Borja Valero, el niño de Manoteras que conquistó Florencia: "Quizás no volvería a ser futbolista"

El internacional español Borja Valero, merengue desde que su padre lo llevaba al Santiago Bernabéu con tres añitos y canterano del Real Madrid, tuvo que dejar el club para ser importante en la Liga con el Villarreal. Después, aquel niño que dio sus primeras patadas a la pelota en las calles del barrio de Manoteras, acabaría por ser leyenda del Calcio. "Charlo contigo desde el centro histórico de Florencia y todo el mundo se para a saludarme, para que te hagas una idea", dice en conversación para El Confidencial.

El año pasado se retiró del fútbol, ese lugar donde fue feliz pero que también le pidió factura por cada día de juventud profesionalizada que dejaba atrás. Lo hizo tras jugar en sexta división por una cuestión de valores. La mejor generación de la historia del fútbol español le privó de ser un fijo en las convocatorias de la Selección Española. Hoy es comentarista en DAZN de Italia y tiene el respeto del país.

Pregunta. Se habla mucho de la Masía (el modelo, el estilo, el ADN…) y menos de La Fábrica. En lo futbolístico, ¿qué diría que las distingue?

Respuesta. Desde que yo era pequeño, se vivía la particularidad en torno al Barça de que todos los equipos de la cantera jugaban como el primero equipo. Eso te da una identidad futbolística que te lo hace más fácil cuando llegas arriba, al ser los mismos conceptos del juego y tenerlos aprendidos desde los 8 o 9 años.

En el Madrid no hacíamos lo mismo. El concepto central era manejar los partidos, salir desde atrás y tener la pelota, pero la manera de hacerlo dependía del entrenador que tenías en cada categoría.

Seguramente, los datos digan que el Barça saca más jugadores para su primer equipo, mientras el Real Madrid será el que más saca para el resto, y algunos también para el suyo.

P. ¿Cuáles son sus características y defectos como jugador?

R. Mi principal característica como jugador es la inteligencia, puesto que los principales defectos son los físicos. Soy un jugador pequeñito, no muy rápido y que, aunque en la cantera hacía muchos goles, cuando llegué arriba me costaba hacerlos. Entonces tenía que pensar antes que los demás. Sin haber recibido la pelota, tenía que saber dónde estaban los compañeros y los rivales y poder hacer lo que yo quería. La manera de querer la pelota y el cuidarla para no perderla son otras de las virtudes.

P. Aunque las inferiores del Real Madrid reúne a los mejores futbolistas del país, los datos dicen que es casi imposible triunfar en el primer equipo. ¿Cuál diría que es la razón?

R. El Real Madrid tiene una exigencia muy grande, máxima. Los presidentes buscan a los mejores jugadores del mundo y tienen dinero para poder ficharlos. El jugador de la casa necesita algo más de tiempo y no se tiene la paciencia para que lleguen y crezcan como sería lo mejor para un chaval. El jugador joven va penalizado.

Por otro lado, las reglas para participar en la Champions te exigen llevar un número determinado de jugadores de la cantera, y eso ayuda a que sigan saliendo jugadores de La Fábrica, pero el procedimiento del club va un poco en contra de ello.

P. Entrenó con Luxemburgo y Capello, técnicos de renombre histórico. ¿Qué diferencias hay entre ambos?

R. Tuve la suerte incluso de ser convocado en Champions League por los dos. Luxemburgo era un técnico que dejaba mucho más rienda suelta a la fantasía del jugador. Así, todas las estrellas del Real Madrid daban lo mejor de sí desde sus características personales. Mientras que Capello era un entrenador muchísimo más táctico. El italiano pensaba primero en cómo colocar al equipo en el campo, sobre todo desde un punto de vista defensivo, y a partir de ahí exaltar las características ofensivas del equipo. Pero mucho más concentrado en el acento táctico.

P. Poco después de ganar Segunda B, descienden de Segunda con un Castilla donde le acompañaban Mata, De la Red, Granero o Negredo. ¿Qué sucedió?

R. En categorías más pequeñas, canteras como las del Madrid o el Barça están acostumbradas a ganar y normalmente por bastantes goles de diferencia. Cuando llegas a Segunda División y te enfrentas a otros profesionales que se están jugando el pan, perros viejos que no te van a regalar nada, te hacen sufrir.

El que los filiales puedan llegar a jugar hasta la categoría inferior a la que está el primer equipo es una de las particularidades muy positivas que tiene España. Esto hace crecer al futbolista joven, pero aunque tengas jugadores de mucha calidad, como aquel Castilla, puedes acabar descendiendo.

P. Tras pasar por el Mallorca y el Ipswich, con el Villarreal se asienta en Primera. Formó parte de un centro del campo de lujo con Soriano, Senna, Cazorla y Cani.

R. Eran jugadores de grandísimo nivel. Algunos iban a ganar el Mundial ese año y otros podían haberlo hecho igualmente. Me sentí muy bien con ellos y tuve un entrenador (Garrido) que me entendió y me dio mi espacio. Me asenté en lo deportivo pero también en lo personal, y esto ayuda mucho.

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P. Sin embargo, no tiene continuidad en las convocatorias con España. ¿Cuál cree que fue el motivo?

R. El principal motivo es que en España teníamos uno de los mejores centros del campo de la historia del fútbol. Eran de un nivel demasiado alto. Seguramente, en el fútbol de hoy, donde la selección no está al mismo nivel, hubiera tenido muchas más opciones de participar. Aun así tengo el orgullo de haber podido debutar en aquella selección y de haberlo vivido como espectador y español.

P. ¿Cómo pudo descender finalmente aquel Villarreal de Champions?

R. Era un equipo que no estaba pensado para luchar en las posiciones bajas de la tabla. Tuvimos una racha donde se nos lesionaron jugadores importantes del equipo y jugaron muchos canteranos. Cuando nos vimos ahí abajo, no supimos cómo salir. Aunque lo teníamos prácticamente hecho a tres jornadas del final, donde sólo nos hacía falta conseguir un empate en dos de los partidos, no lo conseguimos. Es el peor trago de mi carrera como futbolista.

P. Usted se fue cuando descendió el equipo. Decían que estaba para volver al Madrid o fichar por el Barça. ¿Era ese su verdadero nivel?

R. Se habló mucho de ello, pero finalmente no se dio. Lo cierto es que mi nivel era alto en ese momento.

P. Marchó a la Fiorentina.

R. En Italia no se hablaba muy bien de los futbolistas españoles, pero yo encajé desde el principio. Coincidimos con un grupo de jugadores a los que les gustaba tener la pelota y con un entrenador (Montella) que daba rienda suelta a nuestro estilo de juego y fantasía, y tuve un impacto muy grande. En el primer año fui votado por los jugadores como parte del mejor once de toda la liga.

P. Acabó por ser un ídolo en Florencia.

R. Es obvio que las grandes referencias de la Fiorentina son Antognoni, Rui Costa o Batistuta. Pero sí, la gente me tiene un cariño especial tanto por lo que hice en el club como por haberme quedado a vivir en Florencia, que para ellos también es algo muy grande.

P. Y luego, ya veterano, le llega el Inter. ¿Cómo sucedió?

R. Llevaba cinco años en Italia y seguía haciéndolo muy bien, pero tuve un pequeño problema con el entonces director deportivo de la Fiorentina y decidió que yo no era un jugador apto para seguir. Entonces, en especial el míster Spalletti se interesó en mí y me llamó. Quería que fuese con él a su nueva etapa en el Inter y devolver al club la grandeza que siempre tuvo. Pasé tres años fenomenales en Milán consiguiendo todos los objetivos que teníamos marcados, volviendo a llevar al Inter a la Champions cada temporada. Fuimos parte del camino que les ha llevado a ganar el Scudetto después de tantos años y a disputar la final de la Champions la temporada pasada.

P. ¿Cómo es Spalletti de entrenador?

R. Spalletti es un entrenador especial. Tiene un carácter fuerte, pero es alguien que, a pesar de su edad, siempre quiere aprender cosas nuevas y mejorar. Lo ha demostrado durante toda su carrera y hasta el año pasado, ganando el Scudetto con el Napoli.

P. Jugó en la Liga, la Premier y la Serie A. ¿Hay diferencia real en cuanto a cultura futbolística, se juega distinto, o son sólo estereotipos?

R. Es una realidad, cada liga tiene sus características. La española está por encima desde el punto de vista técnico porque todas las canteras te hacen jugar en un estilo de juego de dar cariño a la pelota y trabajar la parte ofensiva. El campeonato inglés es muy físico, todos los jugadores van a dos mil por hora y con mucho músculo. Mientras el italiano tiene un poco de todo pero el aspecto táctico es fundamental porque todos los técnicos entrenan cada semana fundamentalmente cómo posicionarte para defender, algo que en España e Inglaterra se hace mucho menos.

P. Y en su retirada se va a jugar a un equipo de sexta división italiana. ¿Por qué razón?

R. Tengo un amigo de este club (Storico Lebowski), periodista de Florencia, que me llamó y me pidió ir con ellos. Es un club muy particular, donde los socios son los propietarios y hacen todo es su tiempo libre y de forma voluntaria. Tiene una escuela para niños gratuita, que no suele pasar por esta zona, y está muy involucrado en la parte social de la ciudad. No me lo pensé dos veces para unirme al proyecto pudiendo dar mi imagen y alguna patada a la pelota para ayudar a una historia muy bonita.

P. ¿Se pierde la diversión jugando a tan alta exigencia competitiva?

R. Lo vives desde distinto punto de vista. El fútbol amateur lo haces por gusto y llegar al profesional es un camino de muchos obstáculos, muy complicado. Tienes que tener cuidado de cada cosa que dices, haces y cómo te comportas. Y luego es un mundo más oscuro de lo que parece tras la televisión. Todo eso no es fácil de gestionar y se refleja en la alegría de cómo haces ese trabajo. Aunque una vez que llegas, intentas pasártelo lo mejor posible. Pero está claro que el amateur se vive con mucha más tranquilidad y alegría.

P. ¿Cree que tuvo una carrera adecuada a su nivel como futbolista?

R. Estoy muy contento. Quizá podía haber sido mejor en varios momentos de la carrera, pero no me arrepiento de las decisiones tomadas, siempre pensadas en lo mejor para mi familia y para mí. Tengo el respeto de la mayoría de la gente, que para mí es lo más importante.

P. ¿Es cierto que no volvería a ser futbolista?

R. Bueno, después de haber vivido lo que he tenido que vivir y sacrificar, todos los problemas que me ha dado estar dentro de este mundo, habría que poner todo en una balanza para ver si merece la pena. Cuando la gente piensa en un futbolista profesional sólo lo hace en el dinero que cobra, pero a lo mejor a mí no me merecería la pena. No lo sé, tendría que evaluarlo, sopesarlo y tomar la decisión. Puede ser que no lo hiciera otra vez, aunque tengo que decir que yo he disfrutado mucho de mi recorrido desde pequeño.