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Vitolo e Iborra destrozan a golpes la puerta de la Selección ante la mirada de Del Bosque
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líderes de un gran sevilla en villarreal

Vitolo e Iborra destrozan a golpes la puerta de la Selección ante la mirada de Del Bosque

El seleccionador estuvo en El Madrigal y pudo ver otra exhibición del canario y del centrocampista en su nueva versión de segundo delantero de cara a la lista para jugar contra Ucrania y Holanda

Foto: Vitolo e Iborra celebran el gol del canario al Villarreal (EFE).
Vitolo e Iborra celebran el gol del canario al Villarreal (EFE).

Hace no mucho tiempo, la Unión Deportiva Las Palmas tenía dos joyas por pulir. Dos diamantes en bruto que todos en la isla de Gran Canaria sabían que no iban a durar mucho en el equipo amarillo. Su progresión era tan brutal que iban saltándose etapas a marchas forzadas hasta tocar techo como lo tocó Alicia cuando se tomó demasiado de aquel frasco del País de las Maravillas tras perseguir al conejo. Jonathan Viera y Víctor Machín perseguían el sueño de ser grandes futbolistas en grandes equipos. Y los dos lo consiguieron. Primero fue Viera, impaciente por triunfar. Firmó por el Valencia, pero no funcionó. Se fue al Rayo, y tampoco. Al Standard, y menos. Volvió a casa y recibió el cariño de siempre en la tierra que él tanto adora. Vitolo esperó un año más y encontró en Nervión el camino de baldosas amarillas que le está conduciendo a la Selección.

La experiencia fallida de Viera en el Valencia hacía que la opinión pública sevillista fuera reticente con el fichaje de Vitolo. ¿Triunfaría o se atascaría como le pasó a su paisano y compañero? En la isla, en cambio, sabían que el caso de Vitolo sería diferente. No es un chico cualquiera. No ha llegado donde está porque tenga buena técnica, gol y desborde, eso le ha ayudado, pero no le ha bastado. Fue creciendo como futbolista por su capacidad de trabajo, por su sacrificio hacia el equipo, por dejarlo todo en el campo. Así convenció a la UD; así convenció a Emery y así espera convencer a Vicente del Bosque.

Fue el seleccionador al Madrigal para ver cómo se desempeñaban dos equipos con un buen número de seleccionables para España. La época de entretiempo en la que nos encontramos le traicionó y la brisa castellonense le estaba dando frío. Como remedio, la buena gente del Villarreal le entregó un abrigo del club, y al final el técnico de España parecía un aficionado amarillo más en vez de un obligado espectador imparcial. Pero detalles aparte, Del Bosque fue a lo que fue, que es a ver en directo lo bien que juegan los chavales de Sevilla y Villarreal. Especialmente dos de los muchos que pisaron el verde: Vitolo e Iborra.

De Vitolo vio muchas cosas buenas y una un poco preocupante (unas leves molestias en el tobillo). Que marcase su gol a los 13 segundos de empezar el partido puede no decir mucho, pero lo que afirma a grito pelado que Vitolo está en una forma descomunal es su templanza al controla y rematar un balón (muy bueno, eso sí, de Gameiro) ante el agobio de un defensa y la presión inmediata de un portero. La pinchó con el pecho, la dejó caer y la cruzó con la zurda para adelantar al Sevilla. Un gol más del canario, tercero seguido en la Europa League, esa que ganó el año pasado haciendo, probablemente, el mejor partido de su carrera contra el Benfica en Turín.

De Iborra está viendo algo extremadamente diferente a lo que pudo ver cuando éste vestía de azulgrana. Entonces, Vicente Iborra era un jugador eminentemente físico, con una técnica correcta que no destacaba especialmente en nada, aunque sí se le consideraba un mediocentro más o menos completo. Así fichó por el Sevilla y nada cambió en su juego. Hasta que un día, Unai Emery decidió inventarse a uno de los mejores segundos delanteros de España. Su estilo es similar al que podía tener Michu en el Rayo, pero con una mayor aportación defensiva, puesto que sus cualidades le ayudan en esa función. El trabajo de Iborra va más allá del gol (ha hecho cuatro este año): baja cualquier melón que le llegue, dando continuidad al juego o facilitando el remate del punta.

Las probabilidades de uno y de otro para entrar en la lista para jugar contra Ucrania y Holanda son dispares. Iborra, no nos engañemos, lo tiene complicado. Al no tener ahora mismo una posición definida, pierde fuerza. No va a jugar de enganche porque ahí estarán Silva, Isco, Raúl García y varios candidatos más. Como pivote también tendrá dificultades ya que Busquets es seguro y Camacho sigue gustando a Del Bosque. El caso de Vitolo es distinto. La escasa participación de Pedro en el Barça, Rodrigo en el Valencia y de Mata en el United, el rendimiento decreciente de Callejón y Nolito, y, por tanto, la falta de alternativas ofensivas en banda le abren de par en par la puerta. A favor de ambos juega un factor determinante: el España-Ucrania se juega en el Pizjuán y Sevilla se muere por ver jugar a sus dos chicos con la Roja.

Hace no mucho tiempo, la Unión Deportiva Las Palmas tenía dos joyas por pulir. Dos diamantes en bruto que todos en la isla de Gran Canaria sabían que no iban a durar mucho en el equipo amarillo. Su progresión era tan brutal que iban saltándose etapas a marchas forzadas hasta tocar techo como lo tocó Alicia cuando se tomó demasiado de aquel frasco del País de las Maravillas tras perseguir al conejo. Jonathan Viera y Víctor Machín perseguían el sueño de ser grandes futbolistas en grandes equipos. Y los dos lo consiguieron. Primero fue Viera, impaciente por triunfar. Firmó por el Valencia, pero no funcionó. Se fue al Rayo, y tampoco. Al Standard, y menos. Volvió a casa y recibió el cariño de siempre en la tierra que él tanto adora. Vitolo esperó un año más y encontró en Nervión el camino de baldosas amarillas que le está conduciendo a la Selección.

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