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El conformismo rompió al desenfreno en un final que acabó con la locura de Seferovic
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marcó en el minuto 93

El conformismo rompió al desenfreno en un final que acabó con la locura de Seferovic

En un partido en el que reinó la igualdad, Ecuador se adelantó cuando dominaba Suiza, pero dos suplentes remontaron, con el gol de la victoria en el 93' (2-1)

Foto: El gol de Seferovic provocó la locura en la selección helvética.
El gol de Seferovic provocó la locura en la selección helvética.

Lo maravilloso de un Mundial de fútbol (puede suceder en casi cualquier deporte, pero en el fútbol quizás más) es que los partidos que no tienen la etiqueta de grandes, o como era el caso del Suiza-Ecuador, tiene etiqueta de partido flojo, dejan momentos de una intensidad y una tensión altísima. La paridad entre los equipos, si bien el favoritismo siempre resida sobre uno de ellos, hace que el partido sea tremendamente igualado durante los noventa minutos y que el espectador imparcial se quede pegado a la televisión. Pero a pesar de la igualdad, cuando todo parecía acabado, apareció Seferovic para volcar la balanza.

Esa teórica preponderancia pertenecía a una de las mejores generaciones suizas de la historia. Eso sí, pocos de los jugadores entrenados por Ottmar Hitzfeld son de origen suizo, siendo más los albanokosovares. Pero sea como fuere, la conjunción de orígenes ha creado un bloque que aúna calidad técnica, con Shaqiri y Xhaka, y potencia con Inler, Behrami y Mehmedi. Pero no ha sido suficiente para vencer a la física selección de Ecuador, que impuso también su conocimiento del terreno y, sobre todo, de las temperaturas, bastante altas en la capital de Brasil.

Pero aun así, Suiza empezó a querer y tener el balón desde el inicio del encuentro. Poco a poco fue encerrando a la selección tricolor en su área buscando el gol elaborando el juego, pero sobre todo, con disparos lejanos de los buenos lanzadores que tiene Suiza. Pero si algo ha enseñado este partido es que nada es lo que parece. Cuando parecía que eran los helvéticos los que estaban más cerca de abrir el marcador, Ecuador rompió el partido con el primer gol. Mientras Lichtsteiner se quejaba de que la pelota no estaba en la semicircunferencia que había marcado el árbitro uzbeko con el aerosol, Ayovi colgaba un libre directo perfecto entre la defensa y el portero para que Enner Valencia anotara con un remate picado.

Lo que se produjo después no se puede llamar reacción suiza, puesto que los centroeuropeos continuaron haciendo lo mismo que durante los minutos previos a encajar el gol, esto es, jugar y crear ocasiones. Las tuvo Inler y sobre todo las tuvo Shaqiri, de lejos el suizo más activo sobre el césped. Su posición predilecta es la derecha, para aprovechar los movimientos hacia dentro y así probar el disparo. Lo hizo en varias ocasiones, pero lo mejor de Shaqiri fue su movilidad, su participación constante en el juego colectivo. Estaría más o menos acertado, pero era el activador de la función ofensiva suiza.

En el inicio de la segunda mitad y ante la desventaja todavía reinante, Hitzfield comenzó a mover sus piezas, mandó al vestuario a un poco eficiente Stocker y lo sustituyó por Admir Mehmedi. No le podría haber salido mejor al técnico alemán. Nada más comenzar el segundo tiempo, su equipo se encontró con un tiro de esquina centrado al medio del área por Shaqiri y Mehmedi, que ni siquiera había sudado todavía, igualó el marcador de cabeza ante la pasividad de su marcador.

Ecuador sintió el gol y Suiza le impuso más velocidad al balón, pero siempre con un juego previsible que no llegaba a inquietar la portería ecuatoriana. Enner Valencia pudo haber alterado el marcador en el minuto 73, pero no llegó a un balón que recorrió el área a lo ancho cuando Benaglio ya estaba vencido. El otro Valencia ecuatoriano (y el más conocido a nivel mundial por jugar en el Manchester United) Antonio, dio el penúltimo susto del partido. Fue con una falta, en el minuto 85, que el portero suizo contuvo con dificultad debido al extraño que hizo el Brazuca.

A partir de ahí, hubo mucho miedoy conformismo por parte de ambos equipos, pero con dosis de locura de la que salió beneficiada Suiza. Ocurrió en la jugada sucesiva al fallo por pasividad de Arroyo, que se entretuvo dentro del área tras un centro perfecto de Paredes. Suiza la robó y Behrami inició una contra; fue derribado claramente, pero la inercia le permitió seguir de pie y continuar la jugada. Shaqiri vio a Rodríguez en la izquierda y éste esperó la llegada de Seferovic al primer palo para ponérsela en bandeja al jugador de la Real Sociedad. En Sudáfrica 2010 sorprendieron a España, a la postre campeón. En Brasil también comienzan con triunfo. Ahora deben confirmarlo ante Honduras y Francia.

Ficha técnica:

2 - Suiza: Diego Benaglio; Stephan Lichsteiner, Johannes Djourou, Steve von Bergen, Ricardo Rodriguez; Granit Xhaqa, Gökhan Inler, Valon Behrami; Xherdan Shaqiri, Valentin Stocker (Admir Mehemedi, m.46) y Josip Drmic (Haris Seferovic, m.75).

1 - Ecuador: Alexander Domínguez; Walter Ayoví, Jorge Guagua, Frickson Erazo, Juan Carlos Paredes; Jefferson Montero (Joao Rojas, m.77), Cristhian Noboa, Carlos Gruezo, Enner Valencia; Antonio Valencia y Felipe Caicedo (Michael Arroyo, m.70)

Goles: 1-0, m.22: Enner Valencia. 1-1, m.48: Admir Mehemedi. 2-1, m.93: Seferovic.

Árbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán). Amonestó a Paredes y Djourou.

Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo E del Mundial Brasil 2014, jugado en el estadio Nacional Mané Garrincha, de Brasilia, ante 68.351 aficionados. En el palco de autoridades se encontraban el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, el Consejero Federal de Suiza, Ueli Maurer, y el canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo.

Lo maravilloso de un Mundial de fútbol (puede suceder en casi cualquier deporte, pero en el fútbol quizás más) es que los partidos que no tienen la etiqueta de grandes, o como era el caso del Suiza-Ecuador, tiene etiqueta de partido flojo, dejan momentos de una intensidad y una tensión altísima. La paridad entre los equipos, si bien el favoritismo siempre resida sobre uno de ellos, hace que el partido sea tremendamente igualado durante los noventa minutos y que el espectador imparcial se quede pegado a la televisión. Pero a pesar de la igualdad, cuando todo parecía acabado, apareció Seferovic para volcar la balanza.

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