Neymar y el ocaso de una estrella: lo que el fútbol ganó (y se perdió) con el brasileño

Una rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco de la rodilla izquierda quizá hayan significado el ocaso definitivo de la carrera de Neymar Jr. El brasileño se retiró lesionado del Uruguay 2-0 Brasil con evidentes gestos de dolor, recordando a los fantasmas del pasado. Hace nueve años, sufrió la peor lesión de su carrera también en un partido con la canarinha tras el rodillazo de Zúñiga, lateral derecho de Colombia, en el Mundial de 2014.

Neymar había elegido futuro en lugar de presente al marcharse a Arabia Saudí. Varias generaciones de su familia no tendrán apuros económicos jamás gracias a los 100 millones de euros anuales por temporada que percibe en el Al-Hilal. Y ha firmado por dos años. A sus 31 primaveras, todavía tenía recorrido en el fútbol de élite, en Europa, aunque la competitividad no parece que haya sido una prioridad para él a estas alturas de su carrera.

Por detrás de Messi y Cristiano

La duda siempre quedará con el brasileño, que tenía a tiro superar el récord de Pelé y convertirse en el máximo goleador de la historia de la selección. O Rei tiene 77, y Neymar, 76. Su caso fue parecido al de Ronaldinho, cuya mejor versión se vio en Barcelona, al igual que ocurrió con Ney. Luego, sin embargo, no alcanzaron la continuidad deseada para un futbolista.

"Soy el mejor del mundo; Cristiano y Messi son de otro planeta", declaró el brasileño en la previa del Mundial de Rusia de 2018. Neymar tuvo la mala fortuna de nacer en una época en la que fue opacado por completo por la batalla individual más importante quizá de la historia del deporte, con permiso de Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic. De no haber sido así, quién sabe si quizá tendría un Balón de Oro en su casa.

Sus filigranas dejaron anonadados a los brasileños cuando jugaba en el Santos. Siempre apuntó fuerte y no se comprendió por qué se demoró tanto en dar el salto a Europa. En realidad, a lo que no tiene precio no se le puede poner. Estaba cómodo en Brasil; ya habría tiempo de jugar en algún gran club. El primero fue el Barcelona, no sin polémica de por medio.

El adiós al Barcelona

Su fichaje le costó la presidencia a Sandro Rosell, además de algún que otro lío judicial. Neymar siempre estuvo asesorado por su padre, normalmente buenas influencias para los jugadores, salvo en casos concretos. En esta ocasión, parece que fue más la excepción que la regla. Sólo así puede entenderse que abandonara el proyecto deportivo del Barcelona para irse al París Saint Germain.

Messi, Luis Suárez y él formaron una sociedad todavía recordada en la Ciudad Condal. Es difícil que vuelva a verse semejante delantera que hacía temblar al mundo, daba igual que fueran partidos de Liga o de Champions. El brasileño, en lugar de elegir fútbol, optó por el dinero de París. Allí se convirtió en el icono del proyecto de Nasser Al-Khelaifi previo abono de su cláusula de rescisión de 222 millones de euros.

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El Confidencial Agencias

La huida a París

Se convirtió en el fichaje más caro de la historia del fútbol y también en un infeliz. Porque nunca estuvo igual de cómodo en París que en Barcelona. El mismo verano que lo ficharon llegó Kylian Mbappé, que finalmente lo eclipsó en Francia. Se había marchado del Camp Nou para tener un rol más protagónico y se encontró con el mismo problema.

Marcharse a Arabia fue una decisión controvertida que no se entendió, porque todavía podía aportar muchas cosas en París. En el Parque de los Príncipes, sin embargo, estaban cansados de sus constantes lesiones. Además, su rendimiento no había sido el esperado. Por eso optaron por ingresar 91 millones por su traspaso y desprenderse del elevado salario del futbolista, al que ahora le queda recuperarse para volver al fútbol. Al de élite ya había renunciado este verano.