El Barça se sube al tren de LaLiga con dos latigazos de Alba y Moriba en el Sadar (0-2)
El conjunto azulgrana resolvió un partido complicado ante Osasuna. Los hombres de Ronald Koeman acumulan 16 partidos sin perder en la competición nacional y confirman su mejora
Ronald Koeman por fin ha encontrado el punto de apoyo adecuado para mover su mundo azulgrana. Lo sabe Óscar Mingueza, resguardado por la defensa de tres así como Sergiño Dest y Jordi Alba, quienes pueden dar vuelo a su fútbol ofensivo y arriesgado en ataque a sabiendas de que tienen guardaespaldas preparados para dar la cara por ellos ante cualquier pérdida. También lo sabía la acertada propuesta de Jagoba Arrasate, aunque sus futbolistas no supieron sacar rédito de un sistema que, como cualquier otro, tiene sus fortalezas y sus debilidades. El 3-5-2 culé se encontró con el mejor planteamiento táctico rival en LaLiga hasta la fecha, pero pudo superarlo gracias a una conexión que todo el mundo conoce y muy pocos pueden evitar: la vía Jordi Alba-Leo Messi.
Ambos, lateral catalán y mediapunta argentino, se retroalimentan partido tras partido y fomentan una jugada tan añeja como indefendible. Un pase parabólico que aumenta las revoluciones azulgranas y oxigena la congestión azulgrana. Así fue en El Sadar, donde el ‘10’ sacó el periscopio para asistir a Jordi Alba en el minuto 30 del primer tiempo y poner tierra de por medio. Su zambombazo aclaró un partido que se le estaba empezando a hacer bola a los pupilos del técnico neerlandés y sirvió de broche de oro a una primera parte hiperactiva del rosarino. Más centrocampista que delantero y más pasador que definidor, Messi no estuvo fino y aun así fue el mejor.
Ter Stegen estuvo espléndido
Los rojillos, empecinados en plantar batalla, salieron respondones. Al inicio, mordieron la salida de balón catalana, replegaron con acierto cuando se veían rebasados y obstruyeron el juego interior culé. En ataque, los de Arrasate hicieron lucirse de lo lindo a Marc André ter-Stegen. Es probable que su fenomenal actuación caiga en el olvido, pero sin ella el Barça hubiese sudado bastante más para salir vencedor de Navarra. El guardameta teutón volvió a presentarse como el seguro de vida bajo palos encargado de corregir los fallos defensivos de su equipo. Así lo comprobó Kike Barja cuando cargó la pierna desde la frontal y se topó con la sólida manopla del germano. Superado el ecuador, Rubén García también quiso poner a prueba a ter Stegen tras deshacerse de Óscar Mingueza, pero el portero azulgrana se mostró inflexible.
Tras el descanso, Ronald Koeman tomó medidas proteccionistas y retiró a un amonestado Samuel Umtiti por Ousmane Dembélé. La sustitución, más allá del cambio de sistema al 4-3-3, tuvo un efecto más valioso que la propia modificación táctica: el Barça amenazó al contragolpe. Osasuna podía seguir viniendo si así lo elegía a presionar arriba al cuadro culé, pero ahora los visitantes contarían con un torbellino de energía capaz de atacar el espacio verticalmente y recorrer muchos metros en pocos segundos. La segunda parte inició al tran-tan a pesar del potente disparo de Messi rechazado por Sergio Herrera, pero eso tan solo fue un espejismo.
Dembélé encontró la coyuntura perfecta
Las galopadas de Dembélé, las conducciones de Pedri y las llegadas de Frenkie de Jong empezaron a hacer acto de presencia y el partido se rompió. Por su parte, Arrasate sacó a Barja y entró Jony y Koeman contestó con la sustitución de Antoine Griezmann y Sergio Busquets por Martin Braithwaite y Illaix Moriba. El Barça, a caballo entre cerrar el partido y avivar la llama del empate, no lograba ni calmar el ritmo ni colocar el 0-2. En esas, Jonathan Calleri aprovechó una falta inocente de Mingueza para estar a punto de colocar el 1-1 en el marcador, pero su cabezazo salió rozando el palo. El delantero argentino sería reemplazado por Adrián López y Rubén García, uno de los atacantes más activos, por Ante Budimir.
Osasuna bombardeaba el área azulgrana a centros laterales sin encontrar rematador cuando Jordi Alba tiró de conexión directa con Messi. El argentino picó el esférico por encima del muro rojillo y el disparo del lateral se topó con un atento Sergio Herrera. A los golpes, golpeó más fuerte el Barça. En el 84', Messi tocó para Ilaix Moriba en la frontal, el canterano se la colocó suavemente en la izquierda y su potente golpeo se coló en la meta rojilla para el 0-2. En los últimos minutos, Osasuna trató de recortar distancias por todos los caminos, pero el Barça cerró el grifo. Con el triunfo en El Sadar, el conjunto azulgrana se coloca segundo con 56 puntos, a dos del Atlético de Madrid (con dos partidos menos) y mirarán el derbi desde la tranquilidad.
Ronald Koeman por fin ha encontrado el punto de apoyo adecuado para mover su mundo azulgrana. Lo sabe Óscar Mingueza, resguardado por la defensa de tres así como Sergiño Dest y Jordi Alba, quienes pueden dar vuelo a su fútbol ofensivo y arriesgado en ataque a sabiendas de que tienen guardaespaldas preparados para dar la cara por ellos ante cualquier pérdida. También lo sabía la acertada propuesta de Jagoba Arrasate, aunque sus futbolistas no supieron sacar rédito de un sistema que, como cualquier otro, tiene sus fortalezas y sus debilidades. El 3-5-2 culé se encontró con el mejor planteamiento táctico rival en LaLiga hasta la fecha, pero pudo superarlo gracias a una conexión que todo el mundo conoce y muy pocos pueden evitar: la vía Jordi Alba-Leo Messi.