que quedarse en este oasis hegemónico sería ser injusto con lo que pasó después con el equipo. Ya unos meses antes, llegó el primer palo, con la sanción de la UEFA al club por sus deudas. "Cuando llegó el golpe de la sanción fue una sorpresa para todos, y lo pudimos ver de primera mano porque el comunicado se realizó en plena comida navideña del club con los medios. Desde la entidad se apostó fuerte por voltear la situación, contando con un abogado estrella y llevando el caso al TAS", recuerda perfectamente Rebollo, ya que, en esos momentos, cubría la realidad del equipo en el periódico local Málaga Hoy. Luego llegó la sospechosa eliminación en Dortmund y la paulatina venta de los grandes jugadores. El barco comandado por el particular Schettino qatarí tenía cada vez más fugas y, si no se llegaba a hundir, era por el gran trabajo realizado en las categorías inferiores y por el arrojo de los futbolistas más veteranos y sentidos, según reconoce el periodista.

placeholder Abdullah Al-Thani, durante el juicio del 'caso BlueBay' en Málaga. (EFE)
Abdullah Al-Thani, durante el juicio del 'caso BlueBay' en Málaga. (EFE)

Del sueño dorado por el viejo continente del sorprendente Málaga ya ha transcurrido una década y la situación actual del club es nefasta: en puestos de descenso en Segunda División y con un panorama preocupante. El club fue intervenido judicialmente, y la relación entre Al-Thani y el Málaga CF continúa cual vodevil grotesco, con el jeque acusado de haber cometido, presuntamente, delitos de administración desleal y blanqueo de capitales en la gestión de la entidad. A día de hoy, continúa el juicio contra el antiguo mandatario. "La afición del Málaga no merece pagar los platos rotos de una gestión irresponsable. Son años perdidos de crecimiento deportivo, aferrándose a una continua supervivencia en una categoría que a Málaga ciudad, por historia y por masa, no le corresponde. En mi imaginación todo sale bien y el Málaga crece poco a poco con un modelo de cantera fuerte y una gestión orgánica sin los Al-Thani, porque es el espejo en el que me gusta mirarme, pero todos sabemos que lo que ocurre en el verde no siempre va en consonancia con lo que ocurre en el palco", explica Rebollo.

"Un europeo con un sueldo supermillonario, como Xavi, por supuesto que vive bien"

Mientras que los malagueños emprendían su particular descenso a los infiernos, Xavi Hernández comenzaba su andadura en Qatar, primero como jugador en el Al Saad —propiedad, por cierto, del jeque Muhammad bin Al Thani, hermano del emir— y luego como entrenador. El actual técnico culé, como hiciera también Pep Guardiola, se convirtió en embajador de la candidatura mundialista qatarí. El campeón del Mundo con la selección española llegó a decir que, pese a no vivir en un país democrático, el sistema qatarí era mejor que el de su país natal. Más allá de que la hipocresía esté barnizada de petrodólares, Álvarez-Ossorio recuerda que el país del Golfo es un país autocrático, donde las libertades públicas están severamente restringidas y hay una violación sistemática de los derechos humanos que no se puede negar. "Un europeo que no esté sujeto al régimen laboral de explotación y que tenga un sueldo supermillonario, como Xavi, por supuesto que vive muy bien, de eso no hay duda", ataja el autor del libro sobre la particular "ceguera" del preparador. Más allá de los ejemplos relacionados con el balompié, las relaciones entre Qatar y España no van a dejar de crecer. El fondo soberano qatarí, QIA, es el segundo inversor en la Bolsa española, atestigua Álvarez-Ossorio, y suele invertir siempre en sectores como telecomunicaciones, aeronáutico, compañías de lujo, inmobiliario, energético o energías renovables. Terminado el mundial, el nombre del país seguirá siendo recurrente en los medios.

Qué esperar de la organización

Uno de los mayores quebraderos de cabeza para el organizador en estos días previos al inicio del Qatar-Ecuador con que se abre el campeonato es la cuestión de la acomodación. En un país en el que residen casi tres millones de personas —de los cuales tan solo un tercio son qataríes— recibir a prácticamente un millón de visitantes es un problema, como revelan los autores de Qatar. La perla del Golfo. Gutiérrez de Terán —el más futbolero— reconoce su interés en ver cómo se encaran diversos potenciales desafíos: "Será un examen de gran tensión para los qataríes, sobre todo en el aspecto de la seguridad y del control de posibles problemas que haya en los estadios y, más aún, en lo que rodee a los partidos en los que jueguen selecciones que van a vestir de una forma especial o van a llevar símbolos de protesta por el neoesclavismo o discriminación LGTBI, como Países Bajos, Alemania o Dinamarca", explica, y añade que también le suscita curiosidad saber cómo puede reaccionar la afición local ante ciertos momentos de tensión como, por ejemplo, si se topan con aficionados que porten banderas multicolor u otros símbolos de protesta ya que, como recuerda, la población qatarí es muy tradicional y conservadora. Por lo demás, añade, cree que todo lo tienen controlado.

También hay mucho interés en ver cómo lucen los estadios. No se esperan estampas como la del partido de semifinal de la pasada Supercopa Española, en Arabia Saudí, con infinitos asientos vacíos, ya que parece que la venta de entradas marcha bien. Muchas incógnitas también deja la selección anfitriona. Pese a haber ganado la Copa de Asia en el año 2019 a Japón en la final, el cuadro dirigido por el español Félix Sánchez es toda una incógnita. Encuadrados en el grupo A, Países Bajos, Senegal y Ecuador parecen rivales de mayor entidad, como pronostica el profesor de la UAM: "Además, no creo que nadie piense que los qataríes, después de la que les ha caído, se vayan a molestar siquiera en tratar de influir de alguna manera en el arbitraje. Sería el colmo", bromea. Esta confabulación entre anfitrión y equipo arbitral, de tan infausto recuerdo para España, es lo que podría denominarse "hacer un Al-Ghandour". Han pasado veinte años desde que la selección de José Antonio Camacho fue expulsada por las malas artes del colegiado, en el último Mundial asiático, celebrado en Japón y Corea del Sur. Curiosamente, siete años atrás, en el Mundial sub20 de Qatar, España goleaba a Rusia por 4-1 para pasar a semifinales del torneo, con hat trick del pichichi Etxeberría. ¿Y quién era el colegiado de ese encuentro? El egipcio Gamal Al-Ghandour.

Todo comenzó en el año 2010, cuando Joseph Blatter, presidente de la FIFA, anunció que un país de los que aún cuesta ubicar en el mapa, Qatar, organizaría el Mundial de Fútbol de 2022. Pero ¿y si todo empezó antes? Hay que retrotraerse unos años atrás. Si Messi consigue levantar la copa el próximo 18 de diciembre, no será el primer argentino que lo haga en suelo arábigo. En 1995, la selección albiceleste ya ganó el Mundial de Qatar. Pero fue en categoría Sub20, con los exmallorquinistas Ariel Ibagaza y Leonardo Biagini como estrellas en una selección que capitaneaba Juan Pedro Sorín. Han pasado más de cinco lustros, y un vistazo a la hemeroteca deja datos de lo más curiosos. España también participó en la primera gran cita deportiva de la historia qatarí y, de hecho, un jovencísimo Joseba Etxeberría fue el máximo goleador del torneo, donde también brillaron jugadores como Raúl González o Michel Salgado. La selección de Andoni Goicoetxea quedó cuarta tras ser goleada en semifinales por la campeona, pero cuajó una buena imagen.

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