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Mundial de Qatar, el mayor evento de fútbol, eclipsado por la violación de derechos humanos
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Mundial de Qatar 2022

Mundial de Qatar, el mayor evento de fútbol, eclipsado por la violación de derechos humanos

Desde que la FIFA concedió el Mundial al país árabe, no han parado de salir a la luz vulneraciones de derechos como la libertad de expresión o abusos laborales

Foto: Protesta de Amnistía Internacional por la vulneración de derechos humanos en Qatar. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Protesta de Amnistía Internacional por la vulneración de derechos humanos en Qatar. (EFE/Rodrigo Jiménez)

El domingo 20 de noviembre echa a rodar el balón que inaugura la Copa Mundial de Fútbol masculino de la FIFA 2022, que durará hasta el 18 de diciembre y se disputará en Qatar, lo cual no ha estado (ni está) exento de polémica. Esto se debe a las denuncias de distintos organismos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) por la violación de derechos humanos en el país árabe.

Esta situación ya era conocida por la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), el organismo rector del fútbol, en el 2010, cuando concedió a Qatar el torneo, a pesar de que las leyes del régimen catarí son incompatibles con los propios estatutos de la Federación, que establecen en el artículo 4 la “lucha contra la discriminación, la igualdad y la neutralidad”. Además de no cumplir con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada por Qatar en 1971, donde se establece que estos “deben ser respetados y reafirmados por los países miembros”.

A su vez, cabe señalar que no es la primera vez esto sucede, ya que Amnistía Internacional denunció anteriormente violaciones de derechos humanos en la celebración de otros mundiales. “Desde Sudáfrica en 2010, cuando iban a desalojar a personas para poder construir estadios nuevos, hasta Rusia en el 2018, donde se denunció la anexión de Crimea o de Georgia. Esto apunta a que es muy probable que siga pasando, porque lleva ocurriendo mucho tiempo”, asegura Ricard Taboada, miembro de Amnistía Internacional.

Foto: Protesta por los derechos del colectivo LGTBIQ+ en el Mundial de Qatar en Zúrich (Suiza). (EFE/Michael Buholzer)

Así pues, a pesar de que el Gobierno del país árabe haya aprobado en los últimos años una serie de reformas en materia de derechos humanos, estas no han sido aplicadas en su totalidad. Por ejemplo, en el ámbito laboral sigue existiendo el sistema kafala, un “sistema de patrocinio” para las empresas que existe en varios países de la península arábiga y que regula las relaciones laborales entre los empleadores y los trabajadores migrantes, que son el 90% de la mano de obra y proceden de India, Bangladés, Sri Lanka y Nepal, principalmente. Este sistema facilita el abuso y la explotación de los segundos, que apenas tienen derechos ni la posibilidad real de reclamarlos. Es por ello por lo que, a pesar de que kafala significa 'garantías', en muchos casos es sinónimo de trabajo forzoso.

Si bien es cierto que el emirato eliminó el requisito de obtener el permiso de salida y el “certificado de no objeción” para la mayoría de los trabajadores inmigrantes, con el que, en teoría, pueden salir del país y cambiar de trabajo sin el consentimiento de sus jefes, la realidad es diferente. En la práctica, se siguen encontrando con trabas y requisitos burocráticos cuando intentan cambiar de empleo sin el permiso de su entidad. Además, los jefes pueden controlar su situación legal por la imposibilidad que tienen los trabajadores de acceder a la justicia en casos de abusos o a la requisa de sus pasaportes.

Foto: Dos trabajadores caminan entre las obras de un estadio de fútbol en Doha. (Reuters)

La situación es especialmente complicada para las trabajadoras domésticas internas debido a su aislamiento en el domicilio del empleador, que también es su lugar de trabajo, lo que dificulta que puedan cambiar de empleo o que puedan denunciar casos de agresión. Otras prácticas abusivas son el pago con retraso de los salarios, la retención de los mismos o las pésimas condiciones laborales, como trabajar en situaciones extremas de calor, jornadas interminables y escasas medidas de seguridad. Por si tales prácticas no fueran suficientes, también son privados del derecho fundamental de formar sindicatos o afiliarse a ellos, según el Informe 2021-2022 de AI.

En resumen, el sistema continúa priorizando y dotando de más poder a las empresas, que supervisan la entrada y la residencia de sus trabajadores y que pueden anular sus permisos de residencia o presentar cargos de fuga, poniendo en riesgo su presencia legal en el país.

Como consecuencia de estas prácticas y condiciones laborales, y según datos publicados por The Guardian basados en los proporcionados por los propios países de origen de los trabajadores, al menos 6.500 personas han fallecido en la construcción de los estadios de fútbol y otras infraestructuras para el Mundial.

Foto: Varios obreros trabajan en la construcción de una carretera en Doha. (Efe)

No obstante, las autoridades continúan sin investigar estas muertes, a pesar de que muchos de ellos han fallecido de forma repentina, y las atribuyen directamente a “causas naturales” sin realizar una autopsia. En otras palabras, Qatar no protege un elemento básico del derecho a la vida y, además, también niega a las familias afectadas la oportunidad de ser indemnizadas por la empresa o las autoridades responsables.

Limitar la libertad de expresión para silenciar las críticas

Uno de los derechos más vulnerados es el de la libertad de expresión. En este caso, se trata de una legislación abusiva que tiene como objetivo silenciar a las voces más críticas con el régimen. Por ejemplo, se ha aprobado una ley en la que, si se considera que una información es “tendenciosa” (es decir, contraria al Gobierno), el castigo puede ser de cinco años de cárcel y una multa de hasta 25.000 dólares.

El castigo a las mujeres y al colectivo LGTB

Las leyes cataríes continúan castigando a las mujeres y al colectivo LGTB. Las primeras siguen estando discriminadas en la ley y en la práctica, ya que sufren un sistema de tutela masculina; les dificultan el divorcio y, si lo hacen, es complicado que tengan la custodia de los hijos; y las menores de 25 años necesitan permiso de sus tutores para viajar al extranjero, firmar un contrato o salir de casa, como así lo recoge el informe Everything I have to do is tied to a man, publicado en 2021 por Human Rights Watch.

Foto: Una mujer vota en las elecciones de Qatar el pasado octubre de 2021. (EFE/NOUSHAD THEKKAYIL)

En cuanto a los segundos, en el Código Penal se sigue tipificando las relaciones homosexuales como un delito condenable con hasta siete años de prisión, a pesar de que en la Carta de las Naciones Unidas se especifica que hay que derogar estas leyes. En relación con ello, recientemente en una entrevista, el presidente del comité organizador del Mundial, Nasser Al Khater, aseguró que el país daba la bienvenida a las personas homosexuales, pero les recomendó que no mostraran su afecto en público si acudían al torneo, lo cual fue altamente criticado. O el caso de Khalid Salman, embajador del Mundial y exfutbolista de la selección catarí, quien afirmó que “la homosexualidad es un daño en la mente”.

Debido a esta situación, algunos países participantes, así como algunas selecciones, han tomado cartas en el asunto. Por ejemplo, las federaciones de fútbol de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Holanda, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y Gales han pedido a la FIFA a través de una carta que se respeten los derechos humanos y han afirmado que “seguirán apoyando un fondo de compensación para los trabajadores inmigrantes”. En contraposición, el presidente de la Federación, Gianni Infantino, envió hace unos días una carta a los 32 participantes pidiéndoles que se centren en el torneo y que “no permitan que el fútbol se vea arrastrado a todas las batallas ideológicas o políticas que existen”.

Foto: Illie Oleart, en un fotograma de 'Qatar: el Mundial a sus pies'. (La Media Inglesa)

A su vez, la FIFA ha vetado unas camisetas de entrenamiento de la selección danesa en las que ponía “derechos humanos para todos”. En opinión de Taboada, “esto da a entender que la FIFA no tiene ningún compromiso con los DDHH, por mucho que haya hecho propagandas del estilo 'No al racismo'. Se ha visto que, entre las ganancias económicas y los DDHH, siempre tira hacia lo primero. No está a merced ni apoya a las organizaciones que denuncian estas prácticas”.

En definitiva, aunque se crea que Qatar podría tratar de blanquear su imagen a través de la celebración de grandes eventos como este, lo cierto es que están saliendo a la luz todas las vulneraciones de derechos humanos. “Gracias a esta concesión, se han realizado cambios legales en algunos aspectos del sistema kafala y las situaciones de vulneración de DDHH han aparecido más en los medios de comunicación, forzando el cambio legal, aunque esto tendría que mantenerse antes, durante y después del Mundial. De hecho, puede sentar un precedente para las próximas concesiones y que uno de los requisitos sea el respeto de los derechos humanos”, concluye Ricard.

De nuevo, el gran evento de fútbol a nivel mundial estará manchado por el sufrimiento de miles de personas que no pueden ejercer algunos de sus derechos más básicos, mientras que la rueda económica de la industria futbolística sigue girando sin contemplaciones.

El domingo 20 de noviembre echa a rodar el balón que inaugura la Copa Mundial de Fútbol masculino de la FIFA 2022, que durará hasta el 18 de diciembre y se disputará en Qatar, lo cual no ha estado (ni está) exento de polémica. Esto se debe a las denuncias de distintos organismos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) por la violación de derechos humanos en el país árabe.

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