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¿Política o fútbol? La batalla de Qatar, explicada para 'dummies'
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Análisis de GZERO Media

¿Política o fútbol? La batalla de Qatar, explicada para 'dummies'

Una vez que comience el torneo, la atención de la mayoría de los fans cambiará rápidamente de los "derechos humanos" a la "magia humana" que se espera de los pies de megaestrellas

Foto: Una estatua réplica del trofeo del Mundial 2022 en Qatar (EFE/Martin Divisek)
Una estatua réplica del trofeo del Mundial 2022 en Qatar (EFE/Martin Divisek)

Este domingo es el día que casi la mitad del mundo lleva tiempo esperando durante los últimos cuatro años. El Mundial de fútbol masculino, el evento más visto del deporte más popular del planeta, rueda el balón en, de todos los lugares del mundo, Qatar.

Un momento. ¿Un Mundial en un minúsculo país con ninguna tradición de fútbol y que nunca se ha clasificado al torneo? Efectivamente. Y ya solo eso es la primera razón de que, hasta el momento, esta Copa del Mundo ha recibido más titulares por los escándalos que por el fútbol en sí mismo.

Foto: El emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani. (Reuters/Annegret Hilse)

En primer lugar, se ha criticado a Qatar por su pésimo historial de derechos humanos, especialmente en lo que respecta a los trabajadores migrantes. En febrero de 2021, un explosivo artículo de The Guardian afirmó que más de 6.500 trabajadores migrantes del sudeste asiático habían muerto mientras se construían los estadios (los qataríes, por supuesto, lo han negado).

Y luego está cómo Qatar trata a las personas LGBTQ. Las relaciones entre personas del mismo sexo están estrictamente prohibidas, las personas transgénero deben someterse a una terapia de conversión y, hasta hace un par de meses, las personas LGBTQ seguían siendo detenidas sin más motivo que serlo. Doha ha tratado de restarle importancia, pero el embajador oficial del torneo no le hizo ningún favor cuando dijo a la televisión alemana que la homosexualidad es un "daño mental".

Foto: Protesta por los derechos del colectivo LGTBIQ+ en el Mundial de Qatar en Zúrich (Suiza). (EFE/Michael Buholzer)

En segundo lugar, todo huele a corrupción. En ambas partes implicadas: Qatar y la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, con una larga y accidentada historia de corrupción.

Desde que otorgó el torneo de 2022 a Qatar (y la edición de 2018 a Rusia), por encima de propuestas con más méritos, hace casi 12 años, la FIFA no ha podido deshacerse de la sospecha generalizada de que se aceptaron sobornos. El escándalo terminó de estallar en 2015, cuando el FBI acusó a algunos altos funcionarios de dirigir la FIFA como una mafia y obligó a renunciar al presidente Joseph Blatter.

Pero incluso después de que la FIFA admitiera que no detectó señales de alerta (como las altísimas temperaturas), decidió mantener a Qatar como anfitrión. ¿La consecuencia? Por primera vez, la Copa del Mundo se reprogramó para los meses de invierno, lo que requirió que los campeonatos nacionales de fútbol en todas partes se tomaran un descanso de dos meses a mitad de la temporada, gracias (presuntamente) a la gruesa cartera de Qatar.

La FIFA se salió con la suya porque, sencillamente, tiene demasiada influencia global. De hecho, no se puede subestimar el poder político que conlleva decidir quién será el anfitrión del evento deportivo más seguido del planeta.

Foto: Messi en su presentación en el PSG. (EFE)

Qatar, por su parte, está utilizando la Copa del Mundo para presentarse a sí mismo como un país de Oriente Medio amante de la paz que quiere atraer más turismo e inversión extranjera, vender más de su abundante gas natural y proyectar más 'poder blando' en una región notoriamente volátil.

Ha habido (alguna) reacción negativa. En el período previo al torneo, Qatar se ha vuelto "tóxico" para las celebridades. Mientras que cantantes como Rod Stewart o Dua Lipa fueron elogiados por rechazar grandes sumas de dinero para encabezar la ceremonia inaugural, Nicki Minaj recibió críticas por grabar el tema principal del torneo tras el enfado en redes sociales por las leyes anti-LGTBQ de Qatar.

Mientras tanto, en Europa, activistas han pedido un boicot. No está claro si eso significa no ver los partidos en persona o no verlos en absoluto, pero hasta ahora la reacción más fuerte de una selección ha venido de Dinamarca, cuyos jugadores usarán equipaciones "atenuadas" en Qatar.

Foto: Protesta de Amnistía Internacional por la vulneración de derechos humanos en Qatar. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Y a pesar de toda esta controversia, la gran mayoría de los fans del fútbol en todo el mundo seguirán sintonizándolo. ¿Por qué?

Por un lado, no es la primera vez que un anfitrión de la Copa del Mundo tiene un historial dudoso de derechos humanos. Después de todo, Argentina ganó su primer trofeo en casa en 1978 mientras el país estaba dirigido por una temible junta militar. Por otro lado, el asunto político generalmente se detiene cuando la pelota comienza a rodar.

Una vez que comience el torneo, la atención de la mayoría de los fans cambiará rápidamente de los "derechos humanos" a la "magia humana" que se espera de los pies de megaestrellas como Leo Messi, Kylian Mbappé o Neymar.

Entonces, lector, pasemos la pregunta: ¿Qatar 2022 será una copa sobre los escándalos o el fútbol? Y ya que estamos, ¿quién crees que ganará? Las apuestas parecen estar en Argentina y Brasil, pero hay muchas sorpresas —¿Senegal?—, con oportunidad de llegar hasta el final.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.

Este domingo es el día que casi la mitad del mundo lleva tiempo esperando durante los últimos cuatro años. El Mundial de fútbol masculino, el evento más visto del deporte más popular del planeta, rueda el balón en, de todos los lugares del mundo, Qatar.

Mundial de Qatar 2022