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Del abrazo de Alba a salvar a España: el primer día de la nueva vida de De Gea
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la culminación de la transición dulce

Del abrazo de Alba a salvar a España: el primer día de la nueva vida de De Gea

David de Gea se enteró a la misma vez que Iker Casillas, las once de la mañana, que iba a empezar la Eurocopa como el portero titular de España, completando así la transición dulce en la portería

Foto: De Gea alza los brazos con el gol de Piqué (Rungroj Yongrit/EFE/EPA).
De Gea alza los brazos con el gol de Piqué (Rungroj Yongrit/EFE/EPA).

Nadie se atrevía a decirlo con seguridad, pero todos en Toulouse sabían que iba a jugar David de Gea en el debut de la Selección española en la Eurocopa. Sólo se esperaba a que Del Bosque comunicase oficialmente al jugador del Manchester United que sería él definitivamente el elegido para colocarse entre los palos. A partir de ahí, empezó el primer día de la nueva vida del arquero madrileño. Jugar un partido de fútbol para él es lo natural, lo que lleva haciendo toda su carrera deportiva. Y desde hace mucho, disputa partidos del máximo nivel y lo hace bajo una presión intensiva. Pero no había jugado hasta ahora ningún partido tan importante como éste contra la República Checa.

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De Gea es, a partir de este momento, el portero titular de España. Es un hito. Hace catorce años que España no necesitaba variaba en esa posición, la única que no ha cambiado en todo este tiempo, por eso Iker Casillas era el capitán y el jugador con más internacionalidades de Europa. Pero Del Bosque, al que muchos crucificaban por no ser capaz de tomar decisiones de peso, completó lo que él mismo llamó “transición dulce” en la portería y apuesta a partir de ya por el ex del Atlético. Ya no hay debate. Se acabó el duro para las portadas de los periódicos.

Por supuesto, Del Bosque, que no ha querido desvelar su decisión en público hasta el último momento, cuando ya tenía que entregar las alineaciones oficiales a la UEFA (David, como Iker, se enteraron en ese momento, a las 11 de la mañana), por supuesto tampoco quiso dar por cerrado el asunto. “Es momento de analizar lo que hemos hecho y no de pensar en quién jugará el próximo partido”, dijo cuando se le cuestionó sobre si la titularidad de De Gea es definitiva o si está abierta a posibles variaciones. No lo dijo antes, no lo dirá ahora, pero De Gea seguirá en la puerta.

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Entró en el Stade de Toulouse como si no fuera con él la cosa. Esa capacidad de David de abstraerse de todo lo que le rodea es uno de los motivos por los que Del Bosque no dudó en ponerle de titular pese a todo el escándalo de la última semana. Cara seria, aparentando la concentración tanto como la sentía. Así entró en los vestuarios para posteriormente saltar al césped y contemplar donde haría su segundo ‘debut’ con España.

placeholder Una de las paradas de De Gea, a remate de Hubník (Albert Gea/Reuters).
Una de las paradas de De Gea, a remate de Hubník (Albert Gea/Reuters).

Y después, saltó a calentar. Lo hizo el último del grupo de titulares, todos vestidos con la camiseta negra que utilizará España en los calentamientos. Lo hizo a menor ritmo que sus compañeros del once, pero ahí estaba, por delante de Iker Casillas, el primero de los suplentes, de azul, en pisar el césped. El capitán no corría. Acudió parsimoniosamente hacia su destino, la portería que daba al fondo donde estaba la grada española, que recibió a su sucesor con una calurosa ovación.

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Fue De Gea, como titular, el primero de los tres porteros al que se le empezó a disparar. Primero Ochotorena, después Casillas, luego se unió Rico a la rotación. Se lanzaba adonde hiciera falta para llegar a despejar los balones que, si entraban, no hacían daño. A Iker, en cambio, se le vio más indiferente. Nada, o casi nada, le dijo José Manuel Ochotorena al arquero del United, ni tampoco se dirigieron muchas palabras entre los tres guardametas que estaban preparándose. Empezaron a disparar los jugadores de campo, pero Morata no acertaba y hacía trabajar poco a sus arqueros. De Gea se marchó a vestuarios el primero, mucho antes que los demás.

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Era ya el momento. Salió en fila por detrás del capitán, de Sergio Ramos, como mandan los cánones. Escuchó el himno. Y cuando todos estaban ya casi colocados, De Gea aún andaba poco más allá de la medialuna del centro del campo. Ahí se encontró con el abrazo más afectuoso que iba a recibir, el de Jordi Alba, que le apretó contra su pecho y le dijo palabras de ánimo al oído. También se acercaron al portero Cesc y Juanfran. Le abrazaron y se marchó a su portería a cumplir con su deber. Y lo hizo. No tuvo mucho que hacer durante el partido, pero sí actuó cuando se le reclamó, sobre todo en el minuto 90, cuando hizo la primera gran parada como portero titular español. Y entonces, el público se rindió a sus pies. “¡De Gea, De Gea, De Gea!”, cantaba la grada.

Y acabó el día con un colega de profesión al que ha admirado durante años, Petr Cech, con el que mantiene una gran relación, sobre todo a través de las redes sociales. Era la jornada más importante de su carrera, pero De Gea no aparentó que lo fuera. Esa es la tranquilidad del nuevo portero de España.

Nadie se atrevía a decirlo con seguridad, pero todos en Toulouse sabían que iba a jugar David de Gea en el debut de la Selección española en la Eurocopa. Sólo se esperaba a que Del Bosque comunicase oficialmente al jugador del Manchester United que sería él definitivamente el elegido para colocarse entre los palos. A partir de ahí, empezó el primer día de la nueva vida del arquero madrileño. Jugar un partido de fútbol para él es lo natural, lo que lleva haciendo toda su carrera deportiva. Y desde hace mucho, disputa partidos del máximo nivel y lo hace bajo una presión intensiva. Pero no había jugado hasta ahora ningún partido tan importante como éste contra la República Checa.

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