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Allegri, el técnico cuyos éxitos nunca fueron apreciados que aún sueña con el Triplete
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Allegri, el técnico cuyos éxitos nunca fueron apreciados que aún sueña con el Triplete

El mundo del fútbol sólo recordará a Allegri como el hombre que hundió al Milan y que aprovechó el rebufo dejado por Conte. Olvidan que mantuvo a flote a los 'rossoneri' y que aspira a todo en Turín

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Allegri, el técnico cuyos éxitos nunca fueron apreciados que aún sueña con el Triplete

Hace siete años, Massimiliano Allegri era poco más que una persona que había jugado al fútbol toda su carrera y había decidido hacer carrera como entrenador. Al haber sido un futbolista sin un éxito destacable y con demasiados tumbos en su carrera, ningún club se peleaba por contratarle como técnico. Su mayor logro fueron siete partidos en el equipo más grande que defendió, el Napoli, con el que descendió a la Serie B como colista. En 2008, era entrenador del Sassuolo, su cuarta experiencia como responsable técnico a los cuarenta años. Pero esa fue la ocasión que cambió la vida del toscano. Siete años después, tiene ante sí su mejor oportunidad para meterse en las semifinales de la Champions League.

Pero esa notable progresión no ha sido jamás lo suficientemente valorada. Hay pocos entrenadores que se hayan llevado palos tan injustos como los que ha recibido a docenas Max Allegri. Pocos se acuerdan de que fue él el que hizo despegar a un club tremendamente humilde como el Sassuolo y cuya evolución lo ha llevado hasta la Serie A, donde empieza a asentarse con hasta cierta comodidad. Pero ese ascenso a la Serie B y la Supercoppa di Lega Pro (otorgado al campeón de la Serie C1 italiana) no tiene valor para los críticos…

Sí lo tuvo para el presidente del Cagliari Calcio, Massimo Cellino, que aparte de tener buen ojo con Allegri, se ganó su fama de problemático por aquello de haber sido arrestado por haber hecho de todo menos una limpia convirtiendo un estadio de barrio en uno de Serie A… Por suerte para Max, no le tocó vivir el esperpento del Cagliari con sus estadios, lo cual obligó al club a jugar durante más de media temporada en Trieste, a más de mil kilómetros de distancia de Cerdeña.

Antes de eso Allegri se hizo un nombre en la máxima categoría italiana con los rossoblù, como hay hiciera entre 1993 y 1995 como jugador. No fue un simple paso el suyo como entrenador del Cagliari, sino que toda Italia se dio cuenta de su bravura cuando lo galardonó con la Panchina d’Oro, premio al mejor entrenador de Serie A y Serie B votado por todos los técnicos de las dos categorías. Gracias a él, el equipo sardo no sufrió para salvarse en las dos primeras temporadas, consiguiendo un meritorio noveno lugar en la 2008-09. Sin embargo, su tercera campaña no la terminaría al ser despedido cuando acumuló varias jornadas sin ganar, aunque tuviese el descenso todavía lejos.

Pero esa Panchina d’Oro le haría justicia porque poco después de ser despedido, a su puerta llamó nada menos que Adriano Galliani. El director general del Milan lo quiso para reemplazar a Leonardo, que no pudo hacer olvidar lo mucho conseguido por Carlo Ancelotti. Allegri se encontró con los restos del glorioso Milan de Ancelotti, que todavía tenía carrete para sacarse un par de fotos históricas más. La falta de frescura de las piernas de jugadores como Inzaghi, Seedorf, Nesta o Gattuso aguantó un año para devolver el Scudetto al Milan y acabar por fin con cinco años de dominio del enemigo ciudadano, el Inter, al que también le ganó la Supercoppa posterior.

No es lo mismo ganar que no ganar, y no es sólo una obviedad. Al Milan de Allegri se le empezó a valorar menos cuando no pudo repetir el título de Liga en el año 2012. El año anterior ganó porque el Inter se había hartado de vencer y porque se empeñaron en hacerle difícil la vida a Rafa Benítez hasta que lo echaron. Es decir, su máximo rival estaba en descomposición y el resto eran meras comparsas. Pero de repente surgió la Juventus que hoy en día sigue ganando, con un Conte hambriento de títulos. La Juve, sin competición europea que disputar, triunfó en la Serie A con muchísimas dificultades, pero con justicia. El Milan luchó hasta la penúltima jornada, pero no pudo hacer nada más. Además, hizo sufrir al Barça en los cuartos de Champions.

Su hundimiento sucedió a la vez que le abandonaron todas sus primeras espadas. Todas. Desde la venta de Ibrahimovic y Thiago Silva al PSG, a la marcha de toda la vieja guardia. Se quedó con una plantilla huérfana de calidad, de alternativas que perdió incluso a lo largo del curso a Alexandre Pato. No había nada de lo que rascar. Y aun así, entre críticas y ganas de echarlo de Barbara Berlusconi, Allegri llevó al Milan a ser tercero con una segunda vuelta espléndida que borró una primera monstruosa. Pero eso no es suficiente para los críticos...

Dicen que fracasó después de eso, pero no es verdad. Hay que recordar que el fichaje estrella del Milan del curso pasado fue Ricardo Kaká, y así le fue. Evidentemente se quedó fuera de Europa porque había al menos cinco equipos que tenían mejor plantilla que ellos y mucho hizo con estar al menos cerca al final de curso. Allegri fue entrenador del Milan hasta el 13 de enero y lo cambiaron por un Seedorf que aún jugaba en el Botafogo.

Pero como cada vez que lo despiden, le llama algo superior. Conte se fue a laNazionalesin avisar y la Juventus quiso que fuera Allegri su heredero. La gente decía que no tenía el estilo de Conte, que iba a deshacer todo lo bueno que había conseguido. Pero nada de eso. Es ya campeón, aunque las matemáticas digan que no, se metió en la final de la Coppa Italia con una remontada señorial en Florencia (1-2 en Turín y 0-3 en el Franchi) y el Monaco era el rival más asequible del bombo de cuartos de la Champions League. Es decir, tiene en la mano todavía el Triplete, algo a lo que nunca aspiró Conte.

Hace siete años, Massimiliano Allegri era poco más que una persona que había jugado al fútbol toda su carrera y había decidido hacer carrera como entrenador. Al haber sido un futbolista sin un éxito destacable y con demasiados tumbos en su carrera, ningún club se peleaba por contratarle como técnico. Su mayor logro fueron siete partidos en el equipo más grande que defendió, el Napoli, con el que descendió a la Serie B como colista. En 2008, era entrenador del Sassuolo, su cuarta experiencia como responsable técnico a los cuarenta años. Pero esa fue la ocasión que cambió la vida del toscano. Siete años después, tiene ante sí su mejor oportunidad para meterse en las semifinales de la Champions League.

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