Simeone sigue sin recoger el guante de la lucha por la Liga

Acababa de tomar el Bernabéu consiguiendoel séptimo triunfo seguido en Liga, hazaña que convertía a su equipo en el mejor Atlético que jamás inició este campeonato. Pero Diego Pablo Simeone salió a rueda de prensa con el mismo discurso de todos los días. “Partido a partido”, “trabajo innegociable”, “equipo”, “esto es muy largo”. Expresiones cargadas de modestia y calma, como si no quisiera creerse del todo que es colíder con 21 puntos y que aventaja en cinco al máximo rival histórico, al que acababa de asestar un golpe de los que escuecen durante bastante tiempo.

Al argentino todo eso le dice “nada” en estos momentos, según reconoció ante los medios sin dudarlo un instante. Pero aunque recuerde a propios y extraños que en las temporadas puede pasar de todo, que en el fútbol las rachas vienen y van sin previo aviso, lo cierto es que su equipo está llamado de verdad a romper el duopolio que domina la Liga desde hace diez temporadas.

Se alega desde el Manzanares al poderío económico de Real Madrid y FC Barcelona y a sus plantillas cargadas de estrellas para de antemano verse incapaces de aguantarles el ritmo en el torneo de la regularidad. No es una pose, es una máxima grabada a fuego por el propio Simeone, quien mezclando su gran creencia en el “día a día” y su profunda superstición, huye del cartel de favorito como de la peste.

Ha creado a su alrededor un señor equipo, de esos que deberían escribirse con mayúsculas. Algo que no tiene problemas en admitirlo: “Lo más difícil en el fútbol es encontrar jugadores que jueguen en equipo”. Ese título ya lo ha conseguido y es quizá lo que más le enorgullece. Pero una vez que logras engrasar la máquina y ves que funciona a la perfección, el siguiente paso es conocer sus límites, empezar a pensar en grande.

No lo va a hacer. Los que le conocen bien saben que ni él ni sus ayudantes van a permitir que crezca la euforia prematura entre los futbolistas. Pero lo cierto es que ya ha conseguido que el Atlético de Madrid gane sin parar y eso generalmente te lleva a los títulos. La Europa League, la Supercopa de Europa y la Copa del Rey que han logrado en la etapa del Cholo podrían ser la antesala a algo mucho más importante. Por lógica, la Liga es el siguiente reto que debe asumir en su regreso a las alturas uno de los equipos más laureados de España. Mientras, por supuesto, continúa creciendo en Liga de Campeones donde tampoco se renunciará nunca a nada.

Los duelos directos con Madrid y Barça, claves

Todo esto, reunido en un párrafo, le daría vértigo al propio Simeone, un entrenador que no se para en pensar en nada más que en cómo ganar partidos. Lo normal es que si lo consigues de seguido, te tengas que parar en algún momento a ver cómo ganar campeonatos largos. El pasado curso, los números ya demostraron que los rojiblancos están capacitados incluso para disputarle la Liga a los mejores Madrid y Barça. De hecho, perdió los cuatro duelos directos contar ellos, por lo que haciendo el banal pero esclarecedor supuesto de que hubiera ganado esos partidos, se comprueba que habría quedado segundo y llegado con opciones al título hasta la penúltima jornada. Por tanto, ganando el derbi liguero 14 años después, ya ha comenzado a mejorar el año anterior, que cerró con números con los que muchos equipos se proclamaron campeones de Liga alguna vez.

Le preguntaron a Simeone en la rueda de prensa del Bernabéu si alguna vez había tenido un equipo que interpretara mejor las ideas que él les inculca. “Sí, Estudiantes de La Plata”, dijo de forma escueta y sin pensárselo dos veces. Aquella fue su segunda experiencia como técnico, pocos meses después de haber colgado las botas, y aquel equipo acabó ganándole el torneo argentino a Boca Juniors sin ser uno de los históricos ‘Cinco Grandes’.

Ese es el camino triunfal por el que de momento discurre su proyecto, aunque Simeone prefiera obviar el horizonte y fijarse solamente en los pasos seguros que dibujan sus zapatos. Si llega a la gloria, ya lo celebrará. Pero el guante se va a quedar en el suelo.