El reincidente caso de Pablo Sarabia para volar del Sevilla

Pablo Sarabia tiene al Sevilla con las orejas tiesas y el ceño fruncido. El futbolista madrileño, cuyos números no alcanza ningún jugador español, sabe muy bien que el fútbol es cuestión de rachas y la suya ha crecido como la espuma del mejor champán. Entra en la última temporada de su contrato (finaliza en 2020) y su cláusula de rescisión es accesible (18 millones). El pesimismo se pasea por las aceras de Nervión. Sarabia tiene sellada su boca, pero su futuro se asoma lejos de Sevilla. Quizás París, tal vez el Calcio o la Premier. Monchi no quiere arrojar la toalla, pero sabe que el asunto se tiñe cada vez más oscuro. El director deportivo fichó al jugador por un precio ridículo (400.000 euros) y ahora teme que Sarabia repita la misma fórmula.

El último contacto que tuvimos con Monchi fue a las 20:05 de ayer. Y nos dio la misma respuesta que nos lleva dando desde hace más de un mes: "No hay ninguna novedad", aseguró el dirigente sevillista, que trata por todos los medios de convencer a un futbolista que ha sido fundamental en el Sevilla en las últimas tres temporadas y que, al menos de momento, tiene cerrados los oídos a los argumentos de Monchi y de Julen Lopetegui, flamante entrenador del Sevilla para las próximas temporadas y que le ha llamado para convencerle de que será una pieza clave en los esquemas de su equipo. El madrileño escucha a todos, pero no responde y se limita a enviar las sugerencias a su nuevo agente, Pablo Barquero, que se hizo cargo tras la ruptura del futbolista con Ginés Carvajal, el hombre que le llevó sus asuntos desde juveniles. En el Sevilla ya comienzan a pensar que el futuro de Sarabia se dibuja lejos de Nervión.

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Sus números

Pablo Sarabia, con números de jugador 'top', disputó el último curso un total de 52 partidos, marcó 23 goles (13 en Liga) y repartió 17 asistencias. Ningún futbolista español se acerca a sus cifras, y su valor en el mercado alcanza los 40 millones de euros, 22 más que cláusula de rescisión.

En los últimos días se ha hablado de una oferta en firme del París Saint-Germain, cuyos ojeadores han alertado al entrenador Thomas Tuchel de la joya que ofrece el mercado, un futbolista que refrescaría el lujoso vestuario parisino y que, con la lesión de Neymar y la posible salida de Cavani, tendría un protagonismo de cierta relevancia. También en Italia se hacen ilusiones con el concurso de Sarabia: el Nápoles de Carlo Ancelotti, que ya pescó en tierras sevillanas con el bético Fabián, ve a Sarabia como alternativa muy sólida a otro español, Callejón.

En España, el coto parece haberse cerrado, al menos no le interesa en demasía al madrileño, deseoso de probar apasionantes experiencias en el extranjero, convencido de atraer más la atención de Luis Enrique, que de manera incomprensible ha obviado la presencia de Sarabia y se ha decantado por futbolistas con una temporada ruinosa como Isco o Marcos Asensio.

Objetivo de Monchi

En el Sevilla solo queda esperar. Nada más aterrizar en el club, Monchi fue directo al futbolista y sin rodeos le preguntó cuál era su intención, si se encontraba a gusto en el club. La respuesta del madrileño le hizo sonreír. En una entrevista a El Confidencial, el director deportivo sevillista confesó su esperanza de que Sarabia siguiera por más tiempo en el club nervionense, "porque si dos tienen la misma intención, todo es más fácil". Monchi trata por todos los medios de que Sarabia (su agente), al menos se siente a negociar y escuche las últimas ideas, tales como seguir al menos un año más en el Sevilla, ganar un dinero importante (el que más en el plantel) y subir la cláusula hasta una cifra acorde con su categoría. De momento, agua. Parece ser que el barco de Sarabia ha virado de rumbo en las últimas semanas y se aleja peligrosamente del Sánchez Pizjuán.

El futbolista, que fue visto en la romería del Rocío este fin de semana, ya tiene decidido el lugar donde quiere estar las próximas temporadas. Sarabia llegó al Sevilla procedente del Getafe tras el descenso del club azulón. El futbolista se acogió a lo pagado por el Sevilla para poner en su nuevo contrato una cláusula de nivel bajo (18 millones, que son 22 en los últimos diez días del final de cada ventana de mercado). El Sevilla, que lleva intentando renovar al futbolista desde febrero de 2018, aunque con obvios matices, está viendo cómo el jugador está a punto de realizar una jugada parecida a la que utilizó con los del sur de Madrid.