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Satrustegui: "La presión fue tremenda en el Mundial 82, llegué a tener seis guardaespaldas"
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UN ÍDOLO EN SAN SEBASTIÁN

Satrustegui: "La presión fue tremenda en el Mundial 82, llegué a tener seis guardaespaldas"

Fue uno de los líderes de la mejor Real Sociedad que se recuerda, cuando tutearon al Madrid y al Barcelona y les arrebataron dos Ligas. Una lesión a los 28 años precipitó su retirada

Foto: Satrustegui celebra un gol con la Real Sociedad. (EFE)
Satrustegui celebra un gol con la Real Sociedad. (EFE)

Es fácil caer en la tentación del dinero, más todavía si eres futbolista, pero hay algunos como Jesús Satrustegui (Pamplona, 1954) que eligieron la riqueza de otra manera. No le interesó abandonar la familia que se había formado en ese vestuario en San Sebastián. Y hoy se alegra como nadie, porque todo son elogios y buenas palabras cuando pasea por allí, ya sea por la playa de La Concha o por Anoeta.

Satrústegui fue uno de los artífices y estandartes del éxito del fútbol vasco de principios de los 80, cuando Real Sociedad y Athletic de Bilbao eclipsaron a Madrid y Barcelona con cuatro Ligas consecutivas (dos cada equipo). Satrus jugó un papel vital junto a jugadores como Zamora o López Ufarte.

Una lesión grave de rodilla con 28 años lo preparó para la retirada. Tras colgar las botas no se aburrió, porque montó un gimnasio y luego una distribuidora de vinos con su hermano José Ignacio. Ahora está jubilado y disfruta en su huerto.

PREGUNTA. Usted tuvo números de pichichi muchos años, pero se le cruzaron Mario Kempes y Hans Krankl.

RESPUESTA. Así es. Además, los penaltis en la Real los lanzaba López Ufarte. Si los hubiese tirado yo, hubiese metido más tantos. El tema de los goles lo hablaba mucho con Quini. Pero yo le daba más valor a que ganase el equipo y no tenía mayor interés en los datos individuales.

Foto: Luis Arconada, en la Eurocopa de Francia 1984 Opinión

P. ¿No era de mirar la clasificación de goleadores entonces?

R. No, no. Si metes gol, mejor, pero prefería que ganara el equipo a mi lucimiento individual. Mi satisfacción pasaba por la victoria antes que por el disfrute con los goles. Esos datos no me quitaban el sueño.

P. La clave de un buen delantero es estar en el sitio. ¿Verdadero o falso?

R. Verdadero. Es muy importante saber colocarse en el sitio y en el momento oportuno. Eso no se entrena, se lleva. Es intuición. Es algo que tienen algunos jugadores y otros no. Luego hay que tener en cuenta la técnica del golpeo.

"Nosotros estábamos centrados en jugar al fútbol, en hacer feliz a la gente y en apartar la política del deporte"

P. Se dice que el gol es algo innato. ¿Cuánto hay de verdad y de leyenda en eso?

R. Eso es verdad. El gol es algo que no se entrena, aunque quizá puedes practicar unas pautas. Según como vaya la jugada, saber dónde puede ir el balón no lo puedes entrenar. Eso se tiene o no.

P. Eduardo Galeano escribió que "el gol es el orgasmo del fútbol". ¿Coincide?

R. Sí, sí. El gol es una explosión de alegría, la máxima que hay en el fútbol. Yo he tenido esa satisfacción de hacerlo muchas veces y no se puede describir ese momento. Es una satisfacción personal enorme, porque has ayudado a la gente y al equipo. Por eso yo lo celebraba dirigiéndome al público y levantando el puño.

P. Usted jugó toda su carrera en la Real Sociedad, ¿se considera un romántico del fútbol?

R. No sé si lo definiría así, pero podría encajar perfectamente. Tuve la gran suerte de estar en un equipo en el que todos los compañeros eran mis amigos. Había una unión muy importante en ese vestuario y te sentías como en casa. Tuve ofertas muy tentadoras para salir de la Real, pero, junto a mi padre, decidí no marcharme. Aunque algunos clubes me ofrecieron cinco veces más de lo que cobraba, luego me reunía con el presidente para comer y lo arreglábamos todo. Es una satisfacción haber actuado así, porque me saludan en San Sebastián con mucha alegría cuando me ven. Eso no se paga con dinero.

P. ¿Cuál fue el secreto de ese equipo para ganar la Liga en 1981 y 1982?

R. Primordialmente, coincidir un grupo cuyas aptitudes eran muy buenas. Fue un equipo que se creó poco a poco y que se dio cuenta de que se podían conseguir grandes cosas. Éramos amigos y había una relación muy estrecha. Por tanto, nadie se quería ir, porque, además, los éxitos estaban asegurados. No cobrábamos como en otros sitios, pero éramos felices. Igual que me tentaron a mí, también pasó con otros jugadores. Y se quedaron en San Sebastián. A la larga salimos ganando.

placeholder Arconada jugó en esa gran Real de los 80. (Getty)
Arconada jugó en esa gran Real de los 80. (Getty)

P. Arconada fue su compañero. ¿Ha sido el mejor portero de la historia de España?

R. Si tengo un equipo y tengo que elegir portero, lo pongo a él. He tenido enfrente grandes guardametas como Iríbar, Esnaola... Como Arconada, no he visto otro. Es el mejor de la historia de España.

P. Usted vivió la kale borroka, ¿cómo la observaban desde el fútbol?

R. Nosotros estábamos centrados en jugar al fútbol, en hacer feliz a la gente y en apartar la política del deporte. Y lo conseguimos. Cuando me mudé a San Sebastián, mi padre me dijo claramente que no me metiera en política y le di mi palabra. Fue un acierto, porque fueron años complicados.

P. Intuyo que la política era un tema tabú en ese vestuario.

R. No se hablaba nada de política. Igual que a mí me lo advirtió mi padre, imagino que mis compañeros fueron advertidos por sus entornos de no meterse en esos asuntos. No sé si la palabra era tabú, pero te aseguro que estábamos a otra cosa.

Foto: Víctor Muñoz, en su etapa como entrenador del Getafe. (EFE/Juan José Lahuerta)

P. ¿Cómo fue el cambio de Pamplona a San Sebastián?

R. Yo jugaba en el Club Deportivo Pamplona cuando me llamó por primera vez la Selección Española juvenil. Desde esa convocatoria, fui con asiduidad. Los equipos importantes se interesaron en mí y tenía opción de ir a los mejores del país. Uno de ellos era Osasuna, que convencía a mis padres porque tenía 17 años y no querían que me fuera de casa. Lo tuve hecho con ellos y me acerqué al banco a cobrar mi primer sueldo. Pero hubo problemas.

P. ¿Qué ocurrió?

R. Fui con toda la ilusión, pero en el banco no tenía orden de pagarme. La decepción fue tremenda. La siguiente opción al Osasuna era fichar por la Real Sociedad, porque en San Sebastián tenía familia. Además, era una ciudad que conocía porque solía veranear allí. Cuando me ocurrió eso, le dije a mi madre que hablara con sus parientes y decidí fichar por la Real. Osasuna me llamó cuando se enteró de lo ocurrido, pero yo había tomado la decisión de marcharme.

P. ¿Fue un sueño frustrado no jugar en Osasuna?

R. No tanto. Aunque Osasuna era la primera opción, tenía a otros equipos interesados que me gustaban tanto o más. Mi madre quería que me quedara en Pamplona, pero cometieron un error y me marché a San Sebastián. En realidad, fue casi mejor porque yo había ido ya a Atotxa a ver algún partido y me había impresionado. Esa ciudad era como mi segunda casa.

placeholder El Barcelona de Maradona fue un duro rival. (Getty/Trevor Jones)
El Barcelona de Maradona fue un duro rival. (Getty/Trevor Jones)

P. En el fútbol de los 80, no había tanta diferencia del resto de equipos con el Madrid y el Barcelona. ¿Verdadero o falso?

R. Verdadero. Nosotros teníamos que haber ganado la Liga de 1980, además de las otras dos que ganamos. El Madrid tenía jugadores impresionantes: Stielike, Breitner... A pesar de las estrellas que tenía, no había esas diferencias en la Liga. La Real se podía codear con cualquiera, como se demostró. Ahora, en cambio, tienen dos equipos muy potentes, el titular y el suplente. En aquella época, solo se permitían dos extranjeros por equipo.

P. Ustedes estuvieron cerca de ganar la Liga de 1980, de no ser por la derrota en Sevilla. ¿Estaban primados los rivales?

R. Sí, sí, claramente. Antes del partido ante el Sevilla, sufrimos un robo a mano armada contra el Madrid por el arbitraje nefasto que sufrimos. Nos pitaron un penalti que no fue, porque en las imágenes vimos que la caída fue metro o metro y medio fuera del área. Aquel día perdimos la Liga.

P. ¿Dudaron de los jugadores del Sevilla?

R. Sin duda. Yo recuerdo que tenían unos incentivos por parte del Madrid para que nos ganaran. No lo tengo constatado, pero pondría la mano en el fuego por las formas y la actitud que tuvieron aquel día.

P. ¿Ganar la Liga en 1981 fue quitarse la espina del año anterior?

R. En la vida hay que pasar página y listo. Había árbitros que tenían favoritismo por el Madrid y eso está claro que nos influyó. Pero no tengo rencor, porque los jugadores del Madrid no eran responsables de lo que ocurrió. Luego ganamos dos Ligas, y muy felices por ello.

placeholder Bertoni fue el líder de la victoria del Sevilla. (Getty/Marcelo Endelli)
Bertoni fue el líder de la victoria del Sevilla. (Getty/Marcelo Endelli)

P. Usted fue internacional cuando España no ganaba nada a pesar de los jugadores que tenía. ¿Qué fallaba?

R. En el Mundial 82, por ejemplo, no supimos gestionar la presión de jugar en España. Había una especie de amenaza política y yo tuve seis guardaespaldas durante el torneo. Aquello nos abrumó. El que sacaba de centro se quitaba rápido la pelota de encima por miedo a fallar.

P. Una lesión de rodilla lo dejó muy cerca de la retirada. ¿Es posible volver al mejor nivel después de algo así?

R. Entonces era difícil, porque no había los adelantos actuales en materia de medicina deportiva. Yo me tuve que ir a Francia, ya que aquí no se atrevían ni a meterme mano. Si me hubiera pasado con las condiciones de ahora, seguro que hubiera regresado a jugar a buen nivel. Ten en cuenta que yo estuve casi dos años parado, hasta que me operé. Eran otros tiempos. Fue una pena, porque me lesioné con 28 años, cuando estaba en mi mejor momento. Recuerdo que Pepe Santamaría me llamó para decirme que me cuidara, que contaba conmigo para la Selección cuando estuviera bien.

P. ¿Cómo acabó en el mundo del vino?

R. Como veía la retirada muy cercana, me enteré en El Diario Vasco de que la bodega Muga buscaba distribuidor para el Rioja. Cuando el equipo salía por ahí, era un vino que gustaba bastante. Yo tenía ya una tienda de deportes en San Sebastián y se me ocurrió probar. Nos ofrecimos y nos aceptaron. Desde que me retiré está abierta la bodega.

"En el Mundial 82, el que sacaba de centro se quitaba la pelota de encima por miedo a fallar"

P. ¿Qué es más difícil, entender de fútbol o de vino?

R. El fútbol es más complicado. En cuanto al vino, todo está estudiado, mientras que en el fútbol son imprescindibles las condiciones técnicas y físicas. Traté de utilizar la misma forma de trabajar en el deporte que cuando monté mis negocios.

P. ¿Qué vino le recomendaría a alguien que empieza?

R. El Muga, de Rioja.

P. He leído que también cultiva un huerto, ¿alguna ensalada que recomiende?

R. Así es, empecé con el huerto cuando me jubilé. Mi padre me enseñó cosas y las estoy poniendo en práctica. Tengo la suerte de que los tomates que salen son fuera de serie. Cuando quedo con mis amigos los lunes en San Sebastián y no llevo tomates, me echan la bronca.

P. Desde que se retiró, ¿le conocen más por el fútbol o por su empresa de vinos?

R. Me conocen mucho por el tema del vino, pero gana por bastante el fútbol. Siempre tienen muy buenas palabras hacia mí en San Sebastián.

Es fácil caer en la tentación del dinero, más todavía si eres futbolista, pero hay algunos como Jesús Satrustegui (Pamplona, 1954) que eligieron la riqueza de otra manera. No le interesó abandonar la familia que se había formado en ese vestuario en San Sebastián. Y hoy se alegra como nadie, porque todo son elogios y buenas palabras cuando pasea por allí, ya sea por la playa de La Concha o por Anoeta.

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