El drama de Joao Félix: obligado a demostrar que es el líder de un grande... sin saber dónde jugará

A sus 23 años, Joao Félix sabe que se encuentra en una situación límite. A pesar de su juventud y de tener toda una carrera por delante, el futbolista portugués sabe que posiblemente se encuentre ante la última gran oportunidad de su carrera. El fútbol va demasiado rápido y para un jugador que ya lleva cinco temporadas en la elite, es tiempo suficiente como para demostrar a dónde puede llegar. Y ese es el problema del luso: pasan los años y sigue sin dar el salto cualitativo.

Todo comenzó en la 2018-19. Aquel año, el Benfica necesitaba a un goleador y echó un vistazo a su equipo filial, donde un menudo futbolista había demostrado en las dos temporadas anteriores ser un devorador de récords de precocidad. Era el momento de darle la oportunidad en el primer equipo, con el objetivo de tratar de demostrar si tenía nivel suficiente para el fútbol de elite: solo necesitó un buen puñado de partidos para derribar cualquier atisbo de duda.

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Ulises Sánchez-Flor

En sus primeros 26 partidos de liga con el Benfica, Joao Félix iba a marcar la friolera de 15 goles, además de dar 8 asistencias que le convirtieron, a pesar de sus recién cumplidos 18 años, en el gran líder de las Águilas. Su nombre pronto empezó a traspasar las fronteras de Portugal y alguno de los grandes equipos del mundo empezaron a preguntar por la situación del jugador. El Atlético de Madrid no dudó en tirar la casa por la ventana para tratar de ficharle.

Solo unos meses más tarde, Joao Félix se convertía en jugador colchonero por 126 millones de euros, siendo el futbolista más caro de la historia del club. Sus primeros partidos con la camiseta del Atlético fueron de mucho nivel y pronto el aficionado rojiblanco se frotaba las manos: tenían una joya en el equipo. Pero no tardó mucho en apagarse el idilio entre el jugador y la grada, un conflicto en el que la gasolina tenía nombre propio: el Cholo Simeone.

El técnico argentino sabía que Joao era uno de los jugadores con más calidad de la plantilla, pero no tenía la disciplina defensiva que pide a sus jugadores. El portugués era un verso libre y eso generó una brecha irreconciliable: el jugador no entendía por qué no contaba con más minutos; el entrenador no comprendía la falta de tensión competitiva del luso. Y el divorcio se escenificó en el pasado mercado de invierno, donde el jugador fue cedido al Chelsea.

Pero su rendimiento dejó mucho que desear: expulsado en su primer partido como jugador blue y con un bagaje de 4 goles en 20 partidos, su rendimiento fue tan gris que el club de Stamford Bridge decidió no ejercer la opción de compra por él. Por ello, ha sido este lunes cuando se ha producido la situación que tanto Joao Félix como Simeone no querían que tuviera lugar: el regreso a los entrenamientos con el delantero luso vestido como rojiblanco.

Un futuro más que complicado

Capucha puesta y cabizbajo: así apareció por Los Ángeles de San Rafael. Solo unos minutos después, en el primer partidillo de pretemporada, Joao se quedaba sin jugar, en un claro mensaje de su entrenador. Ahora, ambas partes saben que es necesario aclarar su futuro... pero el tiempo se le agota al luso. A sus 23 años, mucho tiene que cambiar la situación para hacerse con un hueco en el Atlético y convertirse en un futbolista imprescindible. Su futuro está más fuera que dentro.

La pregunta es: ¿quién querrá contar con los servicios de Joao Félix? Es posible que no le falten ofertas, con clubes como PSG, AC Milan o Tottenham como posibles destinos del jugador, pero el tiempo se le agota al luso. La temporada que entra puede ser la última para que el Menino de Ouro demuestre si merece jugar en una gran liga y ser el líder de un equipo destacado o si, por el contrario, se convierte en un futbolista que apuntaba alto, pero nunca llegó a romper.

Después de cinco años al más alto nivel, Joao Félix no solo no ha terminado de despuntar como la megaestrella que parecía ser, sino que ni tan siquiera ha logrado consolidarse como titular indiscutible en un equipo puntero. Esta temporada se antoja fundamental en la carrera del portugués, donde sabe que es el momento de encontrar la puerta grande o la enfermería. Y, mientras tanto, sin saber dónde jugará el próximo curso. El más difícil todavía.