Por qué Ernesto Valverde cambió el destino del Athletic Club en la final de la Copa del Rey

El Athletic Club de Bilbao cerró de un carpetazo su maldición en la Copa del Rey contra el Mallorca. Una sequía que se alargaba hasta los 40 años y que durante cuatro décadas maniató al equipo vasco en las diversas finales coperas que disputó. Las últimas dos fueron muy dolorosas: un 0-4 contra el Barça de Koeman y la derrota por 0-1 contra la Real Sociedad en el derbi. La losa mental que había que soportar pesaba demasiado... menos para este equipo.

El conjunto de Ernesto Valverde fue capaz de empatar una final que se le había puesto cuesta arriba desde el minuto 21. El gol de Dani Rodríguez radiografió la nula solidez defensiva del equipo rojiblanco en el área y sacó de quicio al Txingurri, al que se le llevaron los demonios durante todo el primer tiempo. La realidad es que el Athletic Club no empezó bien ante un rival como el Mallorca de Javier Aguirre, experto en exprimir al máximo los errores del adversario con un fútbol tan rudimentario como efectivo.

Sin velocidad en la circulación de la pelota en zonas interiores, acierto en el último tercio del campo y muchos duelos perdidos por Beñat Prados y De Galarreta en la medular, el Athletic sufrió de lo lindo en la primera parte. Aguirre, consciente de que el Athletic Club es uno de los equipos que mejor presiona la salida de balón rival, se saltó el dispositivo defensivo rojiblanco al buscar directamente a Vedat Muriqi y Cyle Larin.

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Rafa La Casa

Nico Williams, imparable

El infatigable trabajo de los delanteros bermellones frente a Dani Vivian y Aitor Paredes junto al despliegue de Samu Costa, Sergi Darder y Dani Rodríguez superó al Athletic por dentro. Con solo Nico Williams como principal agitador y argumento ofensivo ante la poca presencia de Gorka Guruzeta, Iñaki Williams y Oihan Sancet, el Mallorca solo sufría con el escurridizo extremo español y sembraba el pánico a balón parado.

El gol del Mallorca aceleró los nervios rojiblancos tras unas cuantas pérdidas absurdas y puso el partido de cara para los baleares, que resistieron cómodos y únicamente temblaban cuando Nico Williams conducía la pelota. Fue entonces, al descanso, cuando Ernesto Valverde cambió el destino del partido gracias a su intervención quirúrgica en la pizarra de la final. Tras solo dos disparos a puerta y la necesidad de revolucionar el ataque vasco, su técnico tocó varias teclas vitales.

Ernesto Valverde cambió la final

La sustitución de Prados por Vesga dotó de vigor y equilibrio al centro del campo de los leones. De Galarreta se liberó con la pelota para imprimir velocidad y sentido a las posesiones rojiblancas, mientras que Sancet empezó a caer a la banda izquierda para desequilibrar el costado de Valjent y de Gio González. En una de esas acciones, Nico Williams filtró un balón perfecto para Sancet, que superó a Greiff en el minuto 50 y puso las tablas en el marcador.

"Hemos sufrido porque ellos jugaban a los balones largos, con mucha disputa, son fuertes en los duelos individuales... Según ha ido avanzando, nos sacudimos esa forma de jugar. Sabíamos que si el partido era largo somos un equipo que corre mucho y tendríamos opciones. Hasta la primera media hora lo hemos pasado mal", confesó Valverde tras el encuentro en Movistar+.

El Mallorca dio un paso atrás y empezó a tener pérdidas de pelota inexistentes en el primer tiempo. Sus delanteros tampoco aguantaron la pelota como en el primer asalto y Nico Williams era un huracán que estaba muy por encima del resto de sus compañeros en ataque. Solo diez minutos después, Aguirre ajustó su dibujo táctico en el campo al quitar a Larin y Darder para dar entrada a Antonio Sánchez y Morlanes y dejar solo un punta en ataque.

Los penaltis y la "crueldad" de Aguirre

A partir de ese instante y ya hasta la agónica tanda de penaltis final, el Athletic Club de Bilbao dominaría la final y tendría las ocasiones más claras. Aunque entre Greiff, una acción defensiva magistral de Pablo Maffeo y la falta de puntería rojiblanca, el Mallorca resistiría hasta que el reloj dictó sentencia.

"El segundo tiempo ya teníamos la idea de jugárnoslo todo. El gol nos hizo irnos hacia adelante. Pudimos marcar el segundo, pero estábamos expuestos y ellos tuvieron sus opciones", explicó Valverde en Movistar+. Aguirre llevó al límite a sus futbolistas, igual que Valverde, en una Copa mágica que se llevó el Athletic tras 40 años de sequía y una temporada increíble donde doblegó a Barça y Atlético de Madrid por el camino.

"Lo cruel del final. Le pasó a la Real Sociedad hace no mucho. Es una moneda al aire y hoy cayó cruz. No tengo nada que reprochar a los jugadores. Llevamos al Athletic hasta los 120 minutos, un equipo que nos había vapuleado la última vez. Hicimos un partido digno. No tengo cara para regañarlos", zanjaría Aguirre. Valverde explotó de alegría: "Esto es increíble, este título no tiene comparación con ninguno. No hay más que ver cómo estaba el campo, lo que supone esto para la afición, los años que llevábamos buscándolo".