Qué penaliza a Rodrygo para no jugar en el sitio de Vinícius y no ser tan intocable en el Madrid

El doblete de Rodrygo contra el Athletic tiene enormes beneficios para el Real Madrid de cara al partido de ida contra el Manchester City en el Bernabéu. Ancelotti necesita un equipo con las pilas cargadas de confianza y con amenaza en ataque para hacer daño al de Guardiola. Con Rodrygo ha habido más decepciones que alegrías durante la temporada y es un rayo de luz ver que en el momento clave aparece en su versión más excelsa.

Las posibilidades de que el Real Madrid elimine al Manchester City pasan por estar muy acertado en las dos áreas y si en la defensiva da motivos para ser fiable, en la ofensiva faltaba la contundencia de Rodrygo. El gol es la mayor de las certezas que tiene el fútbol y en el debe del brasileño está ser eficaz. Lo que en términos taurinos se denomina dar una certera estocada para que la faena sea completa y exitosa.

No hay ninguna duda de que es un jugador de clase mundial, elegante y talentoso. Pero a Rodrygo le penaliza la falta de carácter y de continuidad. Esta es la gran diferencia con Vinícius, con el que se le suele comparar de vez en cuando. Ha sucedido en el triunfo contra el Athletic. Rodrygo aprovechó la baja de su compatriota para lucirse y destrozar al equipo bilbaíno arrancando desde la banda izquierda.

Los terrenos de Vinícius son los que desea Rodrygo porque es por dónde saca su potencial para ser un jugador diferencial. Desde este perfil es un futbolista más afilado y resolutivo para encarar y encontrar los atajos para llegar a la portería. Solo hay un Rodrygo que es mejor que Vinícius en lo futbolístico. El que juega en su sitio, a pesar de que a Ancelotti le corresponda decir que es bueno en todas las partes del campo.

Esto no es del todo cierto. Claro que los buenos futbolistas pueden jugar en cualquier zona del campo. Pero no deja de ser un tópico instalado entre los entrenadores para encajar roles que les hacen incompatibles. Si los pones en su sitio, todavía serán más productivos. El Real Madrid tiene dos problemas, que pueden ser tres. Vinícius y Rodrygo quieren el mismo hábitat y la temporada que viene llega Mbappé, otro bólido difícil de detener por el costado izquierdo.

Inconstante

La solución táctica es darle movilidad al frente de ataque, que permuten sus posiciones y no sean estáticos. En esto trabaja Ancelotti. En que Vinícius aprenda los mecanismos de moverse como delantero centro y a la espera de que llegue Mbappé para acoplar a jugadores del mismo perfil. Pero hasta que aparezca el francés y sin Vinícius, sobresale Rodrygo como un cazador de goles en la banda izquierda.

Lo mejor que se puede decir de este brasileño es que tiene un talento innato para desequilibrar un partido en espacios cortos y a campo abierto. No hay muchos jugadores en el mundo que saquen ventaja con el control orientado, sus regates en un bosque de piernas y su verticalidad en las transiciones. Rodrygo es casi imparable con el balón cosido al pie, sus driblings escurridizos y da gusto ver su golpeo de balón puro, limpio, de genio. Lo peor es que es inconstante.

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En esto no puede competir con Vinícius ni tampoco con Mbappé. Rodrygo está un escalón por debajo de estos dos fenómenos por tener una mentalidad más frágil. Se llama voracidad, capacidad para intimidar permanentemente y tiene que ver con algo más que la calidad futbolística. Es la personalidad más agresiva y su hambre por comerse el mundo en cada acción de cada partido, hasta el punto de llevar al límite a los rivales y servirle como energía extra para motivarse, lo que le hace más necesario e intocable a Vinícius que el mejor Rodrygo.

El escenario a futuro que se avecina en el Real Madrid es cómo resolverá la gestión de una enorme cantidad de delanteros con las incorporaciones de Mbappé y Endrick. En el césped manda Ancelotti, su mano izquierda y rotar en un calendario cargado de partidos. En los despachos, los números los echa Florentino y si hay que elegir a uno para vender y hacer caja, todo apunta a Rodrygo.