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El Busquets checo que ganó la batalla al gluten y ahora es un portento físico
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Vladimir Darida, motor de la república checa

El Busquets checo que ganó la batalla al gluten y ahora es un portento físico

Un extraño problema de salud en la adolescencia detuvo el ritmo normal de desarrollo de Darida, hasta que descubrieron el origen de sus males. Desde entonces, es incombustible

Foto: Vladimir Darida, durante un entrenamiento con la República Checa. (Reuters)
Vladimir Darida, durante un entrenamiento con la República Checa. (Reuters)

No tiene la elegancia de Rosicky ni se acerca a Petr Cech en proyección internacional y jerarquía, pero el estilo dinámico y sin complejos de la actual República Checa y su presencia en esta Eurocopa no se entiende sin su inclusión en el panel de mandos de su medular. Vladimir Darida (Sokolov, 1990) es mucho más que un ‘carregador do piano’, término por el que suelen llamar en Brasil a los volantes de contención que se mueven por delante de los dos centrales. El mediocampista del Hertha de Berlín parte y reparte el juego del combinado eslavo. Su perfecta interpretación de los tiempos del juego, una caja torácica interminable y su fantástica pegada desde fuera del área hacen de este ‘alter ego’ de Busquets la extensión de Pavel Vrba sobre el terreno de juego.

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A imagen y semejanza del ‘metrónomo’ de la Roja, Darida no se caracteriza por la espectacularidad en sus acciones, pero su presencia se hace latente en prácticamente cada lance que se produce en la zona ancha. Su facilidad para desplazar el cuero en largo, con sendas piernas, acostumbra a ser vital en las rápidas salidas a la contra checas con las que, a buen seguro, tratarán de sorprender a la retaguardia española.

Ese incontenible poderío físico que acompaña de manera permanente al motor de impulsión del primer obstáculo de España en suelo francés no siempre estuvo ahí. De hecho, un extraño problema de salud en plena adolescencia detuvo su ritmo normal de desarrollo, al tiempo que minaba considerablemente sus energías cuando saltaba al verde. Su incipiente carrera deportiva estuvo muy cerca de irse al traste hasta que un buen día descubrieron, al fin, el origen de sus males: el gluten.

Una dieta especial para celiacos cambió radicalmente la vida a Darida, que ya liberado de los efectos nocivos del gluten en su cuerpo prosiguió su desarrollo físico con total normalidad. Tanto que en pocos meses pasó de ahogarse cada vez que pegaba un sprint a transformarse en un auténtico correcaminos. No en vano, esta temporada, la de su consagración definitiva en la Bundelisga, acabó liderando el ránking de futbolistas que más suela queman en Alemania, con una media de 13 kilómetros por partido.

La regularidad ha sido una constante en el cerebro checo desde que despuntara en las filas del Viktoria Plzen. Su trasvase al fútbol germano, en concreto al Freiburg, fue una suerte de paso del Ecuador deportivo para un Darida que hubo de renunciar de la noche a la mañana a su comida favorita, la Pizza. Un alimento que sólo ha podido volver a consumir el pasado año luego de descubrir en la capital germana, a donde llegó el último agosto tras dos excelentes campañas en la Selva Negra, un restaurante que las hace sin gluten.

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Quien sabe si ese feliz reencuentro gastronómico ha tenido que ver en su explosión definitiva en Alemania. El caso es que su fútbol aséptico, pero tremendamente efectivo, unido a su tenacidad táctica han tenido mucho que ver en el hecho de que el Hertha haya sido la revelación de la última Bundesliga (acabó tercero) y vaya a disputar la próxima edición de la Liga de Campeones.

No tiene la elegancia de Rosicky ni se acerca a Petr Cech en proyección internacional y jerarquía, pero el estilo dinámico y sin complejos de la actual República Checa y su presencia en esta Eurocopa no se entiende sin su inclusión en el panel de mandos de su medular. Vladimir Darida (Sokolov, 1990) es mucho más que un ‘carregador do piano’, término por el que suelen llamar en Brasil a los volantes de contención que se mueven por delante de los dos centrales. El mediocampista del Hertha de Berlín parte y reparte el juego del combinado eslavo. Su perfecta interpretación de los tiempos del juego, una caja torácica interminable y su fantástica pegada desde fuera del área hacen de este ‘alter ego’ de Busquets la extensión de Pavel Vrba sobre el terreno de juego.

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