Bailando en Carnaval: así se recupera Neymar de su lesión

Neymar se mete en un lío con su aparición en el Carnaval de Salvador de Bahía. Bailando, en el sambódromo, tres días después de dejar las muletas, moviendo el cuerpo a todo ritmo, agarrado a la barandilla, rodeado de amigos, comiéndose a besos a su nueva novia, en un palco vip de una marca de cervezas… Todo lo que le sucede a Neymar en el último mes y medio es un disparate. Se marchó a Brasil con permiso limitado del Paris Saint Germain para seguir con la rehabilitación de la lesión en el quinto metatarsiano del pie derecho con la excusa de siempre. Es un niño que necesita mimos. El Paris Saint Germain lo está malcriando hasta que llegue el día que se arrepienta y tire la toalla con un chaval descentrado por su entorno, sus vicios y sus privilegios. Más pendiente por estar de fiesta que de demostrar en el césped que un día será Balón de Oro o hará campeón de Europa a su equipo o del mundo a su selección.

Así se recupera Neymar en Brasil. Le han pillado en el Carnaval. Unas imágenes que le hacen daño y desprestigian por su poca profesionalidad. Que dejan en muy mal lugar al club francés. No hay una autoridad que sea capaz de meter en cintura al fichaje más caro de la historia del fútbol –222 millones de euros–. Ni el presidente –Nasser Al Khelaifi– ni el entrenador —Thomas Tuchel– pueden frenar la versión juerguista. Al chico, no tan jovenzuelo –27 años–, le falta madurez y alguien que le castigue. No lo van a hacer en el Paris Saint Germain porque, muy probablemente, nunca habría conseguido sacar al brasileño del Barcelona si no aceptara todos sus caprichos o amenazaría con irse. ¿Pero quién qiuere a este Neymar?

Al PSG se le ha ido de las manos. Se pensaban los qataríes que compraban una joya y con ella serían la envidia del resto de clubes. Nada más lejos de la realidad. A Neymar hoy pocos clubes serios y con un severo reglamento de régimen interno le querrían. Un futbolista que descontrolado, fiestero y sin compromiso. En el último mes ha celebrado, por todo lo alto y televisado por las redes sociales, el cumpleaños de su hermana en París y se le ha visto por Barcelona en un festival de póker. Ahora se salta la norma del PSG con el Carnaval. Iba a Brasil para diez días y ha incumplido el permiso. Tendría que estar ya en Francia para seguir con su rehabilitación y la última imagen es el bailoteo en el Carnaval. Un auténtico despropósito.

Prioridad a sus fiestas

El Paris Saint Germain se juega el próximo miércoles la clasificación para los cuartos de final de la Champions contra el Manchester United. En Old Trafford nadie echó de menos a Neymar. La victoria del equipo parisino –que tampoco contó con la presencia de Cavani– engrandeció a Mbappé y el planteamiento de equipo colectivo. El triunfo más sonoro del Paris Saint Germain desde que llegó Neymar se produjo sin el brasileño. Preocupado por esas fechas en sus actividades extra profesionales y festivales, pese a que inunde sus redes sociales con trabajos de recuperación en piscina y gimnasios. Neymar, después de verle darlo todo en el Carnaval, no es poco creíble. No engaña.

Está tomando el pelo a los jeques y deja en mal lugar a su entrenador, que poco o nada pinta en la gestión de los caprichos, promesas y privilegios que le otorga el club. Unai Emery se limitaba a decir que era un buen chico y transmitía alegría. Poco más podía comentar el entrenador español que tuvo que tragar con las imposiciones de un jugador que chocó con Cavani para ser el lanzador de las faltas y los penaltis. Esos gestos de mal compañero se lo reprochó su propia afición y fue pitado por el Parque de los Príncipes. Los jeques miran para otro lado y aseguran que hay Neymar para rato en París. Lo que no se atreven a decir es lo que ve todo el mundo. Neymar está fracasando desde que se fue del Barcelona.