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El presidente Bartomeu se ve capaz de echarle un pulso a Messi
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Continúa la implosión del Barcelona

El presidente Bartomeu se ve capaz de echarle un pulso a Messi

El máximo dirigente del club culé quiere retar al mito argentino en una negociación sobre una salida pactada que salve su figura del desastre

Foto: Bartomeu y Messi, tras firmar el nuevo contrato en noviembre de 2017. (Reuters)
Bartomeu y Messi, tras firmar el nuevo contrato en noviembre de 2017. (Reuters)

El día después del burofax en el que Leo Messi comunicó al FC Barcelona que se quiere ir fue un día típico de resaca. Primero, la incredulidad y las dudas sobre qué pasó ayer exactamente, para después ir pasando la jornada como buenamente se pueda mientras uno se organiza. Josep Maria Bartomeu estaba tocadísimo anímicamente el martes, eso dijeron desde el club, pero tras superar el 'shock' inicial, la estrategia del presidente azulgrana es echarle un pulso a Leo Messi. Tal cual: Bartomeu se ve capaz de retar al mito. No es que tenga esperanzas de que se quede, de convencerle, de hacerle recapacitar; es una negociación. Y como Messi fue el que envió el burofax, ahora el presidente espera a que realice el próximo movimiento y explique por qué se quiere marchar y a partir de ahí pactar con él. Y si Leo se equivoca, se impacienta, mejor.

La salida de Messi del Barça podría dar lugar a una batalla judicial

Bartomeu tiene intención de hablar directamente con el jugador, cosa que no logró hacer después del 2-8 en Lisboa. Pese a las señales, los mensajes que emitía el jugador y su disgusto, el máximo dirigente azulgrana admitió en Barça TV que no se había comunicado con él sino con su padre, Jorge Messi. Desde el Barça, la consigna es que el presidente intentará convencerle de que siga al menos la temporada que le queda, pero a estas alturas nadie apuesta un euro después de que los abogados de la estrella enviaran el burofax con el consentimiento, obviamente, del jugador. Pensar que es un calentón, una rabieta, un berrinche que tal y como vino se va, es de ingenuos. Messi ha tomado la decisión y se quiere marchar, por lo que sus abogados le aconsejaron que la primera medida era enviar un burofax. Y así lo hicieron. Sería milagroso que el argentino se entendiera justo ahora con un presidente al que no soportaba hasta antes de ayer.

Estrategia de negociación

Como Bartomeu es el presidente, y acaba de dimitir Éric Abidal (con el que Messi se enfrentó públicamente), al que le tocó ayer dar la cara fue a Ramón Planes, el nuevo secretario técnico, que lleva en el cargo desde hace exactamente una semana. Es lo que tiene desmantelar cada dos por tres la parcela deportiva, que no hay nadie con presencia, con autoridad, con liderazgo, que dé una imagen digna del Barça como club.

placeholder Trincao y Bartomeu posan durante su presentación como nuevo jugador del FC Barcelona. (EFE)
Trincao y Bartomeu posan durante su presentación como nuevo jugador del FC Barcelona. (EFE)

Planes, en la presentación de Trincao, tuvo que apechugar con las preguntas sobre el astro. Y dijo: “No contemplamos la salida de Messi a nivel contractual porque queremos que se quede. Pensamos en construir el futuro del Barça al lado del mejor jugador del mundo. Estamos haciendo un trabajo interno para convencer a Leo. Messi y el Barça son un matrimonio que se ha dado mucho y queremos que siga adelante. No podemos hacer de esto una disputa entre el Barcelona y Messi”. La estrategia de negociación está clara: el Barça cuenta con Messi, el Barça no negocia, ni vende ni le dará la carta de libertad. Eso, por supuesto, de puertas para afuera. Le dan por perdido y saben que, ahora mismo, han perdido también el favor de la opinión pública, así que optan por quedarse agazapados confiando en que Leo cometa un error, que se pronuncie y se vuelque la tortilla. Sobre todo, después de saber que el City de Guardiola es el objetivo número uno del argentino.

Messi habló con Guardiola

Catalunya Ràdio adelantó el martes por la noche que Leo Messi había contactado con Pep Guardiola la semana pasada para transmitirle la ilusión que le haría jugar allí. Él llamó a Guardiola y no al revés. Su fichaje es complejo, ya no solo por el asunto de la cláusula, sino por su ficha. 100 millones de euros no son fáciles de encajar en la estructura de ningún club, por muy rico que sea, porque hay unas reglas y la masa salarial no se les puede ir de las manos. Así que si el City quiere fichar a Messi, tendrá que aligerar carga.

Aficionados del Barça se cuelan en el Camp Nou para protestar contra la posible salida de Messi

Para un culé, ver a Messi y Guardiola en otro equipo que no sea el Barça es una puñalada en el corazón, por mucho que el técnico no genere el mismo consenso que el delantero, pero eso precisamente también puede ser un arma que Bartomeu pretende utilizar. Si Leo quiere irse al City de Pep, que lo diga. Y si no, mientras, seguirá jugando al vamos a intentar convencerle, al tiene contrato y al no le vendemos.

Por otra parte, TyC Sports, que adelantó la noticia del burofax, también informó este miércoles de que Messi no se declarará en rebeldía mientras se solucione la papeleta. Es decir, que el domingo acudirá a las pruebas PCR con el resto de la plantilla del Barça y el lunes al primer entrenamiento de Koeman. Es la guerra y todos están jugando sus cartas, pero entre tanto movimiento estratégico, se les está olvidando que la decisión de Messi ya está tomada y quiere marcharse. Y que para conseguirlo ha sido capaz de comportarse de manera gélida y enviar un burofax al club de su vida, al que tantas veces declaró su amor, así que la partida parece perdida de antemano y el resto son tejemanejes.

El día después del burofax en el que Leo Messi comunicó al FC Barcelona que se quiere ir fue un día típico de resaca. Primero, la incredulidad y las dudas sobre qué pasó ayer exactamente, para después ir pasando la jornada como buenamente se pueda mientras uno se organiza. Josep Maria Bartomeu estaba tocadísimo anímicamente el martes, eso dijeron desde el club, pero tras superar el 'shock' inicial, la estrategia del presidente azulgrana es echarle un pulso a Leo Messi. Tal cual: Bartomeu se ve capaz de retar al mito. No es que tenga esperanzas de que se quede, de convencerle, de hacerle recapacitar; es una negociación. Y como Messi fue el que envió el burofax, ahora el presidente espera a que realice el próximo movimiento y explique por qué se quiere marchar y a partir de ahí pactar con él. Y si Leo se equivoca, se impacienta, mejor.

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