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El Real Madrid demuestra al nuevo rico PSG que más vale Cristiano que el dinero
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los blancos ya están en cuartos de final

El Real Madrid demuestra al nuevo rico PSG que más vale Cristiano que el dinero

El portugués, con dos goles en la ida y otro más en París, ya no es un jugador total pero sigue siendo un goleador brutal. Zidane jugó a lo suyo y le salió un partido extremadamente plácido

Foto: Cristiano, en el remate del gol. (EFE)
Cristiano, en el remate del gol. (EFE)

Cristiano una vez más, y es algo que se repite mucho porque él lo repite mucho. Ha perdido la punta de velocidad, no participa como antes... y si el Real Madrid vuelve a ser campeón de Europa, será de nuevo por su culpa. Es un jugador para la historia en general pero, concretamente, es una leyenda insuperable en esta competición. Le tiene tomada la medida, conoce las eliminatorias y siempre, siempre aparece. El año pasado desmontó él solo la Champions, esta temporada vuelve a las andadas.

Su gol en París, entre la bruma de las bengalas, es uno más de su extenso repertorio. Una buena jugada de Asensio, que aguanta el balón, un centro notable de Lucas Vázquez con la izquierda, que no es su pierna, y un remate sensacional de cabeza del de siempre. Ya ni siquiera tiene que crear grandes jugadas, no lo necesita, su relación con el fútbol hoy se limita a marcar gol en el momento oportuno. Recordar, además, que en el Bernabéu marcó dos. De penalti y con la rodilla, decían con razón los críticos. Efectivamente, pero dos goles, que hay que meterlos.

Foto: Zidane dando las gracias a Bale ante el Borussia en Champions de esta temporada. (Reuters)

Y en esas el Madrid, un equipo que se ha pasado meses dudando, se ha plantado en cuartos de final y ha recordado que es el campeón y que el título se defiende. Llegó el nuevo rico con la idea de que no hay gigante que el dinero no pueda derribar. Y se equivocó, porque en el fútbol el presupuesto es un factor, pero no es el único, ni siquiera el principal. Hasta que no se den cuenta de ese punto en las oficinas del club, la vida será igual. Con Emery en el banquillo y con lagunas en el campo se puede ganar en Francia, una liga que permite el asueto de las estrellas, pero nunca cazarán la mayor pieza.

Quizá lo más llamativo que se puede decir de este partido en el Parque de los Príncipes es que el Real Madrid no sufrió ni un solo minuto. Se venía hablando del ambiente, de la presión, del hambre de los parisinos y demás zarandajas prebélicas típicas de un equipo necesitado de remontada. Al Real Madrid no se le gana con unas pocas bengalas, ni con vídeos motivacionales ni con un guateque en la puerta de un hotel. A los grandes de Europa, y los blancos lo son en grado máximo, o se les bate desde el fútbol o no hay manera. Y en eso el PSG no ha comparecido.

placeholder Emery y Zidane. (EFE)
Emery y Zidane. (EFE)

Zidane lo hace a su manera

Tuvo ratos muy buenos en Madrid, síntomas de gran equipo incluso. Pero terminó deshilachado, con problemas que empezaban desde el banquillo. Emery no va a sobrevivir a esta temporada, y es completamente lógico. La pauta era llegar a la gloria y van a ver en la tele tres eliminatorias de Champions. Zidane, que también estaba en la cuerda floja, sigue en la brecha. Sabe que solo hay un modo de subsistir con este equipo, ganando. No lo ha hecho en Liga, tampoco en Copa, pero en el trofeo que todos quieren solo necesita cinco partidos más para llegar a la gloria. El camino se lo conoce, ha ganado las dos últimas.

El francés, además, parece haberse dado cuenta de que serán sus decisiones las que le den continuidad. Contra el PSG confeccionó un equipo raro y pensando no solo en el presente, también en el futuro. Que Modric y Kroos estuviesen en el banquillo es una prueba de ello, ambos podrían haber jugado, si no lo hubiesen visto desde la grada, pero no lo hicieron ante la posibilidad de acrecentar sus problemas. La jugada le salió redonda porque el Madrid, en París, fue un equipo muy serio.

Desde el primer minuto despejó las dudas, no iba a dejarse hacer, no se iba a agazapar, no entregaría el balón si no fuese necesario. Después de algunos lógicos problemas en la salida del balón, pues no es lo mismo hacerlo sin Kroos y Modric que con ellos en el campo, se estabilizó y jugó siempre al ritmo que requería la jugada. Si había que poner un poco de vértigo, en los metros finales, se hacía. Si tocaba comparsa y taconeo, más de eso. Poco a poco fue desestabilizando al PSG, un equipo valiosísimo que, hoy se sabe, era menos fiero de lo que lo pintaban.

Foto: Así será la fachada del Sabtiago bernabéu que da al Paseo de la Castellana. (Ayuntamiento de Madrid)

Sin Neymar hay menos magia, es lógico, pero su ausencia no explica el juego pacato de su equipo. El Madrid se hizo con el medio campo, y ni siquiera necesitó a los primeros espadas para ello. Utilizó el buen hacer defensivo de Casemiro, la capacidad aeróbica de Kovacic y el hecho de que con Asensio y Lucas sumaban cuatro, y no tres como es habitual. Entre las decisiones que ha tomado recientemente también está quitarse de en medio a Isco, y no ha tenido que ser fácil, el club de admiradores del malagueño es de los más nutridos en la plantilla.

Pero todo eso ya no importa, Zidane toma sus decisiones, ha dejado de escuchar a las fuerzas vivas, es un hombre que se quiere salvar y por fin parece tener las ideas claras. Mejores o peores, acertará o fallará, pero morirá con las suyas. Sin haber cambiado el tono de voz, porque nunca lo hará, no es el mismo de hace unos años. Es la diferencia de quien ha sobrevivido ya a una mala época, que todo curte, y el calamitoso invierno de su equipo ha servido de lección.

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Un equipo serio, un portero recio

Ni que decir tiene que en sus planes no está quitar a Cristiano. No importa su aportación al juego, sin el gol se podría incluso pensar que fue el peor del equipo. Pero quitarle el gol es como quitarle el sol a un atardecer, no tiene sentido alguno. El luso ya no es bonito ni brillante, pero es excepcionalmente útil. Tres goles en una eliminatoria desequilibran a cualquiera. Algún día Mbappé ​y el mismo Neymar aspiran a ser como Cristiano Ronaldo. Es aceptable, pero que no se lancen a contar lo que aún no son; por más que el brasileño haya sido aupado a la segunda plaza del fútbol mundial, no la merece. Sigue habiendo un tipo que gana eliminatorias.

Cristiano marcará sus goles y a los demás solo les pide que hagan su trabajo con eficiencia, que tampoco debería ser tanto. La defensa del Madrid, transparente tantas noches en los últimos meses, estuvo más que correcta deteniendo a Cavani y compañía. Jugadores de talento, como Di María, parecían desesperados ante un equipo mejor colocado y en el que todos sus jugadores eran solidarios y tenían claras sus funciones. Bien Ramos, bien Varane, bien Carvajal, y así sucesivamente.

Foto: Courtois termina contrato con el Chelsea en 2019. (Reuters)

Es justo señalar especialmente a Keylor Navas, que no tiene tanto nombre pero sigue siendo cumplidor. Hay porteros mejores, todo el mundo lo sabe, se lo dicen a voces desde su equipo todos los veranos cuando señalan que quieren otro más alto, más fuerte y con más nombre. Él aguanta ese chaparrón con resignación y, cuando toca, hace su trabajo sin aspavientos. No transmite la seguridad casi aristocrática de otros, pero en el Real Madrid le pueden estar agradecidos. El PSG no le agobió, pero estuvo siempre alerta cuando se le necesitó.

Hace unas semanas se daba por muerto al Madrid, lo que no era más que una traducción lógica de lo que se veía en el campo. Bien, 116 años después de su nacimiento, los blancos ya han enseñado que para que el telón se baje con ellos derrotados antes tienen que pasar muchas cosas en la escena. No se rinden con facilidad, luchan y hasta se vienen arriba en la adversidad. Es una de las señas de identidad de la institución, no hay equipo de más alta jerarquía, pero también sobreviviría en una reyerta de un bar. Para eso, claro, mejor con Cristiano. Aunque solo sea porque es el que pega más fuerte.

Ficha técnica

1 - París Saint-Germain: Areola; Dani Alves, Thiago Silva, Marquinhos, Berchiche; Verratti, Thiago Motta (Pastore, m.59), Rabiot; Mbappé (Lass Diarra, m.85), Cavani y Di María (Drexler, m.76)

2 - Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Lucas Vázquez, Casemiro, Kovacic (Kroos, m.71), Asensio (Isco, m.82); Benzema (Bale, m.76) y Cristiano Ronaldo

Goles: 0-1, m.51: Cristiano Ronaldo; 1-1, m.71: Cavani; 1-2, m.80: Casemiro.

Árbitro: Felix Brych (ALE). Expulsó a Verratti en el m.66 por doble amarilla y amonestó a Cavani, Kovacic y Ramos.

Incidencias: encuentro de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el Parque de los Príncipes de París ante unos 50.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el italiano Davide Astori.

Cristiano una vez más, y es algo que se repite mucho porque él lo repite mucho. Ha perdido la punta de velocidad, no participa como antes... y si el Real Madrid vuelve a ser campeón de Europa, será de nuevo por su culpa. Es un jugador para la historia en general pero, concretamente, es una leyenda insuperable en esta competición. Le tiene tomada la medida, conoce las eliminatorias y siempre, siempre aparece. El año pasado desmontó él solo la Champions, esta temporada vuelve a las andadas.

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