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La euforia madridista hace posible una Liga que en noviembre daban por perdida
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EL LIDERATO REAFIRMA LA IDEA DE SER CAMPEONES

La euforia madridista hace posible una Liga que en noviembre daban por perdida

En noviembre, en el Real Madrid se daba la Liga por perdida. Nadie imaginó que en febrero serían líderes y que volverían a creerse capaces de alzar el título

Foto: Cristiano Ronaldo junto a Herrerín y sus compañeros ofreciendo el Balón de Oro al Bernabéu (Reuters).
Cristiano Ronaldo junto a Herrerín y sus compañeros ofreciendo el Balón de Oro al Bernabéu (Reuters).

El sol brilla sobre el Santiago Bernabéu aunque el invierno y la lluvia no terminan de dar un respiro a la capital. Las cosas marchan bien para un Real Madrid que acabó el año plagado de unas inseguridades que ha ido despejando a base de victorias. Resultados que han llegado de la mano de un Carlo Ancelotti que por fin parece haber afinado la orquesta que dirige y un grupo unido tras las tempestades vividas en un pasado que no hace justicia a la canción de Karina: no parece que haya sido mejor. En noviembre, cuando más distanciados estaban de sus dos rivales directos, en el Real Madrid se daba la Liga por perdida y nadie se imaginó que en febrero no sólo serían líderes sino que volverían a creerse capaces de levantar el título doméstico.

Armados de paciencia, en el club de Concha Espina daban por hecho que el fallo de Barcelona y Atlético de Madrid llegaría en cualquier momento. Ellos, por su parte, sabían que no podían fallar y desde que, en octubre, cayeron en el Camp Nou (2-1) no han vuelto a saber qué es perder. Bien es cierto que, desde entonces, no han hecho pleno de victorias pues tropezaron en diciembre en Pamplona (2-2) y a principios de febrero hicieron lo propio en Bilbao (1-1). La segunda vuelta comenzó el 18 de enero y en el Real Madrid saben que si logran un pleno de victorias, serán campeones en mayo.

Desde mayo de 2012, el club blanco no miraba hacia abajo para poder ver a todos los equipos de la Liga. La película ha ido cambiando desde noviembre. En ese momento, se dio la mayor diferencia de puntos con Barcelona y Atlético. A principios del citado mes, el conjunto azulgrana era el líder de la Liga y le sacaba seis puntos mientras que la diferencia con los rojiblancos era de cuatro. Ésta se redujo a tres cuando los de Simeone empataron con el Villarreal en la siguiente jornada; la brecha de seis puntos con el Barcelona se mantuvo hasta que a finales de mes los de Martino cayeron en el nuevo San Mamés contra el Athletic. En ese momento la diferencia con culés y rojiblancos se había reducido a tres y aunque las dudas persistían, se estaba gestando la situación actual en el que el Real Madrid es que saca tres puntos a Atlético y Barcelona. A diferencia de la temporada pasada, la mente del club blanco resistió y no tiró la Liga.

placeholder Los jugadores del Real Madrid celebran un gol con los miembros del banquillo (Efe).

El camino hasta el liderato no ha sido fácil, pero se ha dado una constante que se ha convertido en la base del éxito: la unión del vestuario. Y la imagen que mejor lo ha representado hasta el momento fue la instantánea tomada en Valdebebas con motivo del Balón de Oro de Cristiano Ronaldo: no sólo aparecía toda la plantilla sino que les acompañaba Carlo Ancelotti y el resto de miembros de su equipo técnico. Una fotografía que, meses atrás habría sido imposible tomar. El Real Madrid hizo borrón y cuenta nueva con la llegada del técnico italiano y las grietas que resquebrajaban al grupo han sido reparadas. Hay diálogo y comunicación con el cuerpo técnico y los malos rollos han sido desterrados. Todos reman en la misma dirección, se ha recuperado el espíritu de equipo y nadie antepone sus propios intereses a los de la plantilla.

La unión hace la fuerza y tan seguros se vieron algunos jugadores que a principios de enero, en el viaje a Doha para enfrentarse al PSG, estaban seguros que el liderato no tardaría en llegar y que la Liga se iba a teñir de blanca. Una convicción que transmitieron, nuevamente, a Florentino Pérez en el viaje a Zúrich con motivo de la gala de la FIFA. Y fue precisamente este evento, en el que Cristiano se bañó de oro, el que reafirmó el estado de euforia que el máximo dirigente blanco pretendía frenar ya que toda precaución es poca. A pesar de las intenciones de Florentino, los jugadores del Real Madrid no podían disimular el ambiente y más aún cuando los interrogantes que planeaban sobre el Santiago Bernabéu comenzaban a desaparecer a ritmo de victorias… y llegaban los tropiezos de los rivales: el empate del Barcelona ante el Levante y del Atlético frente al Sevilla dieron rienda suelta al optimismo.

Los jugadores no son los únicos artífices de este giro de 180 grados que se ha vivido en la entidad madridista. Carlo Ancelotti es el encargado de coger la batuta para dirigir a un plantel cargado de estrella que complica, aún más el equilibrio. Al italiano le ha costado, pero lo ha conseguido. El que fuera entrenador del PSG recogió el testigo de Mourinho, una herencia nada fácil de gestionar. Seis meses después de sentarse en el banquillo del Real Madrid era consciente de que su trabajo seguía generando dudas y recelos en la directiva presidida por Florentino Pérez. A principios de año, el máximo dirigente blanco quería más, creía que lo hecho hasta el momento por Ancelotti no era suficiente. La situación cambió en el momento en el que el Real Madrid empezó a compartir liderato con Barcelona y Atlético y, sobre todo, cuando eliminaron a los rojiblancos en las semifinales de Copa.

Ancelotti no sólo ha sabido calmar y tranquilizar al vestuario blanco, también ha conseguido recuperar a jugadores como Benzema. Es cierto que el francés está lejos de su mejor versión, pero se ha ganado un puesto de titular indiscutible a base de goles y un juego más que admisible. La buena mano del italiano no se reduce únicamente a Benzema. Decidió apostar por Di María a pesar de todo el revuelo formado en torno a su futuro y el famoso gesto y la jugada le salió bien pese a que dicho movimiento no fue bien visto en la planta noble del Santiago Bernabéu.

Además, en la irrupción de Jesé también ha sabido tener mano para que el canterano no se desboque. Al buen momento deportivo, hay que añadir la cordialidad en relaciones rotas en otro tiempo: la normalidad ha vuelto al trato de Ramos con Arbeloa y Xabi Alonso o al que mantenían Cristiano y Marcelo. Y es que la tormenta de hace un par de meses ha dado paso a la calma y la felicidad se ha instalado en un Bernabéu que vuelve a creerse capaz de todo.

El sol brilla sobre el Santiago Bernabéu aunque el invierno y la lluvia no terminan de dar un respiro a la capital. Las cosas marchan bien para un Real Madrid que acabó el año plagado de unas inseguridades que ha ido despejando a base de victorias. Resultados que han llegado de la mano de un Carlo Ancelotti que por fin parece haber afinado la orquesta que dirige y un grupo unido tras las tempestades vividas en un pasado que no hace justicia a la canción de Karina: no parece que haya sido mejor. En noviembre, cuando más distanciados estaban de sus dos rivales directos, en el Real Madrid se daba la Liga por perdida y nadie se imaginó que en febrero no sólo serían líderes sino que volverían a creerse capaces de levantar el título doméstico.

Florentino Pérez Santiago Bernabéu
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