Kanté, el Makelele del Leicester, roba la cartera a todos los gallitos de la Premier
El mediocentro es el que más balones divididos gana y el que más recuperaciones realiza en la Premier. Aún no ha sido convocado por la selección francesa
El sorprendente Leicester City no sólo vive de la mágica zurda del argelino Riyad Mahrez y del carro de goles que lleva anotados el pichichi Jamie Vardy (19) en esta disparatada edición de la Premier. Alejado de los focos mediáticos por ser el máximo responsable de que la sala de máquinas del líder de la Liga inglesa esté perfectamente engrasada en todo momento, N’Golo Kanté (París, 1991) se ha ganado el reconocimiento en bloque de los analistas del fútbol inglés. Su extraordinario sentido táctico del juego, una desbordante condición física y, sobre todo, su brutal capacidad para limpiar el cuero a los rivales o embolsarse prácticamente cada pelota dividida que disputa ayudan a explicar con mayor solidez argumental el hecho de que el colista del año pasado por estas fechas lleve más de dos meses manteniéndose con holgura a la cabeza del reducido pelotón de aspirantes a suceder al Chelsea.
Pocas veces en la historia del balompié un ‘currito’ habrá tenido tanta influencia en una escuadra aspirante a conquistar una liga de la relevancia de la inglesa como la que actualmente tiene este diminuto estajanovista galo (apenas mide 1,69 metros) en el once de Claudio Ranieri. Tal es así que para el propio técnico italiano y muchos de los especialistas que siguen semana tras semana el campeonato más acaudalado del planeta el verdadero motivo de los éxitos que están cosechando los ‘Foxes’ a lo largo del presente ejercicio se debe al equilibrio táctico y a la celeridad con la que el mediocentro de origen maliense da inicio a los golpes de mano que Mahrez y Vardy se encargan luego de llevar a feliz puerto.
"En este momento, Kanté es el mejor ‘tacleador’ y recuperador de balones que existe en el mundo". La frase corresponde a Rio Ferdinand, todo un experto en materia defensiva. Los números avalan el comentario del exzaguero del United, admirador confeso de un futbolista que llegó el pasado verano a Filbert Street procedente del Caen con la vitola de haber sido el jugador que más balones divididos (4,8 de media por choque) había conquistado en las cinco ligas europeas de referencia (Premier, LaLiga, Serie A, Bundesliga y Ligue 1), y eso a pesar de ser la temporada de su estreno compartiendo cartel con la flor y nata del balompié francés.
Kanté apenas ha superado la treintena de partidos en Inglaterra, pero su impacto con los ‘Foxes’ en las labores de contención está rayando a un nivel aún superior al que tuvo durante las dos campañas que vistió la elástica azulgrana del modesto club galo. El volante tapón del Leicester lidera las dos estadísticas más notorias en el capítulo defensivo: la de balones divididos ganados -tackles- (115, 4,3 por partido) y la de interceptaciones o robos de balón (116, 4,1 por duelo). No hay ningún jugador entre las grandes competiciones ligueras del Viejo Continente que ‘limpie’ más y mejor el terreno de juego que esta máquina de triturar kilómetros, otro apartado en el que figura también dentro del ‘top five’.
Solo el mediocampista marfileño del Toulouse Jean-Daniel Akpa-Akpro puede presumir en estos momentos de capturar más pelotas a ras de hierba que Kanté en toda Europa (121), aunque le han sido señaladas muchas más faltas que al francomaliense, todo un prodigio robando carteras sin que sus enemigos se percaten de ello. Al hombre-orquesta del Leicester solo le han pitado 29 faltas, es decir, poco más de una por encuentro disputado en la Premier (ha participado en 28), y no ha pasado de las tres tarjetas amarillas. Indudablemente, la mayor permisividad de los árbitros ingleses en cuestiones de contacto juega en favor de un Kanté que viene superando en esas lides con insultante eficacia desde el arranque liguero a jugadores con una mayor complexión física.
Precisamente ser uno de los veinte jugadores más cortos de estatura de la Premier fue uno de los aspectos que estuvieron cerca de impedir su fichaje por los ‘Foxes’ el pasado verano. El jefe de ojeadores del club, David Mills, lo tenía monitorizado desde hacía un año y hacia finales de la anterior campaña se llevó al primer asistente, Steve Walsh, a Francia para verlo en directo. Aunque ya lo había visto varias veces en vídeo, Walsh quedó más que convencido de que Kanté era el tipo de volante que necesitaban para dar consistencia a su deficiente mediocampo, una de las causas del agónico sufrimiento del Leicester durante el pasado ejercicio. Sin embargo, recién llegado al banquillo del King Power stadium, Ranieri mostró sus dudas cuando le tiraron el nombre de Kanté para reforzar la medular al entender que era demasiado pequeño para salir airoso de los duelos con gente de mayor tamaño en un campeonato tan físico como el inglés.
Pero Walsh y Mills le insistieron tanto en su contratación que al final cedió felizmente a sus consejos. "Steve me decía: Kanté es nuestro hombre, Claudio. Estaba mucho más convencido que yo de traerle y al final se salió con la suya. Recuerdo que un mes después, cuando hablamos de N'Golo tras un partido en el que estuvo sensacional, le dije: ‘qué bueno que no me hiciste caso. Está claro que no sabía de lo que hablaba”, reconocía el propio técnico romano, hoy día un fan más del jugador que ejecuta en su 4-4-2 el mismo trabajo de chapa y pintura que hacía Claude Makelele en su Chelsea, el primero de la era Abramovich.
A Ranieri le sucedió entonces algo parecido a lo suyo con Walsh pocos meses atrás: le costó dios y ayuda convencer al magnate ruso de que pagara casi 25 millones de euros al Real Madrid para poder contar con la pieza que, en su opinión, les faltaba a los ‘Blues’ para que el rompecabezas encajase a la perfección. "Ahora ya tenemos nuestra batería", solía decir el italiano al referirse al inagotable robabalones de origen zaireño. Al actual pulmón de los ‘Foxes’, dotado de un mejor manejo de balón que el exinternacional galo (su acierto en el pase ronda el 82%), le llaman cariñosamente ‘la erupción’. El apelativo se lo puso Danny Drinkwater, el otro héroe anónimo de la medular blaquiazul, por esa insistencia con la que asedia a sus enemigos hasta que les arrebata la redonda. Su único lunar, más allá del juego aéreo por cuestiones obvias, radica en su escasa aportación goleadora (solo lleva un tanto en liga) motivada por su pobre golpeo de balón desde la media distancia. Consciente de semejante falencia, casi nunca dispara entre los tres palos.
Ni Francia ni Mali le han convocado aún
Visto el espectacular rendimiento que está dando sobre el manto verde, en Leicester consideran una ganga los 8 millones de euros que pagaron al Caen por un futbolista que, curiosamente, aún no ha sido siquiera llamado a filas para disputar un amistoso ni por Francia ni por Mali, la patria de sus progenitores. Algunos medios del país vecino no descartan que Didier Deschamps dé la sorpresa llevándoselo a la Eurocopa, dado que su perfil encajaría como anillo al dedo en su entramado táctico. Por si acaso, excompañeros suyos en ‘Les Bleus’ como Thierry Henry aprovechan la más mínima ocasión para enviarle mensajes subliminales. “Kanté es, para mí, el mejor fichaje de la temporada en la Premier. Creo que es tremendo lo que hace en cada partido. Muchas veces da la sensación de que hace el trabajo de dos en el medio campo por el espacio que es capaz de abarcar”, apuntó el excañonero azulgrana después del duelo que el líder perdió frente al Arsenal en el descuento jugando con un hombre menos durante buena parte del choque, circunstancia que apenas acusaron los de Ranieri en buena medida por el descomunal despliegue físico y táctico realizado por el exjugador del Boulogne (Tercera División), club en el que inició su andadura profesional en mayo de 2012.
Su trascendencia en el esquema del conjunto que gobierna la Premier es tal que en poco más de un mes de competición se acabó engullendo al internacional suizo Gokhan Inler, el jugador que realmente había pedido Ranieri para fortalecer la Santa Bárbara de los ‘Foxes’. No resulta en absoluto extraño que al expreparador de Atlético y Valencia se le viniera el mundo encima hace dos sábados cuando un problema muscular obligó a su valioso peón de brega a abandonar el césped faltando 20 minutos frente al Norwich. Aunque un gol de Leo Ulloa logró salvar el liderato sobre la bocina, el preparador transalpino solo podía pensar en qué haría durante las dos siguientes semanas que, sobre el papel, iba a estar inactivo Kanté.
El Leicester, como cabía esperar, acusó en demasía su ausencia ante el West Brom (único duelo que se ha perdido esta temporada), una escuadra de perfil guerrero cuyos volantes camparon a sus anchas sin el antídoto de ‘la erupción’ enfrente. El empate final dejó un sabor agridulce en el seno de la ‘Blue Army’, que se temía lo peor con vistas a la inminente salida a Vicarage Road, el feudo del Watford. Empero, el panorama cambió toda vez se supo que los plazos de recuperación de Kanté se habían acortado al mínimo y volvería a estar en el once de salida de ‘King’ Claudio ante los ‘Hornets’ de Quique Sánchez Flores. Su regreso resultó decisivo para alimentar una semana más los sueños imposibles del cuadro blanquiazul: el volante de origen africano no sólo completó los 90 minutos como si tal cosa, sino que además fue el jugador que más corrió (11,6 km.) de los 26 protagonistas y, cómo no, el que más balones birló a Mario Suárez y compañía. Cierto es que el gol del triunfo visitante lo firmó Mahrez (suma ya 15) y para el mediapunta argelino fue también el 'MVP' del choque, pero las palmadas de Ranieri se las llevó, una tarde más, el hombre que articula al líder de la Premier.
El sorprendente Leicester City no sólo vive de la mágica zurda del argelino Riyad Mahrez y del carro de goles que lleva anotados el pichichi Jamie Vardy (19) en esta disparatada edición de la Premier. Alejado de los focos mediáticos por ser el máximo responsable de que la sala de máquinas del líder de la Liga inglesa esté perfectamente engrasada en todo momento, N’Golo Kanté (París, 1991) se ha ganado el reconocimiento en bloque de los analistas del fútbol inglés. Su extraordinario sentido táctico del juego, una desbordante condición física y, sobre todo, su brutal capacidad para limpiar el cuero a los rivales o embolsarse prácticamente cada pelota dividida que disputa ayudan a explicar con mayor solidez argumental el hecho de que el colista del año pasado por estas fechas lleve más de dos meses manteniéndose con holgura a la cabeza del reducido pelotón de aspirantes a suceder al Chelsea.