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De supernova a agujero negro: así se apaga la estrella que un día fue Griezmann
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Cuestionado en el Barcelona

De supernova a agujero negro: así se apaga la estrella que un día fue Griezmann

El internacional francés tan solo encuentra cobijo emocional bajo la tutela que le brinda Didier Deschamps en la selección, donde tiene un rol protagonista en una posición centrada

Foto: Griezmann, en un partido con el Barcelona. (Reuters)
Griezmann, en un partido con el Barcelona. (Reuters)

La desolación emocional que rodea el fútbol de Antoine Griezmann se ha convertido en la banda sonora de su andadura en el Barça. Desmarques al aire. Disparos a la nada. Movimientos imperceptibles para sus compañeros. El fuego que latía en el interior del francés se ha ido apagando hasta reducirse a cenizas. Apenas queda rastro ya de su habitual sonrisa sobre el césped, así como del mejor jugador de la selección francesa en el Mundial de Rusia y de la final ante Croacia. Superado el primer año de inadaptación, el rompecabezas azulgrana aún no ha sido resuelto por ninguno de los tres entrenadores que han dirigido la nave del Camp Nou desde su fichaje.

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Entretanto, la situación ha pasado de anecdótica a perenne y se ha saldado con el vacío existencial de un futbolista que pulula por el campo sin que nadie lo mire. O mejor dicho, sin que lo vean. Su trabajo picando al espacio pasa inadvertido para público y compañeros; y, cuando por fin conecta con el balón, acaba desperdiciando la oportunidad para redimirse. De rey del tablero a peón. De catalizador del juego a actor secundario. De brillar con el balón y engullir el espacio con libertad a tener que pensar desde el movimiento sin el esférico en un encaje de bolillos.

Probablemente, no haya una jugada que ilustre mejor su falta de confianza que esa acción ante el Getafe donde se planta solo frente al guardameta y la manda al limbo con una potencia desmedida. Es imposible saber cuántos pensamientos negativos sobrevolaban la testa del atacante en ese preciso instante. En 2020, Antoine Griezmann ha disputado 29 partidos con el Barça entre todas las competiciones donde ha anotado siete goles. No marca un tanto desde julio, frente al Villareal. De los últimos 28 disparos realizados por el galo, solamente dos se han colado entre los tres palos. Las estadísticas enseñan que no carbura.

placeholder Griezmann se lamenta de una ocasión perdida. (Reuters)
Griezmann se lamenta de una ocasión perdida. (Reuters)

Despojado de su determinación y absorbido por la falta de participación en el juego, Griezmann se ha evaporado. El técnico que hizo debutar al galo en la Real Sociedad, Martín Lasarte, admite que no reconoce al Antoine actual: “Al final, uno no sabe qué es lo primero y qué viene después, pero lo veo triste. No es la misma persona que yo conocí ni transmite esa alegría que solía tener cuando jugaba. ¿La celebración del confeti? Ese es Griezmann. Hay que sentarse con él, escucharlo y descubrir qué sucede en su interior. Los grandes jugadores fallan cuando sufren la falta de seguridad en uno mismo”. Juan Carlos Unzué también incide en el aspecto anímico a la hora de valorar el rendimiento del francés: “Las variantes tácticas van a depender mucho de tu estado mental. Esa falta de confianza se transmite a compañeros y entrenadores. Puedo decir por experiencia que no suele ser fácil adaptarse al Barça para los jugadores que vienen con un bagaje previo importante”.

El exfutbolista de Mónaco y Paris Saint-Germain entre otros y actual comentarista de beIN Sports, Omar Da Fonseca, analiza el momento del francés: “Tiene pánico al error y está muy tímido. Parece que pide permiso para jugar cada vez que toca la pelota. La confianza es el aliado invisible de todo atacante, y él ahora mismo está a un nivel muy bajo de seguridad. Pone actitud y esfuerzo, pero te llamas Antoine Griezmann y eres campeón del mundo. Cuando uno termina por perder su orgullo, pierde la ambición”.

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Aterrizar en el Barça significa adaptarse a Messi. Para sobrevivir, es necesario aclimatarse al núcleo de juego que simboliza el argentino. Unzué, segundo entrenador durante la etapa de Luis Enrique en el Camp Nou, pone sobre la mesa un nombre de grato recuerdo futbolístico para el aficionado azulgrana gracias a su capacidad de aclimatación: “Thierry Henry era un 'crack' mundial y el Arsenal jugaba para él, pero supo reconocer que, aunque él era muy bueno, Messi le demostraba en el día a día que el número uno era él y todo giraba alrededor suyo”. Asimismo, también recalca la inteligencia de Neymar para reparar en la escala jerárquica culé y acoplarse a la entidad: “Neymar llegó muy joven al Barça, pero ya era mundialmente conocido y hacía cosas extraordinarias. Si él tuvo la capacidad para adaptarse, ¿por qué no la iba a tener Antoine? Me ha sorprendido su dificultad para aclimatarse al equipo, porque si algo ha demostrado en su historial futbolístico, es esa capacidad de adaptarse a nuevos contextos”.

Izquierda. Derecha. Delantero centro. Antoine Griezmann ha pisado las tres posiciones de ataque sin encontrar su espacio en un club en crisis permanente. Cuando habitó la banda izquierda, confesó: “Yo no sé regatear, prefiero jugar a uno, dos toques, con velocidad”. De su posición actual, en la derecha, testificó que, en contraposición a lo que vivía en Barcelona, “Deschamps sabe dónde ponerme, así que aproveché esta situación de ventaja y la confianza del entrenador y de mis compañeros”. El técnico galo, refugio emocional del ‘7’ culé, se encargó de echar más leña a las llamas: “En su día, le dijo a Koeman que no entendía por qué en el Barça no lo ponían por el centro. No es lo mismo lo que Ronald dijo que lo que está haciendo, pero entiendo que todos deben adaptarse”. Deschamps no dio puntada sin hilo: “Yo también lo tuve que escorar hacia la derecha y se acopló porque es generoso y corre mucho, pero es más eficaz y determinante para el equipo en el centro”. Finalmente, Koeman trató de zanjar la polémica con un golpe de autoridad: “Aquí manda el entrenador”.

placeholder Messi y Griezmann, en una imagen de archivo. (EFE)
Messi y Griezmann, en una imagen de archivo. (EFE)

“Estamos hablando del mejor futbolista de Francia en el Mundial, no de un negado o de alguien que llegó por casualidad. Quizá lo que haya habido es una mala elección de un futbolista extraordinario”, Lasarte defiende a su pupilo y arroja luz sobre un tema espinoso pero necesario. ¿Y si el Barça nunca hubiese necesitado al actual Griezmann? ¿Y si el club pedía a gritos desborde, profundidad y amenaza al espacio en lugar de a un lanzador de contragolpes y conductor de transiciones? ¿Por qué la directiva se empeñó en adquirir a un futbolista cuya versión más potente se daba en la misma zona del mejor futbolista del mundo? Esclavo de su contexto, Antoine se ha visto despojado de su principal zona de acción, la mediapunta, y con ello, ha perdido los destellos de 'crack' que aderezaban su juego. Da Fonseca apunta: “No se están aprovechando las virtudes de Griezmann cuando actúa como extremo porque no tiene ninguna característica propia de un jugador de banda. Él necesita correr hacia adelante e ir al espacio, pero aquí hay que jugar en los últimos 20 metros y el manejo de la pelota debe ser preciso. Él nunca ha tenido esa virtud ni la tendrá”.

Y es que el cambio de ciudad no ha sido tan importante como el que ha experimentado su ecosistema futbolístico. Unzué explica ese principio: “En el Atlético de Madrid, era un mediapunta con un estilo de juego que le posibilitaba correr al espacio en transición, a veces con balón y otras intentando recibir o llegar al remate. Cuando llegas al Barça, el contexto es totalmente diferente por cómo los adversarios contrarrestan tu juego”.

La colisión con el sistema solar azulgrana

La cuestión, por tanto, quizá no se encuentre tanto en su posición sino en un problema de base. El de fichar nivel y no necesidad. El de contratar a una estrella que brilla en el cosmos del sistema solar Leo Messi. El extécnico realista añade: “Leo y él juegan de lo mismo, más allá de poblar el mismo sitio. Deberían poder jugar juntos. El extremo izquierdo que yo conocí ya quedó en el olvido, ya no es ese jugador, sino un futbolista que genera fútbol para los que se desmarcan”. Unzué describe las dificultades tácticas que está afrontando: “Le está costando generar esa duda en la línea defensiva en un espacio reducido, porque donde él actuaba hay otro jugador que realiza mejor su papel”.

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Del mismo modo, Vicente Muglia, analista táctico de 'Diario Olé' y autor del libro ‘Che Pep’, ve una incompatibilidad de raíz: “Quedó demostrado tanto con Valverde como con Setién que jugar en la banda no es productivo para él. Debía cumplir un doble rol: en ataque, estirar al equipo, dar amplitud y generar movimientos de fuera adentro para ser opción de pase. En transición defensiva, retroceder y convertirse en cuarto centrocampista”. Sobre el cambio de entrenador, Muglia remarca la futilidad del traspaso de poderes hasta el momento: “Con Koeman, arranca desde la derecha, pero su rol no ha variado, más allá de darle cierta libertad. Su mejor posición es por dentro, el problema es que no ha sabido encajar con Messi, quien se mueve de una forma similar”.

El fútbol no es una ciencia exacta, por mucho que algunos se empeñen en ver a los futbolistas como robots. No por juntar talento va a funcionar como si se tratara de una poción mágica. En esta línea, el argentino recuerda que esta situación ya se ha dado en el pasado, aunque haya que atravesar un océano para llegar hasta ella: “A Griezmann le ha sucedido lo mismo que a Dybala en Argentina. Él explicó que es difícil jugar junto a Messi porque los dos son zurdos y profundizan por dentro”. Da Fonseca es incluso más tajante: “Me atrevo a decir que, mientras esté Messi en el Barça, Griezmann no va a funcionar. Messi quiere servirse del espacio que genera el resto”.

placeholder Comparativa de pases de Griezmann.
Comparativa de pases de Griezmann.

No obstante, algunos aún albergan un rayo de esperanza. De esta forma, Unzué resalta el valor de su trabajo sin balón: “Posicionalmente, es un jugador importante, por el tipo de movimientos que dibuja y que debe seguir realizando. Es el hombre que amenaza y provoca una duda al rival con esos movimientos de profundidad y, aunque no reciba, está creando unas circunstancias del juego con el objetivo de que el equipo llegue a portería. Es vital que los jugadores por delante de Leo tengan capacidad para amenazar cuando los rivales se repliegan en su campo”. Como apunta el técnico, es habitual detectar a Griezmann lanzando carreras sin parar, pero sufre para estar en el lugar preciso en el momento exacto. Muglia detalla: “Es inteligente a la hora de detectar los espacios. Sus desmarques son muy buenos, pero Messi lo eclipsa. Para cualquier futbolista del Barcelona, resulta más tentador buscar con el pase a Messi que a Griezmann”.

Puede que el actual Antoine no necesite manejar el partido a su antojo, pero sí estar en contacto con el balón paulatinamente. Sobre este aspecto, Unzué remarca el proceso de aprendizaje que aún no domina el francés: “Griezmann debe entender que no es el mejor jugador combinando y que, al tratar de intervenir constantemente, no le está dando al equipo lo que necesita. Él debe estar cerca de portería, fijar marcas y continuar haciendo ese trabajo sucio que quizá no es tan vistoso como recibir una pelota y marcar un gol, pero sí igual de importante”.

placeholder Griezmann, con la selección francesa. (Reuters)
Griezmann, con la selección francesa. (Reuters)

Por último, el exportero se muestra optimista de cara al futuro y desliza la posible solución al ostracismo que padece el ‘7’ galo: “Debe coordinar mejor sus desmarques con sus compañeros. A veces, lanza el movimiento y no es correspondido porque en ese preciso instante no hay opción para que se la den y el rival no se traga la amenaza. Ahí está el margen de mejora”. Pero ¿cómo darle la vuelta a una situación que no solo se entiende desde la pizarra sino también desde el alma? Unzué insiste en que primero debe recuperarse anímicamente: “Lo más importante siempre es el protagonista, el jugador. Debe volver a sentir que es capaz de ser efectivo y a partir de ahí se generarán las sinergias con sus compañeros. Los jugadores se conocen y la química surge en el día a día. Si tus compañeros sienten que cuando te dan la pelota vas a hacer algo trascendente, no te preocupes que te la acabarán dando. Si no lo haces, te buscarán menos. Va a depender de él”.

La desolación emocional que rodea el fútbol de Antoine Griezmann se ha convertido en la banda sonora de su andadura en el Barça. Desmarques al aire. Disparos a la nada. Movimientos imperceptibles para sus compañeros. El fuego que latía en el interior del francés se ha ido apagando hasta reducirse a cenizas. Apenas queda rastro ya de su habitual sonrisa sobre el césped, así como del mejor jugador de la selección francesa en el Mundial de Rusia y de la final ante Croacia. Superado el primer año de inadaptación, el rompecabezas azulgrana aún no ha sido resuelto por ninguno de los tres entrenadores que han dirigido la nave del Camp Nou desde su fichaje.

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