Un Real Madrid bipolar se deja un punto frente al Villarreal (0-0) y rescata a Bale
Gareth Bale volvió a la titularidad después de seis meses de ausencia. Tras una primera parte horrorosa, los de Ancelotti se merecieron el encuentro en los segundos 45 minutos
Faltan tres días para ver el partido de todos los morbos en el Parque de los Príncipes. El Paris Saint Germain espera al Real Madrid en una eliminatoria trascendental para ambos equipos. Pero en el calendario actual, LaLiga no espera a nadie y el Sevilla aprieta los intereses madridistas. En mitad de una crisis de juego que ni acaba de superarse ni acaba de explotar, dos facetas mostró el equipo de Ancelotti en el Estadio de la Cerámica: la primera, la de un equipo sin ideas y con una evidente falta de gol; la segunda, un conjunto dominante y valiente con la pelota, que carbura en el juego estático y amenaza a la contra. Empate entre versiones y empate a cero en el marcador. Pinchazo con sensación de cierto alivio para el Madrid, que suma un punto frente a un Villarreal al alza que le permite mantener la distancia simbólica de más de un partido contra el Sevilla (54 a 50 puntos). Jovic mandó un balón al larguero en el último minuto con una exquisita vaselina que habría significado la victoria y Gareth Bale volvió a los terrenos de juego.
Por una parte, Carlo Ancelotti perdió la batalla táctica ante Unai Emery durante la primera mitad. El técnico español cargó todo el juego ofensivo del ‘submarino amarillo’ por la banda derecha de Samu Chukwueze. Emparejar hombre por hombre al nigeriano con Marcelo fue sangrante. El premio del gol no llegó, pero el Villarreal pasó por encima de los madridistas en un encuentro no exento de polémica arbitral. Pero el entrenador madridista se guardaba un as sobre la manga. Colocó a Valverde encima de Dani Parejo… y comenzó un nuevo encuentro que permitió ver una gran versión del conjunto blanco.
Se hizo con la pelota y se hizo con el control del juego el Real Madrid en la segunda mitad. Gareth Bale, que salió de su ostracismo particular para encontrar consuelo como referente ofensivo, tuvo las mejores ocasiones del Madrid. La más clara, un uno para uno que el galés no quiso resolver con su diestra y que permitió a Rulli salvar el tanto. 73 minutos disputó Bale en su regreso a los terrenos de juego, hay que recordar que no se enfundaba la camiseta blanca desde el 28 de agosto de 2021. El mejor de los pupilos de Carlo Ancelotti fue, una vez más, Vinicius Junior. 82 minutos aguantó en el césped, con la señal de la gasolina saltando. Intrépido, descarado, insistente... Solo le faltó el premio del gol al brasileño, que a punto estuvo de batir a Rulli con un disparo manso con su zurda.
El carril izquierdo descompensa al Madrid
Samu Chukwueze fue una auténtica pesadilla para la defensa madridista en general y para Marcelo en particular. Si el lateral izquierdo no se caracterizó por ser un excelso defensor al hombre en sus mejores temporadas, la versión actual del brasileño sufre en exceso frente a jugadores vertiginosos. El nigeriano es uno de ellos. Un puñal que atacó sin cesar la banda, superando tanto a Marcelo como a las ayudas de David Alaba. Samu dejó la mejor jugada de la primera mitad en una internada en la que dejó atrás a cuatro rivales diferentes. Sentó en velocidad a Marcelo, se deshizo de Kroos y Casemiro, y con un amago de disparo clavó a Alaba. En la definición, Chukweze optó por intentar el pase atrás, pero su entrega no encontró rematador.
El Villarreal dominó tácticamente el partido durante la primera mitad. La superioridad en las bandas, sobre todo en la de Marcelo, desequilibró los esfuerzos defensivos del Real Madrid, que se dedicó a achicar agua mientras buscaba a Vinicius al contraataque. El brasileño lo intentó y brilló, aún sin encontrar esa chispa goleadora del inicio de la temporada. Ancelotti inventó una respuesta a la ausencia de Benzema colocando a Gareth Bale como punta de ataque. La integración del galés en el juego colectivo es similar a la que ha realizado estos años en la cultura española, prácticamente nula. Sin embargo, el gol ni se entrena ni se negocia... Pero de gol, Bale va sobrado. Rulli evitó con una gran parada el tanto del galés, que pinchó una pelota filtrada con su zurda, pero quien no pudo superar al guardameta argentino con una vaselina. Volvería a intentarlo en los segundos 45 minutos Bale con un disparo lejano que Rulli, y después el larguero, evitaron.
¿Dónde está el VAR?
Una jornada más, la calidad del equipo arbitral vuelve a estar en duda. Y esto no va de colores en la camiseta, sino de falta de criterios. Al inicio del encuentro, Vinicius corrió a presionar una cesión de Albiol a Rulli. El defensa español, curtido en mil batallas, estiró levemente el brazo y su codo impactó en el brasileño. Sánchez Martínez ni siquiera acudió al VAR para ver la jugada gris. Más flagrante fue la acción de Marco Asensio, minutos más tarde. El español quiso regatear con una ruleta a Iborra, pero este se adelantó con facilidad. En vez de retirar la pierna, el futbolista del Real Madrid dejó la plancha e impactó contra el tobillo de su rival. Fue una acción dura que el árbitro castigó con amarilla al momento. La repetición no podía ser más clara: la falta era merecedora de tarjeta roja. No hubo revisión vía videoarbitraje.
Estas situaciones no ayudaron a un partido bronco, con tensión propio de dos de los mejores equipos del fútbol español. Dani Carvajal dejó una fea acción dando un pelotazo a Lo Celso, que se encontraba en el suelo, con la pelota en juego y a menos de un metro de distancia. El lateral se disculpó, asegurando que había sido un lance sin intención. Dani Parejo, por su parte, se jugó la expulsión al soltar el brazo a Vinicius durante el lanzamiento de una falta. Sánchez Martínez vio la acción en primera persona y solo advirtió a los protagonistas.
Faltan tres días para ver el partido de todos los morbos en el Parque de los Príncipes. El Paris Saint Germain espera al Real Madrid en una eliminatoria trascendental para ambos equipos. Pero en el calendario actual, LaLiga no espera a nadie y el Sevilla aprieta los intereses madridistas. En mitad de una crisis de juego que ni acaba de superarse ni acaba de explotar, dos facetas mostró el equipo de Ancelotti en el Estadio de la Cerámica: la primera, la de un equipo sin ideas y con una evidente falta de gol; la segunda, un conjunto dominante y valiente con la pelota, que carbura en el juego estático y amenaza a la contra. Empate entre versiones y empate a cero en el marcador. Pinchazo con sensación de cierto alivio para el Madrid, que suma un punto frente a un Villarreal al alza que le permite mantener la distancia simbólica de más de un partido contra el Sevilla (54 a 50 puntos). Jovic mandó un balón al larguero en el último minuto con una exquisita vaselina que habría significado la victoria y Gareth Bale volvió a los terrenos de juego.
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