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El único camino para España es seguir recibiendo los peligrosos elogios
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para ganar, habrá que volver a deleitar

El único camino para España es seguir recibiendo los peligrosos elogios

Del Bosque mostró su repulsa hacia el exceso de confianza y la vomitera de elogios que recibió su equipo, pero solo jugando igual de bien podrá clasificarse para octavos ante Turquía

Foto: Del Bosque estuvo sensacional en rueda de prensa. (JuanJo Martín/EFE)
Del Bosque estuvo sensacional en rueda de prensa. (JuanJo Martín/EFE)

"Son todo elogios, y hay que tener cuidado con ellos. Nos llegan cosas que son muy bonitas y nos pueden confundir". Del Bosque tuvo una de esas ruedas de prensa de las que los periodistas salimos sorprendidos. Al final, nos acostumbramos a recibir las mismas frases hechas de toda la vida, pero cuando se dan respuestas como las que dio Vicente, uno se marcha de la sala de prensa satisfecho. Del Bosque lleva más años que el sol en esto del fútbol, y no hay nada que le pueda sorprender ya. Es el hombre más tranquilo de un deporte que es puro nervio. Pero a pesar de su apariencia pasota, es absolutamente consciente de todo lo que rodea a su equipo, de lo bueno y de lo malo, que a veces pueden provenir de lo mismo.

No hay ningún mortal que no aprecie un elogio. Aunque haya gente que no lo reconozca, hacer algo y recibir el aprecio por ello del prójimo es reconfortante. No solo eso, sino que inspira la mente para seguir buscando las maneras de mejorar. Y Del Bosque, con su retahíla de este jueves, no intentó engañar a nadie. Nunca insinuó que no le guste que le digan lo bien que lo hacen sus chavales y lo celestial que puede llegar a ser Andrés Iniesta. Lo agradece, le reconforta, le anima a seguir ante la confirmación del trabajo bien hecho. Lo que quiere decir es que nada es bueno en exceso. Ni siquiera el aplauso, ni para el que lo da, ya que le pueden doler las manos, ni para el que lo recibe, que se puede creer mejor de lo que sus condiciones materiales le permiten ser.

Y es tan peligrosa la loa reiterada como circunstancial, dependiente de un hecho tan determinante como ocasional, el gol, que a veces es una mentira convertida en verdad temporalmente. ¿Quién habría alabado a España si Piqué no hubiera rematado a la red ese centro de Iniesta? Nadie. Nos habríamos hartado de repetir que esta Selección no tiene gol, que es su mal endémico por definición, incluso habría habido quien mentara a Diego Costa o Fernando Torres, no lo duden. Pero no pasó tal cosa. Piqué acertó y batió a Cech y todos acabamos entusiasmados con el equipo español, del que nos habíamos desapegado en un instante de decepción como fue lo de Georgia. Un gol lo cambia todo, incluso la opinión de un país.

placeholder Iniesta fue elogiado por todos, menos por la UEFA (Sergio Pérez/Reuters).
Iniesta fue elogiado por todos, menos por la UEFA (Sergio Pérez/Reuters).

Del Bosque sabe todo esto mejor que nadie. Fue él quien mejor valoró las críticas feroces que recibió España tras perder contra Suiza en Sudáfrica y el que se comió la mayoría de los marrones tras el ridículo de Brasil. Los absorbió como una sanguijuela absorbe el veneno y dejó lo puro, lo que realmente cuenta, que es el juego, la idea se mantiene, evoluciona, ¿mejora? Eso está por ver. El seleccionador quiere ganar esta Eurocopa, y por ello prefiere evitar cualquier problema externo que les pueda perjudicar en los próximos compromisos. ¿Se creen que no sabe que España tiene un pie en octavos? Claro, pero hasta que no tenga los dos no lo dirá, ni se contentará. Y a partir de ahí, nada le tranquilizará hasta ver a Casillas levantando la cuarta en Saint-Denis.

Más de una vez lo hemos comentado por aquí. El grupo de España es mucho más dañino de lo que se podía creer cuando se sorteó. No hay ni una selección entre las tres contrarias que se pueda considerar débil, cenicienta o morralla de relleno, para que nos entendamos. Todas pueden crearle un problema a España (visto lo visto hasta ahora, cualquiera en la Euro le crea problemas a las mejores, en realidad). Si España hubiese acabado empatando contra la República Checa, habría estado en peligro incluso la clasificación. Turquía es un equipo muy duro, a imagen de su entrenador, que además sabe cuál es la idea para frenar a España. Se va a encerrar, no lo esconde. Y hace bien, porque decir lo contrario habría sido engañar. Pero si le da por tener el balón, a Turquía no se le da nada mal, al contrario. Tiene jugadores para destrozar cualquier defensa, y Fatih Terim no es tonto, sabe cómo usarlos.

Es decir, Turquía es un buen conjunto; España es mejor, lógicamente. Pero para ganar, habrá que jugar a un nivel al menos igual que en el debut de Toulouse. No valdrá menos que eso. Cualquier cosa que suponga bajar el pistón, resultará peligroso. Ya lo vimos entonces: sólo se ganó en el minuto 87, pese a que el dominio fuera abrumador y se alcanzasen momentos en el partido en el que España jugara a un nivel excelso, el mismo que provocó toda esa vomitera de elogios. Por tanto, para ganar, para estar en octavos de manera matemática, habrá que recibir las mismas felicitaciones internacionales que en el primer partido.

Alineaciones probables:

España: De Gea; Juanfran, Piqué, Ramos, Alba; Busquets, Iniesta, Silva, Fàbregas; Nolito y Morata.

Turquía: Babacan; Gonul, Calik, Balta, Erkin; Topal, Selcuk Inan; Volkan Sen, Çalhanoglu, Arda Turan; Yilmaz.

Árbitro: Milorad Mazic (Serbia).

Estadio: Niza (35.000 espectadores).

Hora: 21:00.

"Son todo elogios, y hay que tener cuidado con ellos. Nos llegan cosas que son muy bonitas y nos pueden confundir". Del Bosque tuvo una de esas ruedas de prensa de las que los periodistas salimos sorprendidos. Al final, nos acostumbramos a recibir las mismas frases hechas de toda la vida, pero cuando se dan respuestas como las que dio Vicente, uno se marcha de la sala de prensa satisfecho. Del Bosque lleva más años que el sol en esto del fútbol, y no hay nada que le pueda sorprender ya. Es el hombre más tranquilo de un deporte que es puro nervio. Pero a pesar de su apariencia pasota, es absolutamente consciente de todo lo que rodea a su equipo, de lo bueno y de lo malo, que a veces pueden provenir de lo mismo.

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