El milagro del Leicester
¿Cómo un equipo muy humilde de Inglaterra al que entrena Ranieri, que no ha triunfado en ningún equipo, pueda ser el líder de la Premier League? Junto a Iñigo Idiakez lo intentamos explicar
En relación al día de San Valentín, existen dos tipos de personas. Los que lo consideran sólo un producto de marketing, consumista y sin verdadero sentimiento profundo; y los que les gusta disfrutarlo junto a sus parejas y hacer todas las tradiciones, como ir a un restaurante o embadurnar la cama de pétalos. Esos a los que le importa pueden vivir exclusivamente dos situaciones durante esas 24 horas. Pueden tener a alguien con quien compartir ese momento, disfrutarlo, hacer o recibir un regalo. O bien, pueden sentirse con el corazón roto. El Leicester City Football Club fue capaz de sentir las dos situaciones este domingo. Está tan enamorado de la Premier League, de su estilo, de su extraordinario liderato, que ni siquiera la descorazonadora derrota en el 95 contra el Arsenal le hace echar una lagrimilla en una barra de bar ante un camarero comprensivo y paciente.
El cénit de Ranieri a los 64 años
Es lo que tiene que un equipo pequeño y humilde, que jamás ha ganado una liga inglesa, esté por delante de megaconstrucciones como el Arsenal, el Manchester City, el Manchester United o el Tottenham Hotspur, que llevan décadas formando plantillas que deberían ganar cualquier cosa que se les pusiera por delante. Pero ahí está, un equipo entrenado por Claudio Ranieri, un entrenador que no ha ganado nunca ninguna competición liguera a sus 64 años y que, en realidad, no ha triunfado en ningún equipo. Casi a la edad de jubilarse, cuando parecía que en Grecia había tocado fondo, Ranieri es líder de la Premier League a falta de 12 jornadas.
Es extraña la decisión del Leicester de contratar al italiano. Sólo dos no británicos, Paulo Sousa y Sven-Göran Eriksson, se habían sentado en el banquillo de los 'foxes'. Pero según cuenta a El Confidencial Iñigo Idiakez, jefe de desarrollo de juveniles del Leicester, "cuando salió Nigel Pearson de aquí, el club tenía muy claro ir a por Claudio. Y sin cambiar muchas cosas, porque el cuerpo técnico que estaba con el anterior entrenador está también con él, aportando también lo suyo, el equipo tiene claro a lo que juega, los jugadores juegan a lo que él quiere y eso es fundamental".
Pero es verdad que Ranieri ha tenido problemas allá donde ha ido. Apenas ha ganado un par de Copas y un par de Supercopas (una de cada en España y en Italia con Valencia y Fiorentina). De repente, en el Leicester está funcionando de maravilla, como nunca, de hecho. ¿Por qué esto es así? ¿Cómo es posible que ahora le vaya tan bien? "Está claro: tiene los jugadores para hacerlo. Están contentos sin balón, defienden todos juntos, y luego tienen a Vardy, que es uno de los más rápidos de la liga, a Mahrez que es de los más desequilibrantes, y teniendo a esos dos, consigues muchísimo, porque sales al contraataque muy rápido, te hacen estirar el campo. Las cosas le salen bien porque tiene los jugadores para jugar a ese estilo", dice Idiakez.
Aprovechar una Premier muy rara
Está en una nube que no se deshace en el cielo inglés. Todos pensamos que, en algún momento de la temporada, el Leicester decaería, que empezaría a irse abajo y como mucho acabaría cerca de Europa. No ha pasado todavía y ya estamos acercándonos al tercer tercio de la temporada. ¿Es un milagro? Dice Idiakez que no sabría decir si es así. "Lo que sí sé es que esta Premier está siendo un poco rara. El Manchester United, que siempre está peleando por títulos, no está arriba; el Chelsea, que parecía que con Mourinho lo iban a ganar todo están por debajo de mitad de tabla… Es todo muy raro y te intentas aprovechar de todo. Veremos dónde acaba el equipo y si se confirma o no el milagro", dice el ex de la Real.
No hay nada que pase por casualidad, ni en el fútbol ni en la vida. Todo tiene una explicación, incluso que un equipo humilde como el Leicester pueda ganar la Premier, como hiciera el Blackburn Rovers de Kenny Dalglish y Alan Shearer en el 95, o el Derby County de Brian Clough en el 72. Para Idiakez, "hay un par de explicaciones. Primero el año pasado ya, después del shock de subir a la Premier y empezar muy mal, en los últimos partidos ya se vio al equipo con mucha confianza y cambió el tener miedo a jugar contra los rivales a pensar ‘bueno, ya no hay nada que perder, lo más probable es que bajemos, pues vamos a intentar darlo todo’. Ahí el grupo se unió, se hizo fuerte y de los últimos diez partidos se ganaron siete. Y segundo, los fichajes que se han hecho este verano".
Los fichajes correctos por el precio correcto
En cuanto a eso, evidentemente ha ayudado y mucho el nuevo reparto de los derechos televisivos, ya que el Leicester, equipo que se mantuvo, como dice el donostiarra, casi de milagro, pudo gastarse casi 50 millones de euros en traspasos, cantidad que, aun así, está lejos de la inversión que han realizado algunos otros equipos teóricamente humildes de la Premier. "Pero los fichajes que ha hecho el equipo no destacan por el dinero gastado, sino por acertar o no. Se acertó con Vardy, luego con Mahrez y Huth, y ahora con Fuchs, Kanté… Son jugadores que no han costado mucho dinero pero que están ayudando mucho al Leicester y dan un puntito de calidad que el equipo necesitaba", concluye Idiakez.
En relación al día de San Valentín, existen dos tipos de personas. Los que lo consideran sólo un producto de marketing, consumista y sin verdadero sentimiento profundo; y los que les gusta disfrutarlo junto a sus parejas y hacer todas las tradiciones, como ir a un restaurante o embadurnar la cama de pétalos. Esos a los que le importa pueden vivir exclusivamente dos situaciones durante esas 24 horas. Pueden tener a alguien con quien compartir ese momento, disfrutarlo, hacer o recibir un regalo. O bien, pueden sentirse con el corazón roto. El Leicester City Football Club fue capaz de sentir las dos situaciones este domingo. Está tan enamorado de la Premier League, de su estilo, de su extraordinario liderato, que ni siquiera la descorazonadora derrota en el 95 contra el Arsenal le hace echar una lagrimilla en una barra de bar ante un camarero comprensivo y paciente.