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El Barça es el camarote de Laporta: amigos, familiares, conocidos y fans
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El culto a su personalidad

El Barça es el camarote de Laporta: amigos, familiares, conocidos y fans

Amigos, familiares, conocidos y fans de Laporta blindan su proyecto aupado por la gestión de su predecesor. La marcha de Reverter deja al club con una única vía de pensamiento

Foto: Joan Laporta, en una imagen reciente. (Reuters/Albert Gea)
Joan Laporta, en una imagen reciente. (Reuters/Albert Gea)

Esta debería haber sido una semana plácida en el FC Barcelona. El triunfo incontestable del equipo de Xavi Hernández ante el Atlético les aupó, por fin, al cuarto puesto de la tabla de clasificación —plaza Champions— y se filtró que el acuerdo millonario de patrocinio con Spotify, el más importante de la historia del club, estaba a punto de firmarse. Pero el martes saltó la noticia: Ferran Reverter, el director general del Barça, había decidido marcharse tan solo ocho meses después de llegar. Los motivos de su dimisión, que se hará efectiva cuando Joan Laporta le encuentre un sustituto, son el ejemplo perfecto para explicar cómo entiende y cómo gestiona el presidente el club: amiguismo, nepotismo y un séquito de fans entre los que el debate no existe, no es tolerado. El culto a la personalidad llevado al extremo. Laporta en estado puro para lo bueno y para lo malo. Laporta, su camarote, y nada más.

Foto: Ferran Reverter, el último en dejar el club. (Reuters/Albert Gea)

La ruinosa gestión de Bartomeu que ahora investiga la Fiscalía para dilucidar si, además del desastre que es evidente, hay algún delito, le otorgó a Joan Laporta carta blanca. Él era el salvador, el presidente con el que el Barça logró los mayores éxitos deportivos, un icono, una oda a la nostalgia de los triunfantes tiempos pasados, un tipo, además, desacomplejado; más excesivo que extrovertido; el puro, el cava y el yate, el macho alfa con capacidad oratoria. Él era la ilusión perdida que volvía a conectar con el orgullo de ser culé; pura emoción.

placeholder Aubameyang, movimiento estrella del mercado de invierno. (EFE/Enric Fontcuberta)
Aubameyang, movimiento estrella del mercado de invierno. (EFE/Enric Fontcuberta)

El próximo 7 de marzo se cumplirá un año de su victoria en las urnas con un amplio margen ante Víctor Font y Toni Freixa, que ni juntando sus votos hubieran conseguido el 54,28% que consiguió Laporta. Empezó su mandato logrando los avales necesarios de madrugada en el último momento, prometiendo que la renovación de Messi lo arreglaba él "con un asado" y ni siquiera llegó a presentar a uno de sus hombres fuertes durante la campaña —el que debía ser su vicepresidente económico, Jaume Giró—, que dio la espantada aduciendo que, por compromisos familiares, se iba a vivir a Londres y es actualmente el 'conseller' de Economía de la Generalitat de Catalunya. Entró entonces Eduard Romeu de vicepresidente económico gracias al aval que aportó José Elías, presidente de Audax Renovables, empresa de la que Romeu era director general. Ferran Reverter, que ahora alega también motivos personales para abandonar el barco, llegó oficialmente el 1 de julio y desde el primer día se le presentó como el "Messi de los despachos". Pragmático, serio y con una reputación intachable, proveniente del grupo MediaMarkSaturn en Alemania, donde era el consejero delegado. Ocho meses después, se va porque no se entiende con Laporta. Ni más, ni menos.

No firma el acuerdo con Spotify

Resulta, cuando menos curioso, que Reverter presente su renuncia justo cuando estaba a punto de firmarse el acuerdo de patrocinio con Spotify del que aún bailan las cifras y las variables, pero que es el balón de oxígeno más importante para un Barça ahogado por la deuda y los desmanes en la gestión de Bartomeu y compañía. Y que lo haga nada más bajarse del avión que le traía de vuelta de Estados Unidos donde se reunió con varios inversores para conseguir la financiación necesaria para poner en marcha el llamado Espai Barça: la remodelación del Camp Nou y del Palau. Que él, el hombre de los números, el arquitecto del primer crédito con Goldman Sachs de 595 millones, no tuviera la última palabra en la negociación con Spotify fue la gota que colmó el vaso. Es evidente que algo hay en ese acuerdo que a Reverter no le parece bien y él, que tenía diseñado el plan estratégico del club hasta el 2026 para salir del hoyo, se lava las manos por mucho que se empeñe la entidad en vender su salida de forma amistosa. Es un 'ahí os quedáis' de manual.

placeholder Ferran Reverter y Joan Laporta durante una presentación. (EFE/Alejandro García)
Ferran Reverter y Joan Laporta durante una presentación. (EFE/Alejandro García)

Más allá de la lucha de egos o de disparidad de criterios, la clave para entender el funcionamiento del Barça como institución está en el carácter presidencialista del Barça de Laporta. Para uno cartesiano como el de Reverter, las maneras del presidente le deben resultan marcianas. No tenía ninguna influencia en recursos humanos donde cargos claves están ocupados por amigos y conocidos de Laporta que forman un núcleo duro impenetrable en el que los códigos no son los de la profesionalidad o el talento, sino los de la lealtad. Como Rafa Yuste, amigo de la infancia de Laporta, que es el vicepresidente deportivo, o Manana Giorgagdze, la antigua secretaria en su despacho de abogados que es ahora la jefa de Gabinete. Su hija, Paloma Mikadze, fue nombrada responsable de Estrategia Digital y su yerno también ha encontrado un puesto en el club. El código ético, los célebres valores de los que presume Laporta y el Barça son esgrimidos como argumento fundamental para descartar opciones como las de las criptomonedas que a Reverter le parecían un buen negocio; sin embargo, no son tenidos en cuenta a la hora de contratar en puestos clave a familiares, amigos y allegados. Eso por no hablar del acuerdo con Ownix, empresa vinculada a Moshe Hogeg, con el que Laporta negoció personalmente dos semanas antes de que anunciaran que se rescindía el contrato después de las acusaciones de fraude y delitos sexuales por las que Hogeg fue detenido.

Hay otros fichajes, como el de Holger Bittner como jefe del Área de Proyectos Comerciales y amigo de Rafa Yuste con el que compartía empresa, Aquipa Ibérica, de la que el vicepresidente deportivo azulgrana es el socio fundador, o el de Brian Bachner, para la dirección de la oficina de Hong Kong y amigo a su vez de Joan Oliver —el último director general del Barça en la anterior etapa de Laporta— que llevó al Reus a la ruina, por cierto.

¿Quién controla a Laporta?

Laporta tenía un margen de maniobra limitado por los avales hasta el pasado mes de enero, pero, una vez que se los ha quitado de encima, se siente libre de ataduras y dispuesto a hacer y deshacer a su manera. Que se rodee de personas de confianza es una cosa, que dirija el club sin atender a criterios profesionales, otra bien diferente. Y esta es la que preocupa ahora porque, aunque todo el mundo entiende que un club de fútbol no es un grupo de distribución de electrónica, la clave está en que el séquito laportista difícilmente le llevará la contraria. La pregunta de quién controla a Laporta no tiene respuesta. Su acercamiento a Tebas, por ejemplo, que señaló a Reverter cuando el Barça no firmó el acuerdo con CVC que LaLiga impulsaba y que desbarató la renovación de Messi, no encontrará ahora ningún freno.

Foto: Messi y Dembélé celebran un gol en un partido del Barcelona. (EFE/Biel Aliño)

La inestabilidad institucional no es una anécdota en un club como el FC Barcelona y está por ver qué sucede, por ejemplo, con el vicepresidente Eduard Romeu, que es un verso libre dentro del conglomerado de amigos y allegados. El club está en un momento estratégico vital para su supervivencia y crecimiento, y el principal ejecutivo se larga porque no está de acuerdo con el que lo preside a su antojo y se ha encargado, además, de que sean bien visibles sus desavenencias haciéndolo público justo antes de que se firme el acuerdo con Spotify. El proyecto, el plan, la hoja de ruta, queda herido de gravedad mientras los fans acérrimos de Laporta siguen defendiéndole a capa y espada, porque el culto a la persona que con tanto mimo se encarga de regar el propio presidente los ciega. Incluso se ha pretendido reducir la actual crisis a una divergencia sobre el modelo de propiedad del club en la que Laporta es 'el bueno' que lucha para que siga siendo de los socios, y Reverter ‘el malo’ que pretendía arrebatárselo y conducirlo, poco a poco, hacia una sociedad anónima. Del "Messi de los despachos" al malo de la película en un pispás.

El Barça se está convirtiendo en un campo de minas en el que los matices y los debates sobre la gestión y el modelo no existen. Es 'el conmigo o contra mí' elevado a la máxima potencia y personificado en la figura de Joan Laporta. Sus seguidores en las redes sociales no dejan títere con cabeza y persiguen, señalan y acosan a los que se atreven a expresar cualquier duda al respecto, lo que no dejaría de ser una anécdota si no fuera porque el debate desde dentro del propio club no solo no se promueve, sino que va cayendo como fruta madura ante un sol achicharrante. Mientras, el fichaje de Haaland vuelve a aparecer en las portadas de los diarios deportivos catalanes. Porque no hay nada mejor que distraer al personal mientras ni siquiera se sabe quién será el próximo director general del club que comulgue con todo lo que diga Laporta… y compañía. Un camarote privado, exclusivo, y con un derecho de admisión muy reducido.

Esta debería haber sido una semana plácida en el FC Barcelona. El triunfo incontestable del equipo de Xavi Hernández ante el Atlético les aupó, por fin, al cuarto puesto de la tabla de clasificación —plaza Champions— y se filtró que el acuerdo millonario de patrocinio con Spotify, el más importante de la historia del club, estaba a punto de firmarse. Pero el martes saltó la noticia: Ferran Reverter, el director general del Barça, había decidido marcharse tan solo ocho meses después de llegar. Los motivos de su dimisión, que se hará efectiva cuando Joan Laporta le encuentre un sustituto, son el ejemplo perfecto para explicar cómo entiende y cómo gestiona el presidente el club: amiguismo, nepotismo y un séquito de fans entre los que el debate no existe, no es tolerado. El culto a la personalidad llevado al extremo. Laporta en estado puro para lo bueno y para lo malo. Laporta, su camarote, y nada más.

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