Los diez minutos de João Félix que cuestionan el catecismo de Simeone
El jugador portugués transformó al equipo entre el minuto 60 y el 70. La suplencia de un futbolista de 120 millones de euros en favor de Diego Costa plantea dudas sobre la capacidad de Simeone para adaptar su manual a propuestas innovadoras
En Lisboa, la ciudad maldita del Atlético, a su hijo pródigo João Félix le pasó como al actor de teatro que se quedó a oscuras por un apagón eléctrico el día de su primer estreno. Después de esperar una hora a que le permitieran participar del espectáculo, modificó completamente el encuentro en diez minutos deslumbrantes y tuvo no sólo el talento de provocar la única jugada verdaderamente luminosa del Atleti en todo el partido, sino (más relevante aún) la personalidad de reclamar el balón, a sus 20 años, y tirar un penalti de los que pueden marcar una carrera.
Ya ningún periodista podrá meter al exjugador del Benfica en el grupo de los Hazard y compañía que han defraudado expectativas esta temporada. Durante esos diez minutos que condujeron al empate (y en menor medida los quince siguientes, hasta el gol de Adams), João Félix no hizo sino aumentarlas: fue el líder fugaz del Atlético del futuro, el Kaká de unos utópicos y felices años veinte, inmune a la prisa, sin velocidad excesiva pero imparable, un '10' a la antigua usanza que aportó además gol en un día grande.
La mirada extraviada del portugués de 20 años después del partido era la del ángel caído. En la banda, su entrenador miraba al campo paralizado, los ojos humedecidos. Simeone no parecía emitir señales de lamento por la mala fortuna del rebote en el 2-1. Parecía conmovido por la derrota colectiva y personal, preguntándose quizá por qué había dejado a un jugador de 120 millones de euros en el banquillo para confiar en Diego Costa, privando a su equipo del único futbolista (junto a Carrasco) que sabía crear peligro y conservar la pelota, desactivando así al Leipzig (en lugar de correr todo el partido detrás de una pelota que jamás permanece más de dos segundos en el mismo par de botas).
"Tenemos que reflexionar"
Koke compareció ante las cámaras sobre el césped del estadio José Alvalade cuando terminó el partido. El capitán del Atlético, muy serio, exhibió una sinceridad dirigida: "Han sido mejores en todos, tenemos que reflexionar". Después fue Saúl, otro líder del equipo, el que hizo declaraciones: "El equipo rival ha sido superior en muchas fases del partido. Han entendido muy bien el partido. Han creado superioridades en muchas zonas del campo".
Para un equipo tan compenetrado y solidario como el Atlético, llama la atención la disparidad entre estas palabras y las del 'Cholo' Simeone minutos después: “Dimos todo lo que teníamos”, repitió el técnico argentino. "Ha sido un año durísimo [...] Un año durísimo, muy largo, luego tuvimos la cabalgata de volver a estar en Champions, con mucha presión, muy dura... Setenta días parados, y otra vez volver a empezar, luego otra vez parados, y volver a empezar [...] Ahora tenemos que levantar la cabeza y a volver a prepararnos para el año que viene".
Simeone dijo que le "gustó el rival, decidido, con vitalidad, entusiasmo, frescura”. Hizo alusión (sorprendentemente) a su dureza. "Hicieron 20 fouls", se quejó, "cortaban muy bien el juego". En ningún momento hizo alusión a su posible inferioridad futbolística, o al hecho de haber sido en otras épocas un equipo de 20 faltas y pelea cuerpo a cuerpo. El periodista de Movistar Plus le comentó entonces que tanto Koke como Saúl habían reconocido la clara superioridad del juego rival. Simeone lo negó, respondió les habían ganado en intensidad. (O sea, en su propio territorio). "No teníamos más", insistió Simeone. "Lo dimos todo, los futbolistas lo dieron todo".
Si el factor diferencial, como sugirió Simeone, no había sido el juego sino el ritmo, la frescura, el poderío, las faltas, cabe recordar que el Leipzig jugó sin su gran estrella de la temporada, Timo Werner (34 goles), traspasado al Chelsea hace unas semanas, mientras que Simeone se reservó un banquillo con nombres como Morata, Vitolo, Lemar o el propio João Félix.
"Ahora toca levantarse"
El partido deja muchas lecturas en una temporada tan atípica como esta. La principal es que la estrella apagada del equipo apareció el día grande y que durante diez o veinte minutos el Atlético del futuro fue el de João Félix. El rostro lívido de Simeone al acabar el partido pertenecía a las noches "que duelen", como dijo Saúl: "Teníamos esperanzas". Por primera vez, las palabras "lo dimos todo, no pudo ser, ahora toca levantarse" sonaron un punto añejas. Del mismo catecismo inamovible del que sale la alineación de Costa en Lisboa. Al menos el 'Cholo' tuvo la nobleza de no mencionar el balón que rebotó en Savic; al fin y al cabo, aquella noche en Anfield, antes del confinamiento, el Liverpool tiró 35 veces a puerta y el Atlético 10. El fútbol es un deporte caprichoso, pero a la larga termina haciendo justicia.
En Lisboa, la ciudad maldita del Atlético, a su hijo pródigo João Félix le pasó como al actor de teatro que se quedó a oscuras por un apagón eléctrico el día de su primer estreno. Después de esperar una hora a que le permitieran participar del espectáculo, modificó completamente el encuentro en diez minutos deslumbrantes y tuvo no sólo el talento de provocar la única jugada verdaderamente luminosa del Atleti en todo el partido, sino (más relevante aún) la personalidad de reclamar el balón, a sus 20 años, y tirar un penalti de los que pueden marcar una carrera.
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