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Victoria de tres puntos y moral: por qué el Sevilla necesita más que nunca ganar el derbi
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SE PARALIZA LA CIUDAD

Victoria de tres puntos y moral: por qué el Sevilla necesita más que nunca ganar el derbi

Con un cambio de entrenador apenas mes y medio después de empezar la temporada, los sevillistas necesitan un triunfo que enderece a un equipo que ocupa puestos de descenso

Foto: Los escudos de Betis y de Sevilla, en la Torre del Oro. (EFE/José Manuel Vidal)
Los escudos de Betis y de Sevilla, en la Torre del Oro. (EFE/José Manuel Vidal)

Sevilla vive en una dualidad constante durante el año y ahora también se refleja en los estados de ánimo de los equipos. En Heliópolis todo es fiesta desde que llegó Manuel Pellegrini y en Nervión, el último año ha sido para olvidar. Curiosamente, los sevillistas no levantan cabeza desde que ocurrió el incidente con Joan Jordán en el derbi de la Copa del Rey (2-1). Y atraviesan su peor momento de la última década.

El inicio de año ha sido igual de malo que el fin del año pasado. El proyecto de Julen Lopetegui estaba cerca del cementerio y el deceso se confirmó apenas mes y medio después de que comenzase la temporada. Los sevillistas antes miraban en exclusiva al banquillo, aunque en las últimas semanas también señalan el palco. Este verano quizá ha sido el peor desde que Monchi es el director deportivo del club.

El propio Monchi no tuvo problemas en dar una rueda de prensa esta semana. Igual de legítimo es cuestionar su trabajo este verano como reconocerle los éxitos europeos del club. La magia, a veces, falla, aunque se usen los mismos trucos. Y el director deportivo del Sevilla ha sido un mago exquisito en la historia sevillista.

placeholder Los jugadores del Betis agradecieron el apoyo de la afición antes del derbi. (Reuters/Albert Gea)
Los jugadores del Betis agradecieron el apoyo de la afición antes del derbi. (Reuters/Albert Gea)

La excelsa gestión de Pellegrini

Las sonrisas ahora se instalan en el Betis, donde disfrutan de uno de sus mejores años. Al título de Copa conseguido en abril, se ha sumado un inicio de temporada espectacular. Cuarto en Liga y en octavos de la Europa League. Pellegrini ha formado un equipo en el que nadie sobra y en el que todos juegan. Esta receta parece de colegio y resulta que, al igual que en la escuela, es un grupo de amigos.

Joaquín pone las bromas y mantiene unido a un vestuario en el que el capitán también las sufre. Si Loren, el que menos juega del equipo, está tan feliz es una buena señal. Es evidente que jugar dos años seguidos en Europa, además de ganar un título, son los hechos que necesitaban los béticos para confiar en su equipo. Atrás quedaron las palabras, esas que tanto le gustaban a Manuel Ruiz de Lopera.

Una victoria del Betis supondría alimentar aún más la ira de los sevillistas. No solo se mantendrían en descenso, sino que tendría que ver cómo al eterno rival no para de sonreírle la suerte, mientras que el Sevilla parece que ha abierto su caja de Pandora particular. Al dolor personal habría que sumarle la felicidad ajena. Y en la ciudad un equipo no se entiende sin el otro, porque son interdependientes.

placeholder Los jugadores del Sevilla se lamentan después de la derrota ante el Cty. (Reuters/Peter Powell)
Los jugadores del Sevilla se lamentan después de la derrota ante el Cty. (Reuters/Peter Powell)

Una planificación semejante

Un triunfo del Sevilla, ese que Rakitic asegura que conseguirán, sería vital para levantarse la moral y también para, posiblemente, salir de los puestos de descenso. Después de 12 jornadas, es inusual, a la vez que lamentable para un club de esa categoría, ver a los sevillistas entre los tres últimos. Esto le sonará a Monchi de su etapa de jugador, pero no en el superequipo que él ha construido con los años.

La planificación deportiva fue parecida en ambos equipos. El Betis tuvo problemas para inscribir a sus jugadores y muchas dificultades económicas a lo largo del verano. Ni siquiera Héctor Bellerín, decidido a quedarse y a esperar al club, regresó al Villamarín. En Nervión, se desprendieron de dos de sus mejores jugadores, Jules Koundé y Diego Carlos. Y los refuerzos no han estado a su altura.

Son tres puntos, pero también una victoria moral que supondría una debacle para unos y una alegría inmensa para otros. Sevilla vibra a la espera de que comience el partido. Ahí se determinará cuál de los dos equipos tiene un color especial.

Sevilla vive en una dualidad constante durante el año y ahora también se refleja en los estados de ánimo de los equipos. En Heliópolis todo es fiesta desde que llegó Manuel Pellegrini y en Nervión, el último año ha sido para olvidar. Curiosamente, los sevillistas no levantan cabeza desde que ocurrió el incidente con Joan Jordán en el derbi de la Copa del Rey (2-1). Y atraviesan su peor momento de la última década.

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