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¿Qué pasa con Pione Sisto? El enigmático futbolista del Celta al que nadie entiende
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"Va al revés del mundo", dijo Iago Aspas

¿Qué pasa con Pione Sisto? El enigmático futbolista del Celta al que nadie entiende

El danés volvió este martes a los entrenos ochos días después que sus compañeros. Ni club ni jugador explicaron las razones. En el Celta están molestos. Se saltó el estado de alarma en marzo

Foto: Pione Sisto, a su vuelta a los entrenamientos este pasado martes con el Celta. (EFE)
Pione Sisto, a su vuelta a los entrenamientos este pasado martes con el Celta. (EFE)

Cuatro años después de su aterrizaje en Vigo, Pione Sisto sigue siendo un enigma por resolver. Para su club, pero también para sí mismo. El jugador danés esquiva rivales sobre el césped a la misma velocidad que acumula problemas. "Va al revés del mundo, solo le falta llevar el volante al otro lado", apuntó Iago Aspas, capitán celeste, el pasado febrero. Este martes, ocho días más tarde que sus compañeros, Sisto regresó a los entrenamientos con el Celta. No despejó el motivo de su ausencia, aunque aseguró estar "muy contento" por volver a las instalaciones de A Madroa tras el parón. "No tengo problemas. Es un asunto que debemos resolver entre el club y yo", dijo a su llegada, vestido de calle, cuando en teoría el protocolo indica que los jugadores deben asistir a las prácticas con la ropa de entrenamiento ya puesta.

El extremo realizó, tras ser sometido a un examen de temperatura, un primer entrenamiento grupal y, posteriormente, otro individual junto al preparador físico. Pese a que cuenta con la confianza de su entrenador, Óscar García, en el Celta no ocultan su profundo malestar, pues el jugador acumula un buen numero de episodios antidisciplinarios. "Sucedió algo y tengo que resolverlo con el club", explicó. Carlos Mouriño, presidente, le acusó hace días de "no colaborar" para resolver "un problema" no especificado. Ese delantero "supersimpático, pero peculiar" al que se refería Aspas tiene hoy más papeletas que nunca para salir del Celta, pese a que su contrato expira el año que viene. Su precio de mercado ha bajado de los 15 a poco menos de 5 millones en apenas dos años. Desde el club están cansados de su irregularidad y solo la crisis desatada por el virus podría retenerle una temporada más en Galicia. Sisto se ha ganado a pulso estar en la palestra por irresponsable.

placeholder Pione Sisto y Iago Aspas, durante un partido del Celta contra el Levante. (EFE)
Pione Sisto y Iago Aspas, durante un partido del Celta contra el Levante. (EFE)

Se saltó el estado de alarma

Y es que a sus inverosímiles retos como pasar 21 días alimentándose únicamente de fruta (que le repercutió negativamente en el campo) o limpiar su cuerpo de mucosas- según él las culpables de todas las enfermedades del mundo- a base de bebidas de jengibre, se le unió el pasado mes de marzo la madre de todas las polémicas. Porque el futbolista viajó junto a su hermana, en pleno estado de alarma, desde Vigo a Dinamarca. Un viaje que hizo por carretera, en su coche particular, sin el correspondiente permiso del club y saltándose todas las medidas impuestas por las autoridades sanitarias. 3.000 kilómetros de ruta. Pione no respondió durante esos días a las llamadas del cuerpo técnico y cuando varios responsables de la entidad se acercaron a su casa preocupados se encontraron la parcela cerrada. Allí no había nadie.

Sisto dio por finalizada la cuarentena y escapó de manera premeditada hacia su país. Por supuesto, su imprudente acto tuvo consecuencias y el Celta le impuso, hace pocos días, 60.000 euros de multa, la más alta de toda su historia. El propio futbolista afirmó, aún en Dinamarca, que se había marchado sin avisar porque sentía que tenía que estar junto a su familia y que cumpliría con el castigo que se determinara. Un castigo ya ejemplar que, sin embargo, no parece que vaya a acabar con los problemas. Sisto ha experimentado un proceso de introspección enorme durante su estancia en España. Estos últimos años se ha aficionado a la filosofía. No habla español, mal que también se le achaca, pero sus reflexiones existencialistas en redes han dejado perplejos a sus compañeros, que dan cuenta de su transformación.

placeholder Pione Sisto se lamenta de una oportunidad perdida en un partido de Europa League. (EFE)
Pione Sisto se lamenta de una oportunidad perdida en un partido de Europa League. (EFE)

Sensible y solitario

Noches en vela, largos paseos de madrugada y llamadas a horas intempestivas a miembros del club... sus dinámicas no dejaban de sorprender. A principios de esta temporada, el propio futbolista reconocía haber pasado ciertas dificultades personales, incluso se ausentó de un par de entrenamientos, que parecen estar ligadas a la presión de la grada, que lógicamente le exige sabedora de su calidad. No es el único motivo, la ausencia de sus seres queridos también le afecta. Sisto es una persona sensible y solitaria, que rara vez hace actividades en común con el resto de la plantilla y que recibe pocas visitas en Vigo. Durante sus dos primeros años en la ciudad se asentó en el once inicial, pero luego pareció desentenderse. Los vaivenes del equipo tampoco le ayudaron. Tras el Mundial de Rusia del 2018 fue desapareciendo de los planes de Juan Carlos Unzué, Miguel Cardoso y Fran Escribá (también dejó de ir con su Selección) dado su extraño comportamiento. "Le falta autoexigencia", llegó a reprocharle este último.

En noviembre, la llegada de Óscar García le impulsó de nuevo, pero el parón por el coronavirus y su fuga en pleno estado de alarma le ha vuelto a poner en la picota. Al danés, que nació en Sudán del Sur, se le acaba el tiempo para demostrar algo más que condiciones. El 6 de mayo se sometió a los test anticovid como toda la plantilla, pero no retomó los entrenamientos en fecha y hora por motivos aún desconocidos. Ya está de vuelta y tendrá que emplearse a fondo para ponerse a la altura del resto. Su papel como agitador, fundamental para las aspiraciones del Celta, que busca salvar la categoría tras otro año difícil en el que en principio se miraba hacia Europa con ilusión.

Cuatro años después de su aterrizaje en Vigo, Pione Sisto sigue siendo un enigma por resolver. Para su club, pero también para sí mismo. El jugador danés esquiva rivales sobre el césped a la misma velocidad que acumula problemas. "Va al revés del mundo, solo le falta llevar el volante al otro lado", apuntó Iago Aspas, capitán celeste, el pasado febrero. Este martes, ocho días más tarde que sus compañeros, Sisto regresó a los entrenamientos con el Celta. No despejó el motivo de su ausencia, aunque aseguró estar "muy contento" por volver a las instalaciones de A Madroa tras el parón. "No tengo problemas. Es un asunto que debemos resolver entre el club y yo", dijo a su llegada, vestido de calle, cuando en teoría el protocolo indica que los jugadores deben asistir a las prácticas con la ropa de entrenamiento ya puesta.

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